Cuba

Una identità in movimento

Cuba: La Regla Arará

Anibal Argüelles Mederos



El reino de Dahomey se extendió por los territorios comprendidos entre el río Volta y el delta del Niger, al norte de la costa del Golfo de Guineas en Africa centro-occidental.

En las primera décadas del siglo XVIII había logrado consolidar su estado y dominar a través de guerra de conquistas a reinos menores como Savi, Whiddah. Adrá o Arará. Esos lugares y sus puestos se convirtieron en una de las zonas más importantes de la explotación de mano de obra esclava.

El comercio de esclavo se nutrió de aquellos grupos humanos que lograban capturar: yoruba, mahi o magi, pero también a otros representantes de su propia población, por ejemplo: lo ewe-fon, etnia mayoritaria.

De acuerdo con la costumbre de identificar a los esclavos con el nombre de los territorios de embarque, como Adra o Allada, Arará es la denominación aplicada en Cuba, Santo Domingo, Venezuela, México, y Brasil y Haití. En nuestro país el número de esclavos de origen dahomeyano no fue tan elevado como el de otros grupos étnicos: congos, carabalíes y yorubas. No obstante, su incidencia en el legado religioso se ha hecho sentir a través de diferentes cabildos, casa-templo, sociedades de recreo y ayuda mutua donde se realizaban las prácticas religiosas Arará.

En la actualidad sólo existen grupos de esta expresión religiosa en la provincia de Ciudad Habana y Matanzas. En la última se encuentran sus principales centro de culto. Su distribución por municipios es la siguiente: Perico, Agramonte, Jovellanos, Cárdenas y la ciudad Matanzas. Sus ramas fundamentales son: Arará Mágino, Arará Dahomey y Arará Sabalú.

Uno de los rasgos comunes a las diferentes variantes de la Regla Arará, es la creencia en la existencia de las fuerzas sobrenaturales presentes en los reinos vegetal, mineral y animal, de los cuales los seres humanos deben servirse para reactivar energías, evitar acciones maléficas que perturben el desarrollo del individuo o para propiciar deseos y aspiraciones futuras, siempre vinculada a su vida material o espiritual.

Los creyentes consideran que ciertas acciones o palabras pueden producir efectos deseados, sin que medien relaciones causales objetivamente necesarias o reales, por lo que existe un predominio de lo mágico.

Sus ceremonias cultuales generalmente se realizan a solicitud de sus deidades (vodún) o por el agradecimiento de un bien recibido. De igual forma en ese tipo de actividad religiosa se le rinde culto a los antepasados o difuntos (Kotoko).

La violación de los tabúes, de lo prometido a los vodún, según sus concepciones, puede ser motivo de situaciones desfavorables en su vida diaria. En la Regla Arará hay una mitología integrada por mitos y leyendas que recrean las diferentes acciones, hechos y papeles imaginarios realizados por los diferentes vodún de su panteón.

Un lugar destacado lo ocupa el nexo existente entre lo ritual o cultual y lo festivo. Tiene como principales festividades religiosas: la del Espíritu Santo, (mayo-junio). Asojuano, el 17 de diciembre, Hevioso, el 4 de diciembre, mientras que las deidades más populares en cualquiera de sus vertientes: Mágino, Sabalú o Dahomey son las siguientes:

    Naná Burukú. Es considerada como un vodún andrógina, de la cual surge Mawu-Lisa, encargada de realizar la obra de la creación del mundo. Conserva el mismo nombre en las tres ramas y su sincretismo con el catolicismo es Santa Ana.

    Asojuano o Asojano. Sincretizado en la Iglesia Católica con San Lázaro y en la Regla Ocha con Babalú Ayé, dueño de la tierra y de las enfermedades infecciosas.

    Hevioso o Gevioso. Equiparado en el catolicismo con Santa Bárbara, Changó de la Santería. Dueño del trueno y los tambores batá. Es hermano de Sagbata (Asojuano).

    Afra, Jurangó, Jurajó. Dueños de los caminos y mensajeros entre los hombres y los vodún, en la Iglesia Católica es identificado con San Pedro.

    Frequete. Es conocida como la dueña de los mares, sincretizada en la Regla Ocha con Yemayá y en el catolicismo con la Virgen de Regla.

    Anamú. Madre de todos los vodún de la tierra de Asojuano. En la Regla Ocha es Olokun, dueña de las profundidades del mar.

    Dañe o Addano. Es la Santa Teresa de Jesús o la Virgen de la Candelaria de la Iglesia Católica y la Oyá de la Regla Ocha, dueña de los vientos.

    Oloddeco, Achibiriki. Nombres que se emplean para identificar al Oggún de la Regla Ocha, dueño de los metales y el San Juan de los católicos.

Resumiendo, en el olimpo de los vodún de la Regla Arará los más popularizados son menos de doce pero existe en su composición, al igual que en otras expresiones, un predominio del sexo masculino.

Para concluir, se incluye un mito que explica porque Jurangó recibió la virtud de Seguariza (representación de Dios en el catolicismo y Olofin de la Regla Ocha) y su relación con Aggé, dueño de los bosques y la cacería Osaín y Ochosi en la Regla Ocha y San Silvestre y San Norberto del catolicismo.

Ocurrió una vez que Seguariza se enfermó durante un largo período de tiempo, el resto de los vodún no lo visitaban, no se interesaba de su salud. Fue Jurangó, quien preocupado por él se presentó en su choza, y sorprendido por el estado deplorable en que lo encontró regresó rápidamente a su casa y trajo agua del rocío, que él conservaba, y le dio a beber. Después lo frotó brevemente con agua caliente y albahaca. Seguariza recuperó su salud.

Seguariza agradecido decidió premiar a Jurangó. Le otorgó dos llaves y le dijo:

"Con estas llaves cerrarás y abrirás los caminos, ya sea para sustituir algo en la vida o cuando se marche una vez y para siempre. Nadie podrá transitar sin tu permiso".

Se narra también que en cierta ocasión Jurangó se enojó con Aggé y le informó a los demás vodún:

"Le voy a cerrar los caminos para que no pueda cazar".

Aggé se enteró de lo dicho por Jurangó y se puso a vigilarlo para aprovechar la oportunidad cuando saliera de su casa. Al salir Jurangó, Aggé lanzó su flecha y logró abrir la puerta de la choza, entró y tomó las llaves de Jurangó, Después salió para el monte y obtuvo una abundante caza.

Jurangó al percatarse de la pérdida de las llaves, se quejó ante los demás vodún. En ese momento aparece Aggé, cantando un estribillo en tono burlón:

"Como yo abre sin llave. Como yo abre sin llave".

Jurangó les contestó:

"Yo no va cerrá má tu camino, Tata, nosotro somo hermano".




Fuente: http://www.caribenet.info/pensare_Cuba_La_Regla_Arará_Mederos.asp


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