Cuba

Una identità in movimento

Seminario sobre la Nueva Trova Cubana: palabras de apertura de Silvio Rodríguez

Silvio Rodríguez



Me toca darles un pedacito de bienvenida a todos los que estarán en el curso de verano que hoy inauguramos. Lo hago gustoso porque creo que será una buena forma de invertir el tiempo: enterándonos y enterando, intercambiando noticias interesantes.

Miro a mi alrededor y veo a viejos amigos, a personas entrañables, algunas excelencias de nuestra cultura. Les doy gracias por tonificarnos, por su reconocimiento a la utilidad y el esfuerzo de esta propuesta. Asimismo veo rostros nuevos, expectantes, lo que también vigoriza, porque quiere decir que la familia crece.

Esta no es la primera vez que se estudia la trova y por supuesto tampoco va a ser la última. Un buen recordatorio de no estar inventando nada, gracias a sus estudios o menciones, nos lo han legado Alejo Carpentier, Argeliers León, María Teresa Linares, Danilo Orozco, Alberto Muguercia, Odilio Urfé, Lino Betancourt, Guillermo Rodríguez Rivera, Jesús Gómez-Cairo, Clara Díaz y muchos otros. También los Festivales de la Trova de Santiago de Cuba, o los de la Nueva Trova en cualquier región del país, nos dejaron en la memoria que siempre, entre canción y canción, hubo un momento para intercambiar pareceres. Sin embargo esta es la primera vez que la trova entra a este recinto universitario como materia oficial de estudios y eso compromete a este curso en cuanto a rigor y calidad.

Hace más de 20 años Luis Rogelio Nogueras y Víctor Casaus escribían, refiriéndose a la generación de la nueva trova:

Algunos de sus integrantes han declarado que, en el aspecto musical, heredaron determinados modos del filin […]; en otro sentido, se proclaman continuadores de la llamada trova tradicional. Esta última herencia, sin embargo, no ha sido fijada con precisión por los críticos, y se nos revela de modo espontáneo en estos puntos coincidentes: el uso de la guitarra, instrumento de más fácil adquisición y transportación; ciertos tópicos temáticos; una marcada inclinación hacia el contacto directo con el auditorio […].

A estas certeras observaciones se podría agregar que tampoco se han escrito trabajos que demuestren cómo el filin resulta heredero de la trova que le antecedió. Y es que respecto a la trova, en general, falta un análisis que científicamente demuestre aquello que los trovadores de todas las épocas hemos afirmado alguna vez: que la trova es una sola. Y ¿por qué es una sola?, cabría preguntarse. ¿Solamente porque todos hemos usado la guitarra? Y ¿esto quiere decir que la guitarra es lo indispensable para identificar a un trovador, o es que se puede ser trovador desde otros instrumentos? Y si se puede ser trovador desde otros instrumentos, entonces ¿qué es lo que identifica a un trovador? ¿Cómo se sabe cuando estamos en presencia de la trova? ¿Acaso es sólo una forma de asumir la estética, o la ética tiene también algo que ver con la condición de trovador? ¿Qué cosa es, en fin, la trova?, o ¿qué fue cuándo nació, en qué se fue transformando en posteriores etapas y qué resulta ser en nuestros días?

Antes que nada vamos a declarar que nos han nutrido todos los documentos y testimonios anteriores y que mañana aspiramos a contribuir, como punto de referencia, a nuevas profundizaciones. Pero no sería justo omitir que nunca antes se han reunido tantos especialistas e investigadores con el afán de contar la historia de toda la trova y de dar una explicación? o varias? de su existencia y sus significados.

Quienes elaboraron el programa de conferencias y mesas redondas no pretendieron establecer límites y mucho menos ser definitivos en algún aspecto. Los temas están lanzados a partir de ideas titulares, pero aspiramos a que al final de cada exposición haya preguntas y, si son necesarios, también debates. Aún así, desde ahora quiero llamar la atención sobre que sólo disponemos de cinco días. Tomando en cuenta que el Big-Bang costó dos días más, por más que lo intentemos no vamos a poder completar la creación, así que tendremos que conformarnos con un acercamiento a la materia. Respecto al espíritu, creo hablar por todos al afirmar que nos animan sobre todo dos cosas: primero que estas jornadas sirvan como homenaje a los trovadores olvidados de todos los tiempos, y segundo el deseo de saber. Queremos saber cuanto sea posible sobre la actividad trovadoresca. De aquí queremos salir con una visión coherente de por qué y cómo cada época ha tenido su trova; qué hay de común y qué de diferente entre todas las etapas. Y, si fuera posible, quisiéramos hasta averiguar el sortilegio que conduce el hilo de la canción trovadoresca a través de tres siglos y lo convierte, quizá, en un rasgo de nuestra identidad.

Viendo el curso como un instrumento, queremos que suene por reconocimiento y por curiosidad. Reconocimiento al talento infinito que desde el siglo XIX nos transmite un arte que las voces de nuestros abuelos y padres nos han vertido en los oídos y en las piernas. Curiosidad, porque de incógnitas estamos hechos.

Doy gracias a la Universidad de la Habana por recomenzar sus cursos de verano con "La trova cubana, desde sus orígenes hasta nuestros días". Espero que el próximo viernes, cuando tengamos que despedirnos, predomine la sensación de estar emergiendo de una gruta con escondrijos recién iluminados y que las respuestas halladas, si es que las hay, nos precipiten a un nuevo encuentro de cocuyos.

Hasta entonces diviértanse, aprendan (y discúlpenme esta redundancia, porque no hay cosa más divertida que aprender). Sobre todo, por favor, no dejen de participar para enriquecer estas celebraciones del conocimiento.

Bienvenidos y muchas gracias.


Página señalada por Víctor CasausCentro Cultural Pablo de la Torriente Brau


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