Cada 24 de junio, llueva, truene o relampaguee, según el mejor decir popular, en la ciudad cubana de Camagüey comienzan los festejos del San Juan, que se extienden hasta el 29 del propio mes, día de San Pedro.
Esta es una tradición cuyo nacimiento algunos cronistas ubican en el lejano 1725, y aunque tiene la apariencia de un carnaval, los residentes aquí son tan apegados a sus costumbres que se niegan a llamarlo de tal modo.
Camagüey fue fundada en 1514 bajo el nombre de Santa María del Puerto del Príncipe en la Bahía de Nuevitas, a unos 600 kilómetros de La Habana y luego trasladada 70 kilómetros tierra adentro hasta su actual ubicación, en el centro de la más extensa llanura cubana.
Esa circunstancia propició un gran desarrollo de la ganadería, la cual se hallaba en pleno apogeo a principios del siglo XVIII, de ahí que se hiciera frecuente que los principeños festejaran la plenitud primaveral que mejoraba sus reses y sus arcas, justo en coincidencia con el San Juan.
En tales agasajos era usual beber y comer en abundancia, particularmente platos elaborados a base de carne y viandas, mientras amigos, parientes e invitados hacían negocios o simplemente confraternizaban.
Atraídos por el comercio y los festejos, acudían a la villa peones, vaqueros, vendedores y gente de todo tipo que buscaba la ocasión para asistir a competencias afines a su oficio, carreras de caballos, amenas tertulias, juegos de azar, bailes de salón, y por supuesto, para admirar a las atractivas principeñas.
Con el tiempo, las festividades incluyeron paseos de hermosas jóvenes en caballos, carretas adornadas, plazas engalanadas, desfiles de carruajes y volantas, y ferias nutridas de productos artesanales o manufacturados.
Oficialmente reconocido como la principal fiesta de esta ciudad, "el San Juan" se inicia con la tradicional lectura del "Bando", una proclama que es leída por el Alcalde desde el balcón del Ayuntamiento, el cual establece las regulaciones y convoca al pueblo a divertirse sanamente.
A partir de esa simbólica inauguración, decenas de miles de personas llenan las más importantes calles y plazas de la ciudad, donde se improvisan pistas de baile animadas por orquestas y grupos musicales dispuestos a respaldar el jolgorio hasta el amanecer.
No menos atractiva es la amplia oferta de gastronomía que incluye productos a base de maíz, cerdo asado y otros alimentos de la cocina cubana que unidos a la cerveza Tínima, de factura local, completan una oferta codiciada.
Las engalanadas carrozas, en representación de diferentes sectores de la sociedad, con bellas jóvenes que muestran sus habilidades para bailar, son un espectáculo que mueve a la mayoría hacia las céntricas calles por donde desfilan.
Pintorescos personajes, como los llamados "monos viejos" o "los ensabanados", y las típicas congas reviven ritos y tradiciones afrocubanas y son testimonios de la más genuina cubanía.
Muñecones, desfiles de bicitaxis, coches tirados por caballos, autos antiguos y personajes excéntricos, animan esa semana durante la cual muy pocos resisten la tentación de echar un pie o beber una cerveza fría.
Los niños tienen una mañana de domingo para realizar su "San Juan infantil" y derrochan alegría, mientras pasean en carrozas, usan disfraces, interpretan coreografías de danzas típicas, cantan y disfrutan de variadas golosinas.
En la última jornada se realiza el "Entierro de San Pedro" — una peregrinación que recorre la principal arteria citadina entre fingidos llantos, tragos del ron Puerto Príncipe (de etiqueta camagüeyana) y evoluciones danzarias —, el cual concluye con la presentación de la convocatoria para el próximo año.
A esta propuesta cultural se agregan los valores patrimoniales de esta ciudad, cercana al medio milenio de fundada, que durante esos festejos se viste con la alegría de sus hijos y de quienes, seducidos por sus encantos, vienen de otras partes de Cuba y del mundo.
Fuente: Radio Cadena Agramonte, Camagüey
http://www.cadenagramonte.cubaweb.cu/al_dia/junio_06/290606_01.asp