La actual situación del presidente Manuel Zelaya, sitiado en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, junto a otros 300 hondureños y hondureñas, entre los cuales se encuentran niños que acompañan a sus familiares, evidencia una protesta desesperada ante la indiferencia y el cinismo de lo que conocemos como "democracia" burguesa. ¿Qué están defendiendo ellos? Sus derechos a la vida, la justicia y la paz. Y ¿qué dicen defender los usurpadores golpistas que los asedian con tropas, corte de abastecimiento de agua, alimentos, electricidad, y otros servicios? La explotación del pueblo hondureño, el subdesarrollo y la sumisión a una potencia militar extranjera.
Ya han pasado más de 24 horas desde el inicio de este nuevo gesto de acercamiento de Zelaya para negociar con los que detentan el poder por la fuerza bruta en Honduras. La única respuesta ha sido: más detenidos, aumento de la represión contra la protesta popular, y un rotundo ¡no! en la práctica, para cualquier negociación con nacionales o representantes de organismos internacionales que pretendan restablecer la situación constitucional en el país, donde tenga participación el presidente Zelaya.
¿Qué pasará en Tegucigalpa en las próximas horas? Si nos atenemos a los hechos que se han desarrollado durante 90 días, desde la fecha del golpe de estado y la expulsión arbitraria del presidente constitucionalmente electo del país, y su sustitución por un "gorila", que copia al pie de la letra el estilo terrorista de Augusto Pinochet, esperamos: la reiterada negativa a escuchar las voces de los presidentes latinoamericanos que en nombre de la democracia desde el podio de la ONU exigen que se respeten los acuerdos de la OEA y las leyes internacionales que determinan la inmunidad de una sede diplomática.
Los que sustentan militarmente este régimen de facto, como la gatica de María Ramos "que tira la piedra y esconde la mano", "comentarán" diplomáticamente su descontento contra el usurpador y criminal "Goriletti", quien no es más que un monigote temeroso manipulado por la oligarquía local, el Pentágono y el Departamento de Estado de los EUA.
Solamente el miedo inspira a los generales golpistas hondureños para continuar defendiendo, por la fuerza bruta, reitero, una posición absurda, sin punto de retorno a esta altura, cuya responsabilidad criminal saben que tendrán que enfrentar por sí solos (sin el respaldo moral de los gobernantes de EUA), ante su pueblo y el mundo, en el caso de ceder ante los justos reclamos de Manuel Zelaya y de la mayor parte de los hondureños que lo siguen, aún a costa de sus propias vidas y las de sus familiares.
Una vez más la Historia acusa y acusará a esos criminales golpistas, a las fuerzas armadas que los apoyan sin resistirse a cumplir órdenes que van contra la vida de sus compatriotas y contra los derechos humanos enarbolados una y otra vez, sin efecto alguno para defender la dignidad y la vida de quienes se les oponen por lo que ocurre en Honduras, y continuará sucediendo en las próximas horas. También deben ser juzgados e inculpados mundialmente quienes no les retiran el apoyo material que hace posible que los golpistas, sin ningún pudor, hagan declaraciones ilegales, sin base constitucional alguna, y pongan sus caras cínicas ante las cámaras de televisión o de video de ciertos medios, que más que informar intentan confundirnos con sus noticias y encuestas insidiosas.
La única alternativa verdaderamente democrática, que responde al interés del pueblo hondureño es reinstaurar a Manuel Zelaya en la presidencia, y acabar definitivamente con la violencia golpista en Honduras.
La Habana, jueves, 24 de septiembre de 2009.