Cuba

Una identità in movimento


Religiones de origen africano y turismo en Matanzas, Cuba

Andrés Rodríguez Reyes


Es evidente que las claves del éxito del llamado turismo de Sol y Playa se centran en un clima benigno, playas favorecidas por la Naturaleza, buena calidad del entorno medioambiental, diversidad de los recursos turísticos, excelente imagen, plena satisfacción de los clientes, y otros muchos factores. Pero a su vez, el éxito puede verse afectado por la dependencia de los tour operadores foráneos, la temporalidad de la demanda, los problemas en la calidad del servicio ofrecido, el deterioro del entorno paisajístico por las construcciones hoteleras, etc. Todos estos factores, por dar un ejemplo, pueden ser considerados con relación al quehacer del polo turístico más importante de Matanzas, la Playa de Varadero.

Para lograr la sostenibilidad de esta industria en Cuba, es necesario desarrollar un turismo que no se centre sólo en tratar de satisfacer las variadas exigencias de ocio, placer y recreación de una masa anónima y pasiva de turistas. Es necesario también el desarrollo de un turismo que se desenvuelva en el plano de la amplia dimensión espiritual del hombre; un turismo que esté en armonía con las crecientes demandas económicas, sociopolíticas, culturales, medioambientales y morales de nuestro pueblo. Aquí podemos hablar del turismo cultural, como necesario complemento, y también alternativa, del Turismo de Sol y Playa. Este turismo debe incluir el mundo espiritual del pueblo cubano, el variado universo de los valores culturales alcanzados en su devenir socio histórico, sus logros económicos, sociales, y en la ciencia y la técnica. Este debe ser un turismo que se acerque a la verdadera vida social del país, a sus afanes y aspiraciones; que no sólo contribuya a la diversificación de la oferta turística, sino también al rescate y revitalización de los auténticos valores de nuestra Cultura e Identidad Nacional.

Un insoslayable paso para llevar a cabo las acciones de Turismo Cultural en una comunidad, localidad o provincia, lo es la previa labor de los expertos en el hecho cultural, de los especialistas, cuyos estudios se relacionan con el mismo: etnólogos, antropólogos, sociólogos, historiadores, especialistas en arte, en religión, en folklore, y muchos otros más. Ellos son necesarios para el imprescindible enfoque multidisciplinario de este complejo problema, al hacer el inventario de los recursos culturales de la zona estudiada, tanto en los marcos de la llamada alta cultura, como de la cultura popular tradicional. De esta última, deben caracterizar sus fiestas populares y tradicionales, las formas de vida, la religiosidad popular, la arquitectura tradicional, la artesanía popular, la oralidad, comidas tradicionales, etc. Sus criterios son imprescindibles en el proceso de selección de aquellos hechos culturales que, por su alta potencialidad de atracción, pueden resultar recursos incentivadores del Turismo.

La provincia de Matanzas posee grandes posibilidades para el desarrollo del Turismo Cultural. Su capital situada cerca del Polo Turístico de Varadero, fue llamada Atenas de Cuba en el siglo XIX por el alto desarrollo artístico-literario alcanzado. Pero esta ciudad debió su pasado esplendor al sudor, a la sangre, y a las lágrimas de miles de esclavos africanos, los cuales dejaron un rico legado, que resultó una de las raíces fundamentales de la identidad cultural local. Sus aportes se materializaron en la música, los cantos, las danzas, en la cocina, en la oralidad, en las costumbres y tradiciones populares, en las creencias religiosas, y en muchos otros aspectos de la vida del cubano en general, y del matancero en particular. Ellos resultaron un legado que está presente hasta en la más espontánea y anónima creación popular, y en particular en la esfera de la religiosidad. Al respecto es justo citar al estudioso matancero Urbano Martínez Carmenate, que expresa:

    "Vale subrayar que el concepto Atenas de Cuba respondió a una voluntad puramente elitista. Fue el proyecto de una clase que se creía el ombligo de la colonia, y para expresar toda su fuerza, alzó con orgullo el pendón de la cultura. Ajenas a ese clamor estaban, por supuesto, las manifestaciones populares y folklóricas. El epíteto suntuoso no tenía en cuenta para nada el aporte de los negros".[1]

Las causas económicas que permitieron ese acelerado desarrollo económico de la provincia de Matanzas, y que se expresaron en el esplendor artístico-literario de sus ciudades más importantes, Matanzas y Cárdenas, se basaron en el auge de la economía de plantación azucarera de la Cuba colonial del siglo XIX. La provincia llegó a producir el 55.56% de toda la azúcar del país en 1857.[2] Esto favoreció a la construcción de numerosos ingenios y trapiches, razón por la cual se localizaron en ella los más importantes asentamientos de esclavos de los más variados grupos étnicos africanos en la Cuba colonial y española. En relación con la llegada de estos esclavos, escribió el sabio cubano Fernando Ortiz:

    "Vinieron multitud de negros con multitud de procedencias, razas, lenguajes, culturas, clases, sexos y edades en los barcos y barracones de la trata, y socialmente igualados en un mismo régimen de esclavitud. Llegaron amarrados, heridos y trozados como las cañas en el ingenio y como estas fueron molidas y estrujadas para sacarles su jugo de trabajo. No hubo elemento humano en más profunda y continua trasmigración de ambientes, de cultura, de clases y de conciencias".[3]

Durante la esclavitud, sus prácticas rituales ancestrales resultaron una forma de resistencia vital ante el medio hostil y aculturador en que eran despiadadamente explotados, e incluso, un rasgo de autoidentificación étnica para los africanos, esclavos o libres. Pero,

    "Lo que durante más de tres siglos había sido una práctica cerrada, por el propio evolución a abrirse carácter de la esclavitud, comenzó un proceso paulatino de hacia el exterior y sufría modificaciones al quedar abolido este sistema y posteriormente al establecerse la república neocolonial".[4]

Esto significa que al ser abolido este sistema infamante, sus iniciados comenzaron a compartir una misma vida de explotación y de miseria con blancos y asiáticos pobres. Así, las religiones de origen africano se difundieron entre las amplias masas populares, donde continúan siendo practicadas, independientemente del color de la piel y extracción social. Ellas se convirtieron en una expresión más del campo religioso cubano.

Desde su llegada a Cuba comenzó una espontánea integración de los más diversos elementos mágico religiosos africanos entre si. Esta se manifestaba en las tierras de origen, pero se potenció aun más en las condiciones de forzada convivencia común en que se encontraban los esclavos de las dotaciones, independientemente de su origen étnico original. Por otra parte, se inició un complejo proceso de síncresis con elementos de diversos sistemas de creencias, pertenecientes a otros componentes que iban conformando el etnos cubano. Estos fueron, fundamentalmente, elementos del catolicismo español, la religiosidad popular española, y luego el espiritismo. Pero a este proceso, en menor medida, se le sumaron los remanentes de las creencias de la diezmada población aborigen autóctona del país, así como las creencias ancestrales de los culíes chinos traídos como braceros a Cuba a mediados del siglo XIX, y de distintas inmigraciones de representantes de este pueblo asiático en el siglo XX. A este complejo proceso se integró también el vodú, introducido por los esclavos franco haitianos traídos por sus amos, que huían de la Revolución de Haití de 1804. De este país caribeño, ya en el siglo XX, emigraron miles de hombres y mujeres que se establecieron fundamentalmente en la región oriental cubana, con el propósito de trabajar de braceros en cafetales y campos de caña.

Es necesario señalar que el papel desempeñado por los elementos aborigen, asiático y franco haitiano en la evolución de las expresiones religiosas de origen africano resulta un campo de investigación en que falta todavía mucho por explorar. En ese espontáneo y complejo proceso de transculturación y de sincretismo religioso, cuyos productos son las expresiones religiosas de origen africano, el fundamental elemento estructural resultó el cuerpo de creencias ancestrales africanas. Ellas se fueron transformando bajo la influencia del nuevo contexto socio histórico y etnocultural en que les tocó evolucionar a su llegada a Cuba, y además, por la asimilación, integración, y sincretismo, de los más diversos elementos mágico religiosos pertenecientes a los sistemas de creencias con los que entró en contacto. En relación a las etnias africanas, el papel fundamental en este proceso, lo desempeñaron las prácticas mágico religiosas de aquellas de mayor predominio numérico y/o grado de estructuración social, y de sistemas más elaborados de creencias. Tal es el caso, por ejemplo, de la Regla de Ocha-Ifá o Santería Cubana, producto transcultural y sincrético de las prácticas mágico religiosas introducidas por los esclavos lucumí. Se debe aclarar que "lucumí" era una denominación étnica utilizada por los esclavistas, la cual agrupaba a diversos pueblos de la familia lingüística africana kwa, tales como los yoruba (oyó, egbá, ilesha, ifé, etc.), los nupe (conocidos como takua en Cuba), los mossí, además de los warí (de Burkina Faso).[5]

Pero, fue precisamente el culto yoruba a los orishas, el que desempeñó el papel rector en este particular proceso de transculturación y de sincretismo religioso que tuvo como resultado a la Santería Cubana.

De las etnias africanas, cuyos representantes fueron introducidos en Cuba como esclavos, Fernando Ortiz señaló cerca de un centenar.[6] Sin embargo, por afinidad lingüística y cultural, e incluso por el nombre de las factorías de embarque, los esclavos de las diferentes etnias africanas fueron conocidos en Cuba por 8 grandes denominaciones étnicas: congo, lucumí, arará, ganga, carabalí, mandinga, mina, y macua. Los productos de la transculturación y del sincretismo de sus prácticas rituales fueron, en nuestra provincia, la Regla de Ocha-Ifá o Santería Cubana (de origen lucumí-yoruba y takua, fundamentalmente), la Regla Iyessá (de origen lucumí-yoruba), la Regla Arará (de origen arará-ewé fon), la Regla Palo Monte (de origen congo-bantú), la Regla Gangá (de origen ganga-mandinga) y la Sociedad Secreta Abakuá (de origen carabalí).

En la actualidad son privativas de la provincia de Matanzas la Regla Iyessá y la Regla Gangá, mientras que la Regla Arará se conserva en diferentes localidades de la provincia de Matanzas y en Bahía Honda, Pinar del Río. Pero hay vestigios históricos de la pasada presencia de esta última, en la ciudad de Cienfuegos. La Sociedad Secreta Abakuá sólo se encuentra difundida en la Ciudad de la Habana, y en las ciudades de Matanzas y Cárdenas. Un dato interesante resulta el hecho de que en la propia ciudad de Matanzas, capital de la provincia, existan numerosas e importantes casas templos, pertenecientes a la Regla de Ocha, a la Regla Palo Monte, a la Regla Arará, y además, numerosas potencias abakuá. En la propia ciudad todavía existen tres cabildos, herencia directa de los cabildos de africanos del siglo XIX. Ellos son el cabildo Iyessá "San Juan Bautista", el Cabildo Takua "Santa Teresa" y el Cabildo Arará "Espíritu Santo". Por las razones anteriormente expuestas, Matanzas es la ciudad de mayor representatividad del legado africano en el campo religioso cubano de nuestro país.

Al investigar el funcionamiento de las expresiones religiosas de origen africano en Matanzas se puede constatar que en relación a su distribución territorial existen singulares productos transculturales y sincréticos. Es tan connotada la diferenciación a nivel local, y de casas templos, que entre sus practicantes es común escuchar la frase

    "... cada maestro tiene su librito".

Entre las diversas variantes podemos nombrar las siguientes:

  • En algunas casas-templos de la Ciudad de Matanzas se conservan los rituales de iniciación de los orishas Argayú Solá (deidad que representa la fuerza bruta masculina y las profundidades de la Tierra), y de Babalú Ayé ( deidad patrón de las enfermedades).
  • En la zona de Calimete, Manguito y Amarilla se conserva una antigua variante transcultural del culto yoruba a los orishas: los Santos Parados o de Manigua. Esta variante carece de la ceremonia de "coronación del santo", o ceremonia de iniciación de la Regla de Ocha. En ella son comunes los "cruces" con Palo Monte.
  • La Regla Arará tiene tres variantes locales: arará sabaluno ( Ciudad de Matanzas), arará magino ( Perico) y arará dahomey ( Jovellanos).

Las causas fundamentales del surgimiento del mosaico de variantes que resulta la difusión de las expresiones religiosas de origen africano en nuestra provincia son las siguientes:

  • Irregularidad en el forzado asentamiento e integración de los esclavos africanos en las condiciones de la trata. Ellos fueron traídos en diferentes remesas que dependían de las variaciones del comercio negrero, y eran agrupados en dotaciones de esclavos rurales o urbanos, independientemente de su origen étnico. De ello puede ser ejemplo la lista de esclavos del Ingenio San Juan de Matanzas en 1854. Tenía 234 esclavos entre adultos y niños; 135 eran varones y 99 mujeres. De estos, 66 eran criollos, 59 lucumí, 54 gangá, 29 carabalí, 21 congo, 3 mina, 1 arará y 1 mandinga.[7]
  • Carácter local de las prácticas mágico-religiosas africanas matrices. Tal es el caso, por ejemplo, de los cultos a los orishas, pertenecientes a los pueblos yoruba (oyó, egbá, ilesha, ifé, etc.) Al respecto escribe Natalia Bolívar Aróstegui: "En África, cada orisha estaba originalmente vinculado a una aldea o a una región. Se trataba de cultos locales que reflejaban la autonomía de muchos pueblos que vivían en economías cerradas, propias del estadío tribal. Así, dentro del territorio yoruba se adoraba a Chango en Oyó, a Yemayá en Egba, a Oggún en Ekití y Oridó, a Oshún en Ijosa e Ijebú.[8] En el caso de su producto transcultural y sincrético en Cuba, la Santería Cubana, los diferentes elementos de los cultos yoruba se han agrupado en dos cuerpos litúrgicos estrechamente interrelacionados: la Regla de Ocha y la Regla de Ifá. Las ideas y representaciones mítico-mágico-religiosas, pertenecientes a las prácticas originales, tuvieron que adaptarse, hallar sustitutos y equivalentes, para poder sobrevivir en las nuevas condiciones medioambientales, socioeconómicas y etnoculturales en las que se encontró el hombre africano esclavizado. En ese complejo y contradictorio proceso de recontextualización, y de reconstrucción, de los cultos originales, aquellos elementos que perdieron el referente en la nueva práctica social no se conservaron en las expresiones religiosas de origen africano en Cuba. Ejemplo de ello son los cultos a las deidades de los lagos, los cultos agrarios de la fertilidad, o los cultos ganaderos. Esto tuvo lugar, como resultado de la ausencia de grandes extensiones de agua en el interior de nuestro país, así como la no posesión, por regla general, de tierras o de ganado entre los esclavos africanos y sus descendientes criollos.
  • No poseer un cuerpo teológico sistematizado en escrituras o libros sagrados. Las expresiones religiosas de origen africano heredaron de la matriz africana un complejo sistema mitológico, el cual sufrió transformaciones como resultado de los procesos de transculturación y de sincretismo religioso que tuvieron lugar en las nuevas condiciones socio históricas y etnoculturales. Ese sistema mitológico se materializó, por poner dos ejemplos, en las llamadas historias de santos de la Regla de Ocha, y en los tratados de la Regla Palo Monte. Este sistema conforma las fuentes que nutren las sutilezas del contenido y las formas de expresión de estas prácticas mágico religiosas.
  • A través de las distintas generaciones de iniciados, la transmisión de las fórmulas rituales, cantos, rezos, bailes, etc., se ha ido realizando por medio de la imitación, por "boca de madrinas y padrinos" u otros iniciados. El carácter oral de la transmisión del conocimiento ritual proporciona condiciones ideales para la variación, pues los iniciados difieren en grado de iniciación, funciones, conocimiento y experiencia ritual. A esto se unen las lógicas diferencias individuales y grupales, así como las diversas procedencias tribales de los ancestros a nivel ritual (los antiguos esclavos africanos). Es posible esta última afirmación, pues en muchas casas templos de la provincia de Matanzas se conserva, a través de las generaciones, el recuerdo de las "tierras" de origen de aquellos esclavos africanos fundadores de sus familias y linajes rituales.
  • No poseer una institucionalización oficial que las agrupe legalmente, y que sistematice sus estructuras funcionales, su sistema sacerdotal, y su organización jerárquica. En la propia organización de sus grupos religiosos, un papel sumamente importante lo ha desempeñado la presencia de un parentesco ritual que se relaciona con los ritos de iniciación, y que ha coadyuvado positivamente la conservación de la rica herencia ancestral. Ellos son los llamados "padrinos, madrinas, ahijados, ahijadas hermanos, y hermanas de santo, y mayores", que se organizan en forma de familias religiosas. Estas familias pueden reunir en torno a "mayores, padrinos y madrinas", a los iniciados de diferentes casas templos relacionados por un linaje ritual común.
  • Espontáneo proceso de integración, conservación y difusión de las diferentes variantes locales de las prácticas rituales de origen africano entre si, y con otros sistemas de creencias de origen europeo, aborigen, asiático, y franco haitiano.
  • A pesar de estar basada en las tradiciones, la religiosidad es un fenómeno dinámico, que está en constante cambio. Ella está condicionada por las circunstancias socio históricas concretas, y evoluciona bajo la acción compleja de fenómenos tanto naturales, como socioeconómicos y políticos.

Para realizar el estudio del funcionamiento y evolución de dichas expresiones religiosas en toda la provincia, es necesario, entonces, un enfoque integral y multidisciplinario, considerando lo siguiente:

  • Estudiar el desarrollo de dichas prácticas en estrecha relación con la historia local del territorio escogido.
  • Establecer la posible repercusión de los procesos migratorios e inmigratorios internos en la evolución de dichas prácticas en la localidad.
  • Tener en cuenta que las condiciones urbanas o rurales influyen en la evolución e interrelación de las diferentes expresiones religiosas de origen africano y del Espiritismo.
  • Llevar a cabo una caracterización minuciosa de las casas-templos valorando:
    • Jerarquías y relaciones de parentesco ritual.
    • Cantidad de ahijados.
    • Posible procedencia étnica de los antepasados en el orden ritual.
    • Lugar y prestigio de la casa-templo en la comunidad.
    • Considerar los posibles contactos e influencias de otras prácticas rituales de origen africano y el
    • Espiritismo, en los marcos de la casa templo, y de la red religiosa en que se inserta.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es que los iniciados y practicantes de dichas expresiones tratan de comunicarse con sus deidades y antepasados, con el fin de hallar ayuda y protección. El contenido mítico-mágico-religioso de esas prácticas rituales se materializa por medio de una serie de vehículos de carácter sensorial con gran capacidad estética y expresivo-emocional, que están estrechamente interrelacionados entre sí. Estos son, entre otros, la música, los cantos, los bailes, la oralidad, artesanía ritual, formas de preparar los alimentos, etc. A su funcionalidad en los rituales les confiere sentido un rico sistema mitológico heredado de la matriz africana. Este último sufrió también determinadas transformaciones que fueron el resultado de los procesos de transculturación y de sincretismo religioso que tuvieron lugar en las nuevas condiciones sociohistóricas, en las que se encontró el hombre africano esclavizado. La riqueza y variedad de ese contenido, y de los vehículos a través de los cuales se expresan, convierten a las religiones de origen africano en Cuba en una rica cantera de recursos susceptibles a ser explotados por el turismo en formas muy variadas. Entre ellas podemos nombrar las siguientes: animación turística, itinerarios o rutas culturales, museos etnológicos, visitas dirigidas a casas-templos, etc.


Animación Turística.

Esta ocupa un lugar fundamental en la oferta turística, pues es utilizada como un valor agregado que ayuda a diversificar al producto turístico ofrecido. Pero es necesario destacar que ella tiene suficiente valor incentivador como para convertirse por si misma en un valioso producto turístico. En relación a la actividad hotelera, el especialista Enrique de la Tejera Segura plantea que la animación

    "... crea las condiciones para que el turista vea el turismo más allá del reposo activo, más allá del juego y la recreación, más allá del entretenimiento, más de la distracción y el esparcimiento...". [9]

Y al respecto, continúa afirmando el autor:

    " ... los hoteles que buscan una distinción deberán considerar la animación como una verdadera estrategia para valorar al patrimonio turístico cultural, para vincular al visitante con el entorno (cultura-sociedad-naturaleza), para transformar sus estructuras y su organización interna constantemente y como aspiración a una nueva animación — dar una mejor calidad de vida al cliente". [10]

En los espectáculos de cabaret, y en las diferentes actividades de animación de los hoteles, un lugar fundamental lo ocupan por los diferentes géneros músico-danzarios populares y tradicionales cubanos. Entre ellos se destacan las piezas provenientes del complejo de la Rumba, y de las prácticas rituales de la Regla de Ocha y Palo Monte. Estas manifestaciones se caracterizan por su gran capacidad de transformación, por sus variados ritmos, por la participación colectiva, por su gran colorido, y por la expresividad desbordante y espontánea. Pero en los espectáculos diseñados para el turismo, estas manifestaciones de la cultura popular tradicional no son interpretadas por los portadores del hecho folklórico original, ni en el ambiente natural de su práctica ortodoxa. Ellas son recreadas por los llamados grupos folklóricos, o por músicos profesionales, que la reproducen para el disfrute de los espectadores. Aquí es oportuno citar al afamado coreógrafo cubano, Ramiro Guerra, que al hablar de los llamados espectáculos folklóricos, expresa:

    "En este nivel, casi siempre, se ejerce la actividad folklórica en función de ser observada o captada por otros, y se establece una variante de comunicación con la presencia de personas que sólo participan como observadores de una acción, que por otra parte es ejercida por el ejecutante como recreacional o estudiosa, culturalmente hablando, ligada a gustos propios de una identidad nacional que se expresa con un lenguaje basado en formas y normas tradicionales. Esta es la llamada 'proyección folklórica', donde aunque se cuidan las reglas formales del hecho folklórico, se le imponen restricciones que acomoden la coreografía al ojo del observador".[11]

En el ambiente de cabaret, el contenido y el lenguaje folklórico son utilizados como fuente de inspiración, para crear espectáculos músico danzarios para el disfrute de los espectadores, diseñados estos con un ritmo, una coreografía, una selección de la música, un vestuario muy característico. Al respecto, continúa expresando el coreógrafo cubano Ramiro Guerra:

    "Aquí el artista manipula la tradición folklórica a su leal saber y entender: la toma, retoma. Recrea y utiliza como sujeto de las más atrevidas lucubraciones, cuyo éxito o no dependen del talento individual del creador. Podrán tomarse todas las licencias que se quieran, pero su validez estará determinada por la capacidad de reinventar la tradición, de remoledar sus patrones, sin extraviarse en el uso y abuso de su imaginación".[12]

Es necesario subrayar, que tanto en los espectáculos músico danzarios de los cabaret, como en las actividades de animación de los hoteles, se deben evitar la tergiversación del hecho cultural, las manifestaciones de los llamados folklorismo o seudo cultura. Los espectáculos resultan espacios de vivencia y diálogo en los que el turista se pone en contacto con valores de nuestra cultura popular tradicional, y ello exige autenticidad. Pero en la práctica, los grupos folklóricos, o de artistas profesionales, con frecuencia, presentan una serie de deficiencias en su presentación frente al público, lo que atenta contra la afirmación anterior. Entre otras, estas son las siguientes: falta de originalidad o coherencia de las tradiciones representadas, pobre calidad y mayor énfasis en el aspecto espectacular de la representación, abuso de la auto agresión física (por medio del fuego, objetos cortantes, etc.), sacrificio de animales menores, exagerada acrobacia al bailar, utilización de vestuarios inapropiados al hecho folklórico, etc.


Los museos y salas etnológicas.

Su misión consiste en cuidar, controlar, conservar, investigar y exponer los bienes muebles e inmuebles relacionados con la vida y costumbres, de la comunidad o región cultural donde se insertan, así como los relacionados con las diferentes manifestaciones de su cultura popular tradicional: mobiliario, útiles del hogar, artesanía popular, instrumentos de trabajo, y muchos otros más. En ellos, un importante lugar lo ocupa el patrimonio relacionado con las diferentes manifestaciones de la religiosidad popular, tanto en su aspecto tangible (mueble e inmueble), como intangible (creencias y tradiciones). Esto se debe a que el aspecto intangible está muy relacionado con la vida cotidiana de los miembros de la comunidad. Un ejemplo de Sala Etnológica lo es la sala dedicada a las expresiones religiosas de origen africano, en el importante Museo de la ciudad de Cárdenas "Oscar María de Rojas". En la misma se exponen diversas piezas relacionadas con la Regla de Ocha y la Regla Palo Monte. Ellas son representaciones de deidades, soperas, tambores rituales, y otros exponentes. Estos objetos expuestos son una muestra de elementos tangibles que son el soporte físico de aspectos intangibles como son las ideas y representaciones mágico religiosas, y de rituales, pertenecientes a las expresiones religiosas señaladas anteriormente.

Una de las tareas fundamentales de los museos es llevar a cabo actividades culturales dirigidas a la comunidad circundante. Estas forman parte de su programación de animación cultural. Por esa razón en los museos que poseen exposiciones etnológicas pueden realizarse actividades culturales y folclóricas relacionadas con esa manifestación del patrimonio intangible que resultan las expresiones religiosas de origen africano. Esta intención se puede materializar en espectáculos folclóricos, acciones plásticas, encuentros de narración oral, de platos tradicionales, talleres teóricos y muchas otras más. Además de ello, los espectáculos folklóricos pueden animar determinadas inauguraciones de muestras del mes o exposiciones transitorias, así como ser utilizados en ciertas fechas históricas, o en eventos culturales relacionados con la raíz africana de nuestra Nacionalidad, y con las rebeliones de esclavos.


Las rutas o itinerarios culturales

Las llamadas rutas o itinerarios culturales resultan una de las formas más importantes del turismo cultural. Ellas pueden agrupar, en un eje temático determinado, los diferentes aspectos del patrimonio histórico-cultural de una localidad, región o provincia determinada. La propia UNESCO posee varias rutas culturales de carácter internacional. Entre ellas podemos nombrar a la Ruta del Esclavo, dos de cuyos objetivos fundamentales son romper el silencio sobre las consecuencias sociohistóricas de la trata para los países que estuvieron inmiscuidos en ella, e investigar, rescatar, revitalizar y promover el rico legado de las raíces africanas en las culturas nacionales de los mismos. Una de las formas fundamentales en que se materializa este proyecto internacional en Cuba, es el Museo de la Ruta del Esclavo. Este está localizado en la ciudad de Matanzas.

En relación con la raíz africana en nuestra provincia, en general, hay un amplio patrimonio histórico-cultural, tanto de carácter tangible como intangible. Del primero podemos señalar a las innumerables huellas de la Esclavitud: ruinas de barracones de cafetales, trapiches e ingenios, así como las casas-templos de las distintas expresiones religiosas de origen africano que todavía se mantienen vivas dentro del pueblo. Entre estas últimas podemos nombrar a los ilé Ocha de la Santería Cubana y los munanso vela de la Regla Palo Monte. Dentro del patrimonio mueble de estas expresiones religiosas se destacan sus múltiples objetos de culto, el vestuario, la artesanía ritual, y muchas otras manifestaciones, relacionadas con el mismo. Relacionados con el aspecto intangible se destacan los hechos históricos relacionados con las rebeliones de esclavos en el siglo XIX, y las propias expresiones religiosas heredadas de las prácticas rituales africanas ancestrales.

Por ello, en la provincia de Matanzas se pueden proponer diversas rutas culturales. La especialista María Laura Martín Rodríguez, especialista del equipo de la Oficina de Monumentos y Centros Históricos de Patrimonio Provincial de Matanzas realizó un inventario del patrimonio inmueble relacionado con la esclavitud, muy útil para la proposición de posibles rutas turísticas. Ejemplos de dichas posibilidades son:

  • Aguedita, los Arabos. Tanque elevado, ruinas de barracón, de enfermería, pozo y árboles sagrados, casas-templos, y un singular culto a los Ibbeyis, gemelos sagrados de la Regla de Ocha.
  • Antiguo Central Alaba (CAI México), Colón. Torre campanario central, ruinas de barracones, y casas-templos de diferentes expresiones religiosas de origen africano.
  • Ruinas del Ingenio "La Alcancía", Jovellanos. Sublevación de esclavos en 1843. Actuación del grupo portador de la Regla Arará "Ojún de Gara". Casas-templos de diferentes expresiones religiosas de origen africano.[13]


Visitas a casas-templos

Cuando los cabildos de africanos fueron disueltos por el Gobierno Español, luego de la abolición de la esclavitud, en 1886, muchos de sus miembros continuaron reuniéndose en las casas de sus "madrinas y padrinos", con el objetivo de continuar con las practicas rituales ancestrales. Ellas se convirtieron en casas-templos de dichas expresiones religiosas. Además del singular y atractivo patrimonio intangible relacionado con las ideas y representaciones mítico-mágico-religiosas, las casas templos poseen un rico y variado patrimonio mueble, que se materializa en las representaciones de las deidades adoradas, objetos sagrados, juegos de tambores rituales, atributos de las deidades y antepasados, artesanía ritual, etc. La distribución espacial de estos objetos dentro y fuera de la casa-templo depende de un orden espacial dictado por la tradición.

Las casas templos poseen una dimensión doméstica, por lo que su capacidad de recepción de visitantes es limitada. Los grupos no deben ser muy numerosos para no afectar así la capacidad de óptima interacción, y diálogo, con sus miembros. La excesiva presión de visitantes puede producir cambios negativos e irreversibles que pueden llevar a la degradación paulatina de las mismas. Se debe tener en cuenta además, que los creyentes pueden estar iniciados en la práctica de diferentes expresiones religiosas de origen africano, y del Espiritismo. Por ejemplo, es muy común en las casas templos de Matanzas, encontrar objetos relacionados con la práctica de la Regla de Ocha, o de la Regla Arará, conjuntamente con las de la Regla de Palo Monte y del Espiritismo. Esto hace compleja su visita, la que debe ser ante todo una visita interpretada, efectuada por un personal calificado, capaz de hacerle comprensible al turista el nuevo e inusual universo al que se enfrenta.

Es conveniente señalar aquí, que como resultado de la presencia de relaciones monetario mercantiles en la práctica de las expresiones religiosas de origen africano, de la presencia de los llamados "derechos" (cobros por los servicios mágico religiosos ofrecidos), han proliferado, en estos últimos tiempos, ciertas casas templos que se dedican a la explotación inescrupulosa de incautos turistas. A estos turistas se les brindan servicios que distan mucho de ser genuinos, lo cual a su vez, afecta negativamente a la ortodoxia de dichas expresiones en la comunidad religiosa local. Por esto, para su explotación turística, es necesario realizar una adecuada selección de las posibles casas templos que pudieran ser objeto de visitas dirigidas. Esta selección no sólo tendrá en cuenta la integridad moral, social y política de sus miembros, sino también el prestigio y autenticidad de la tradición ritual practicada.

Por último, es necesario recordar que las prácticas mágico-religiosas de origen africano en Cuba son parte importante de la Cultura Popular Tradicional de nuestro pueblo. Las mismas están estrechamente relacionadas con su vida cotidiana, y en constante adaptación a los cambios históricos, socioeconómicos y culturales que han tenido, y tienen lugar en nuestro país. En muchas comunidades estas prácticas rituales resultan un elemento significativo de la identidad cultural local. Ellas son muy frágiles en su tratamiento, por cuya razón, el desarrollo turístico debe evitar el degradar o afectar el entorno sociocultural de los sitios, comunidades o focos visitados. Esto último redundará positivamente en la elevación del grado de atracción del recurso cultural, así como en el mayor disfrute y satisfacción del mismo por parte de los turistas. El amplio y variado espectro de posibilidades del patrimonio histórico-cultural relacionado con estas expresiones mágico-religiosas en nuestra provincia, Matanzas, permite segmentarlas con relación a su capacidad de atracción e incentivo turístico. Esto también permitiría ofrecer una variada oferta a los diferentes tipos de turistas que podrían elegir su disfrute, los cuales comprenden desde el simple y curioso turista de paso, hasta aquel, cuyo objeto de viaje a nuestro país fuera precisamente el acercarse al fabuloso, y real maravilloso, mundo de las prácticas mágico-religiosas de origen africano.

El consciente empleo del rico contenido simbólico, arquetípico, mitológico, plástico y músico-danzario de dichas prácticas rituales tienen una alta y atractiva potencialidad turística. Ellas, además de resultar una parte fundamental de nuestra identidad cultural, han sido históricamente validadas como genuinos recursos de inspiración y creación en la Cultura Cubana. ¿Y si es así, por qué no emplearlos como potentes medios de incentivo turístico? ¡Pensémoslo!


    Referencias

      [1] MARTÍNEZ CARMENATE, URBANO. 2000. "Atenas de Cuba: del mito a la verdad". Matanzas, Ediciones Matanzas.

      [2] MORENO FRAGINAL, MANUEL. 1978. "El Ingenio". T.1. La Habana. Ed. Ciencias Sociales. P. 141.

      [3] ORTIZ, FERNANDO. Sept.-Dic. De 1981. "Por la integración cubana de blancos y negros". La Habana. En: Revista de la Biblioteca Nacional "José Martí" (3). P. 31.

      [4] ARGÜELLES, ANIBAL E ILIANA HODGE. 1989. "Los llamados cultos sincréticos y el Espiritismo en Cuba". La Habana. Ed. Ciencias Sociales. P. 70.

      [5] GUANCHE, JESÚS. 1996. "Componentes étnicos de la nación cubana". Colección La Fuente Viva. Fundación Fernando Ortiz. Ciudad de la Habana. Ed. Unión. P. 51.

      [6] ORTIZ, FERNANDO. 1989. "Los negros esclavos". La Habana. Ed. Ciencias Sociales.

      [7] ARCHIVO HISTÓRICO DE MATANZAS. Gobierno Provincial. Cédulas. Legajo , No. 1. Padrón de los esclavos existentes en el ingenio Sn. Juan perteneciente a la jurisdicción de Matanzas part. De Sabanilla.

      [8] BOLÍVAR ARÓSTEGUI, NATALIA. 1990. "Los orishas en Cuba". Ciudad Habana. Ed. Unión. P. 22.

      [9] DE LA TEJERA SEGURA, ENRIQUE. 2001. "La animación como estrategia de desarrollo del Turismo sustentable". Excelencias de la Formación. (La Habana) (6). P. 5.

      [10] Ob. cit. P. 6.

      [11] GUERRA, RAMIRO. 1989. "Teatralización del folklore y otros ensayos". La Habana. Ed. Letras Cubanas. P. 7

      [12] Ob.cit. PP. 7–8.

      [13] MARÍA LAURA MARTÍN RODRÍGUEZ. 13–19 de Octubre del 2003. "La Esclavitud en el Patrimonio Inmueble Matancero". Ponencia presentada en: Congreso Nacional de Historia. Cienfuegos.




    Bibliografía

      Argüelles Micet, Ercilia. 1989. "Oricha, mito y color". Santiago de Cuba. Del Caribe. No.13. P.P. 10-22.

      Barreal, Isaac. 2001. "Retorno a las raíces". Ciudad de la Habana. Colección La Fuente Viva. Fundación "Fernando Ortiz". 300p.

      De la Tejera Segura, Enrique. 2001. La animación como estrategia de desarrollo. Excelencias del Turismo (La Habana): PP. 6-12.

      Guanche, Jesús; Campos, Gertrudis. 2000. Artesanía y religiosidad popular en la Santería Cubana. Ciudad de la Habana. Ed. Unión. 114p.

      Guanche, Jesús. 1996. Componentes étnicos de la nación cubana. Ciudad de la Habana. Ed. Unión. 150p.

      Isidor Castro, MsC. José Luís. Febrero-Marzo 1999. La animación turística: una estrategia de desarrollo integral. En: Apuntes. Escuela de Altos Estudios Turísticos. La Habana. PP. 23-28.

      Iznaga, Diana. 1989. Transculturación en Fernando Ortiz. La Habana. Ed. Ciencias Sociales. 112p.

      James Figarola, Joel. 1988. En las raíces del árbol. Santiago de Cuba. Ed. Oriente. 118p.

      León, Argeliers. 2001. Tras las huellas de las civilizaciones negras en América. Ciudad de La Habana. Colección La Fuente Viva. Fundación "Fernando Ortiz". 274p.

      Martínez Carmenate, Urbano. 2000. Atenas de Cuba: del mito a la verdad. Matanzas. Ediciones Matanzas. 163p.

      Martínez Carmenate, Urbano. 1999. Historia de Matanzas (siglos XVI-XVIII) Matanzas. Ediciones Matanzas. 158p.

      Martínez Furé, Rogelio. 1979. Apuntes sobre los llamados arará y mina. En su: Diálogos imaginarios. Ciudad de la Habana. Ed. Arte y Literatura. PP. 79-135.

      Menéndez, Lázara. 1989. Apuntes para el estudio de los recursos plásticos en la Santería. En: Plástica del Caribe. La Habana. Ed. Letras Cubanas. PP. 121-136.

      Pensamiento y tradiciones populares: estudios de identidad cultural cubana. 2000. Ciudad de la Habana. Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana. "Juan Marinello". 468 p.

      Rodríguez Reyes, Andrés. 1994. "Palabra y comunicación social en la Santería". En: Estudios de Comunicación Social. La Habana. Ed. Academia. PP. 86-95.

      Rodríguez Reyes, Andrés. 1996. "Moral e historias de santos". Ediciones Vigía. (Ciudad de Matanzas, Cuba) (No. 1, Año 7): PP. 51-53.

      Rodríguez Reyes, Andrés. 1998. "El entorno y la Regla de Ocha". Del Caribe. (Santiago de Cuba) (No. 27): PP. 24-29.

      Rodríguez Reyes, Andrés y Zaida Savournín González. 1999. "Folklore y Danza Contemporánea". En: Revista Matanzas. (Ciudad de Matanzas) (Año I, No. 3). PP. 53-54.

      Rodríguez Reyes, Andrés. 2003. "El elemento bantú en la religiosidad popular matancera". En: Actas. VII Taller Internacional de Africana en el Caribe "Rómulo Lachatañeré". Santiago de Cuba. Centro Cultural Africano "Fernando Ortiz". [PP. 285-290].

      Rodríguez Reyes, Andrés. 21 de Octubre del 2003. "Expresiones religiosas de origen africano e identidad cultural matancera". Ciudad de Matanzas. IV Evento Patria, Símbolos e Identidad. Universidad de Matanzas "Camilo Cienfuegos". 9p.

      Ruiz Bandrihaye, Jaime-Axel. 1997. "Turismo Cultural: Luces y sombras". En: Estudios Turísticos. Madrid (134). PP. 43-54.

      Vera Rebollo, Fernando. 1999. "Turismo y Patrimonio Histórico Cultural". Madrid. Estudios Turísticos. (126) PP. 161-177.








Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

© 2000-2009 Tutti i diritti riservati — Derechos reservados

Statistiche - Estadisticas