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Cuba |
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Una identità in movimento | ||
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El Comandante que cabalga sobre el costillar de Rocinante
Roger Ricardo Luis
El 21 de julio de 1957 Fidel ascendió al joven internacionalista al máximo grado del Ejército Rebelde
Fue en ocasión de la carta de condolencia enviada a Frank País por la muerte de su hermano Josué. Celia confeccionaba la lista de quienes debían firmarla y, al llegar al nombre de Ernesto Guevara, se detuvo por unos instantes y miró a Fidel quien le señaló: "Ponle comandante". Así lo relató el propio ascendido.
Breve tiempo atrás, el Che había sido promovido a capitán y nombrado jefe de la primera agrupación guerrillera que nacía de la columna madre.
Tras el victorioso combate del Uvero, el joven Ejército Rebelde experimentaba un salto de madurez a partir del incremento de sus efectivos, tanto en hombres como en armamento, y también en la experiencia combativa y la moral de sus fuerzas. De ahí la idea del Comandante en Jefe de extender las acciones de la guerra hacia otros escenarios de la propia Sierra Maestra.
La selección del Che para esta responsabilidad estuvo fundamentada en los méritos extraordinarios alcanzados desde fecha tan temprana como Alegría de Pío, donde actuó como combatiente y atendió a los heridos, incluso, estándolo él también; demostró desde entonces que en su mente no cabía dejar abandonado a ningún compañero.
En los restantes combates, el joven internacionalista mostró poseer una alquimia excepcional: hombre de mucho temperamento, pasión y voluntad, exigente, meticuloso y frío en los análisis, objetivo y preciso en sus reflexiones, particularmente a la hora de adoptar una decisión.
Así sobresalieron sus extraordinarias cualidades de soldado y sus dotes de organizador. Fueron tiempos de largas y agotadoras marchas, soportando la humedad, la lluvia, el sereno, el sol agotador y la presencia del asma impenitente. A esas condiciones adversas, se sobrepuso. El ejemplo que emanaba de su actitud, su compañerismo, su férrea disciplina, fueron factores de movilización y de elevación de la moral en la tropa. A todo ello sumaba la capacidad para cumplir y hacer cumplir las misiones, las posibilidades para organizar hasta el detalle, el instinto y proyección de su pensamiento político.
En ese breve pero intenso lapso, el Che mostró ser un lúcido intérprete de la estrategia del Comandante en Jefe, quien muy tempranamente advirtió las posibilidades de aquel joven culto, inteligente, visionario, guerrero, vio en él un auténtico jefe político-militar.
El devenir de la guerra y las trascendentales misiones asignadas por Fidel, entre estas, la Invasión de Oriente a Occidente, la toma de Santa Clara, corroboraron lo acertado de aquel ascenso a Comandante.
Al llegar el momento de la construcción de la nueva sociedad hizo brillar también la estrella de su grado de Comandante.
Desde sus puestos al frente del Banco Nacional de Cuba, del Ministerio de Industrias y las muy significativas misiones que cumplió representando a la Revolución cubana por el mundo y en tribunas internacionales como la de las Naciones Unidas, el Comandante Ernesto Guevara develó altura de estadista.
A ello sumó la capacidad de ser un hábil constructor y un lúcido pensador de un socialismo auténtico, surgido de las peculiaridades nacionales y la potenciación de los resortes morales de los hombres y mujeres que lo llevaran adelante. Por todo ello, fue capaz de vislumbrar los graves errores de quienes, en la vieja Europa, enclaustraron entre los barrotes del dogma el poder creativo del marxismo-leninismo.
Cuando decidió sentir bajo sus piernas el costillar de Rocinante y en su carta de despedida renunciaba formalmente, entre otras responsabilidades, a su grado de militar, no hacía otra cosa que ser consecuente con su condición de revolucionario cubano. Eso sí, llevándose en el corazón y la mochila el ejemplo del amigo entrañable y el jefe, como también el del pueblo que lo acogió como uno de los suyos. Es por ello que al marcharse, su estrella de Comandmarcharse, su estrella de Comandmo sin fronteras del valor moral.
En la lucha contra el imperialismo dondequiera que esté se inscribe en su visión del Tercer Mundo del cual fue uno de sus más preclaros líderes.
Consecuente con ese ideario se fue a África y luego a Bolivia con el sueño de una humanidad distinta, posible y una patria superior, sin fronteras mezquinas.
La decisión de Fidel de ascenderlo a Comandante aquel 21 de julio de 1957 alcanza en nuestros días una dimensión especial, porque cuando cayó en La Higuera, el Che subió al escalón más alto de la especie humana y se alzó, sobre la muerte, con la estrella de Comandante de América, Comandante de los oprimidos de la tierra, Comandante de quienes ven en la solidaridad y el humanismo el destino realizable para el mundo.
Fuente: Granma Página señalada por Gianfranco Ginestri, Bologna (Italia)
Cuba. Una identità in movimento
http://www.granma.cubaweb.cu/2002/07/20/nacional/articulo06.html
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