Bien conocido como pintor, aunque también acuarelista, Roberto Reyes Vega (Roreve), es sobre todo un pintor que como Eduardo Abela, Servando Cabrera, y Carlos Enríquez, no escapa a la fascinación del rostro del campesino, su mujer y su entorno.

Por reiterativo su tema del guajiro no decae, ha encontrado nuevas técnicas de expresión en un inusual material, el cemento.

Lo que este artista tunero, por mutación, manzanillero de nacimiento, ha logrado con el proyecto Losarte, es fascinante.

Y es también una grata sorpresa. Ahí en el cemento, en esas lozas, comúnmente de 20 X 20 centímetros, está renovado, el rostro del guajiro.

"Todo empezó hace dos años. José Pérez Moya, especializado en la cerámica, me asiste en este proyecto, que no tiene antecedentes en el mundo artístico, porque a partir de pigmentos de cemento se logran esas piezas. Es un trabajo normal, de un artista, recurro a las espátulas, los pinceles, los trapos y hasta los dedos, pues el cemento es un material dúctil, y he sentido un gusto especial al hacerlo, incluso superior al que experimento con el lienzo".

Tras dos años de experimentación 30 losas de Roberto se expusieron en la capital cubana en el Hotel Inglaterra, ello atrajo la mirada del historiador de la ciudad, a quien fue donado un mural de tres metros de alto por casi dos de ancho. También la sagaz documentalista cubana, Lisset Vila, quiere una pieza del artista tunero para la sede del Proyecto Paloma, que dirige, el cual será sin dudas otro mural.

Las Tunas no quedará exenta de esta nueva forma de expresión de Roreve, como se le conoce en el medio artístico, pues a partir del rescate de losas tradicionales, coloniales, los transeúntes de esta ciudad, llave del oriente cubano, encontrarán a su paso la huella de este incansable creador, que después de 35 años de vida artística, parece retar:

"... aquí estoy, miren lo que estoy haciendo".

En la gratificante cita con el autor de estas obras, conocí además que donará una pieza de 60 X 80 centímetros al Consejo provincial de las Artes Plásticas, cuya sede se ubica en la capital tunera.

La trayectoria de Roreve es visible en esta muestra: óleos, acuarelas, lozas. En todas estalla la presencia protagónica del hombre como una expresión obligada de causa y efecto en la inspiración del artista.

Fascinado siempre por la policromía del trópico así lo plasma en su obra, pero hay también una manera de jugar con el blanco, que está clamando por la ruptura de los límites expresionismo o figuración ¡ en torno a la figura humana.

Roberto Reyes Vega, Roreve, es un hombre de recursos, por eso no me extrañaría a la vuelta de unos años, una rápida mutación, una nueva forma de sacarnos del letargo contemplativo, provocando con su obra otras sorpresas.

El artista es miembro de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC),
se gradúo de nivel superior en dibujo pintura,
y fue alumno del reconocido pintor cubano Roberto Fabelo,
en la Academia de San Alejandro.
Cuadros suyos los atesoran coleccionistas
de Alemania, Canadá, Noruega, Suecia, Francia, Italia, España y Estados Unidos.
Está recogido en el primer Catálogo de Artistas de la Plástica tunera,
en el cual solo aparecen 20 creadores.