Cuba

Una identità in movimento

El asesinato de la francesita Rachel y el de Yarini

María Argelia Vizcaíno



"Yarini fue El Conquistador,
el calificativo que más le gustaba y convenía"
(Dulcila Cañizares).


Yarini

En el único lugar que he podido encontrar información confiable y detallada del asesinato de la francesita Rachel es en los libros Vida y Milagros de la Farándula en Cuba de Rosendo Rosell, — ya con cinco tomos —, lo que me demuestra una vez más que todo el que desee adquirir verdaderos conocimientos históricos y faranduleros tiene que consultarlos.

La historia de este homicidio parece sacada de una novela, pero es muy real. Se llegó a popularizar como el crimen perfecto porque jamás se confirmó quien fue el asesino, desconociéndose a su vez el móvil, ni cuál fue el arma homicida porque ni siquiera se halló.

Leí de Diego Betancourt en la página http://www.chez.com/jpquin/antano.html, que es

"... la prostitución la profesión mas vieja conocida en el mundo de la mujer, es lo más indigno que una mujer tenga que hacer para poder sobrevivir cuando no se tiene una preparación académica o no se es práctica en otro tipo de labor manual. Por supuesto las hay que les resulta mas fácil usar su cuerpo como mercancía que trabajar en una factoría, tienda u otro centro laboral. En Cuba hubo varias etapas donde la prostitución se ejercía, pero nunca fue como hoy en día con las jineteras regadas por toda la ciudad y cerca de los hoteles de turistas, los cuales vienen sólo buscando el sexo pagado, y vienen con todos los vicios y degeneración sexual. En los años 30, la prostitución se ejercía en Cuba en una forma muy discreta y aunque era ilegal la policía se hacía de la vista gorda por órdenes superiores, ya que sabían era una necesidad social. Ellas trabajaban desde casas en barrios determinados como eran la calle San José el callejón de Dragones que iba desde la calle Amistad hasta la calle Zanja, la calles Crespo y Colón, la calle Pajarito y algunas otras que se fueron abriendo. Trabajaban dentro de las casas que todas vivían, cinco o seis muchachas al menos y en otras partes muchas más de cinco. No podían salir a la calle por la ley y solo se asomaban por las persianas de las ventanas para tratar de conseguir clientela".

A principio del siglo XX en nuestro país todavía la mayoría de los chulos (más conocidos en otras regiones como gigoló) eran extranjeros, principalmente franceses, igualmente las prostitutas, hasta que surgió Yarini, de quien se dice que nacionalizó la prostitución cubana.

Según Dulcila Cañizares en el Capítulo II del libro San Isidro, 1910. Alberto Yarini de la Editorial Letras Cubanas, 2000, el famoso Yarini nació en La Habana el 5 de febrero de 1882, en el seno de una familia prestigiosa y acomodada; hijo de Juana Emilia Ponce de León y el Dr. Cirilo José Aniceto Yarini, cirujano dentista, miembro fundador de la Sociedad de Odontología de la capital cubana y además catedrático titular de la Escuela de Cirugía Dental de la Universidad de La Habana (hasta su muerte, en 1915); este cirujano dentista era hermano del también renombrado médico cirujano José Leopoldo Yarini, que por méritos bien ganados se le puso su nombre y apellido a una de las salas del Hospital General Calixto García del Vedado.

Alberto Manuel Francisco Yarini Ponce de León cursó sus primeros grados en el Colegio San Melitón, fundado y dirigido por don Melitón Pérez Casas, padre del músico cubano César Pérez Sentenat, pasando posteriormente a estudiar en Estados Unidos junto a su hermano Cirilo, tres años mayor. Cuando termina la Guerra de Independencia en el año 1898, regresan ambos a la isla. El hermano Cirilo se convirtió en Profesor Auxiliar de la Cátedra de Propedéutica y Ortodoncia de la Escuela de Cirugía Dental de La Habana, hasta su fallecimiento el 1º de agosto de 1925, y su

"... recuerdo permanece esculpido en piedra en la fachada de la habanera Facultad de Estomatología, donde aún se lee su apellido".

Y como especifica Cañizares:

"Y este otro Yarini, el comodón, el apasionado de las empresas descansadas, de las monedas fáciles, de la vida ociosa; el catador de placeres, el figurín, el dandy, poco a poco, con elegancia y magia, con turbulencia y guapería, obtuvo el adjetivo de conquistador, un sobrenombre que aceptaba gustoso. Y fue El Conquistador mientras ganaba el otro calificativo, el que más le gustaba y convenía. Hasta que fue el rufián, el guayabito, el gigoló, el proxeneta, el souteneur, el Chulo. El Rey de San Isidro".

Alberto, no siguió estudiando, apartándose de las buenas costumbres se vinculó al mundo del puerto, ganando fama de "chévere" y como comerciante del sexo femenino. En poco tiempo se metió a político postulándose para el Partido Conservador, para lo cual contó con el apoyo del barrio de San Isidro y los miembros a la Secta Secreta Abakuá a la que se integró supuestamente con el propósito de aumentar sus votantes o de adquirir guardaespaldas fieles.

Como era de esperar en el bajo mundo, y mucho más entre los miembros de esa peligrosa cofradía como fueron los abakuá, existían los celos y la competencia por el mercado ilegal, dominado por los franceses hasta que surgió Yarini, que por ese motivo en más de una ocasión lo habían tratado de matar. Un día, el jefe de una pandilla francesa llamado Luis Lotot le tendió una trampa mintiéndole de que una de sus mujeres lo necesitaba urgente, y en una emboscada en plena calle a los 22 años, le quitan la vida. El asesino escapó a las autoridades, pero no contó con la misma suerte con los hombres de Yarini, pues uno de ellos apodado Pepe, lo acribilló a balazos, haciendo justicia por su cuenta. Cuentan que desde ese momento y por la influencia de su familia, el gobierno deportó a todos los souteneur franceses de nuestro país.

Es Yarini, el más popular de los chulos cubanos (el gigoló, el proxeneta, el souteneur), revivido en 1960 en la obra de teatro "Réquiem por Yarini", del autor Carlos Felipe (1914-1975). Significó un gran escándalo en su época hasta que sucedió el asesinato de Rachel veintisiete años después, en que la prostitución y los franceses en Cuba volvieron a resonar.


La francesita Rachel

"Uno de los sucesos criminales más resonantes de Cuba,
fue el de la francesita Rachel"
Rosendo Rosell, Vida y milagros de la farándula en Cuba.


De la vida y crimen de Yarini se ha escrito mucho más que del asesinato de la francesita Rachel, que repito, sólo encontré información confiable en Rosendo Rosell y sus enciclopédicos cinco tomos de Vida y Milagros de la Farándula en Cuba. Aunque a Yarini se le dedicó una obra de teatro y a la desdichada francesita se le hizo una canción y en 1973 una película titulada El extraño caso Rachel K., dirigida por Oscar Valdés en la que actuaba Mario Balmaseda.

Relata Rosell que

"Rachel fue traída de Francia por Villaverde, que fue su marido (...) que importó a Cuba, junto a otros famosos de la época la profesión de sosteneur".

Era Oscar Villaverde, dueño o manager del entonces famoso cabaret Tokío en San Lázaro y Blanco,

"... donde Rachel desenvolvía sus características funciones de preciosa vampiresa dedicada al productivo comercio más antiguo del mundo".

La orquesta instalada en el Cabaret Tokío era dirigida por José Antonio Curbelo, y estaba integrada por notables músicos entre los que se destacan Mario Bauzá en el saxofón alto y Amadito Valdés en el saxofón melódico, y como baterista (drumnista) y cantante de baladas en inglés ejercía Alberto Jiménez Rebollar, supuesto amante de Rachel.

En el año 1931 apareció Rachel desnuda y asesinada en una bañadera de la casa situada en la calle San Miguel y Amistad, al lado del famoso hotel Astor, de la capital cubana. En el certificado de defunción emitido por el Dr. Reynaldo Villiers expedido en la Casa de Socorros decía textualmente:

"Certifica que llamado por la Tercera Estación de Policía, a las 5:30 p.m. se personó en San Miguel 38 y 1/2, tercer piso, procediendo a reconocer a una mujer de la raza blanca de unos 30 años de edad, que dijeron llamarse Rachel de Keigeter (en realidad Rachel Dekeirsgeiter), la cual presentaba los signos reales de la muerte y cuya muerte parece datar de unas cuarenta horas, sin poder precisar las causas de la misma: Reconocida en su hábito externo, presenta múltiples contusiones diseminadas por todo el cuerpo: Una herida incisa superficial en la región superciliar izquierda; dos heridas contusas en la región antebranqueal izquierda; otra en la región branqueal anterior derecha. Completamente desnudo el cadáver, de cúbito supino existiendo sangre en la bañadera".

A esto último aclara Rosell que la posición era en realidad de cúbito ventral o prono (boca abajo), según se pudo apreciar en el dibujo que apareció en la página 2 del periódico El Mundo el 15 de diciembre de 1931. También nos informa Rosell en su imprescindible libro que

"... lo misterioso del caso es que la puerta estaba cerrada con el pestillo puesto y tuvo que ser violentada por la policía para poder entrar... ¿Por dónde habría salido el asesino, estando el lugar en un tercer piso?".

El único procesado por este asesinato fue el músico más tarde periodista Alberto Jiménez Rebollar, que fue magistralmente defendido por el notable criminalista Dr. Carlos Manuel Palma "Palmita", que se dedicó a probar su inocencia y tratar de mostrar la culpabilidad de Villaverde, sin lograr esto último. Casualmente, me contó mi amigo el licenciado José Luis Pérez que el supuesto asesino era hermano del insigne sacerdote Armando Jiménez Rebollar, quien conservó la imagen de nuestra patrona de La Caridad que tenemos en la Ermita de Miami, sacándola de su parroquia en Guanabo, hasta que fue traída al exilio el 8 de septiembre de 1961. La madre del sacerdote y por ende, del sospechoso, Doña Consuelo Rebollar, fue quien confeccionó el vestido que usó la virgen en su viaje.

El otro sospechoso del homicidio de Rachel fue su consorte Oscar Villaverde, pero fue muy bien defendido por el joven abogado Miguel Angel Suárez Fernández, por lo que nadie salió condenado. Cuenta Rosell que el Dr. Palma agregaba:

"El caso de Rachel no fue un crimen perfecto. Se le quiso bautizar así porque nunca apareció el arma homicida (dicen que fue una botella de champagne, con la cual le fracturaron la base del cráneo) se desconocía el móvil del hecho, cómo escapó el criminal y no se encontraron huellas delatoras".

Como es común en nuestro país a las tragedias famosas se le ponía letra y música y se inmortalizaban, de esta manera se escuchó un tango, que quizás fuera de Armando Valdespí que parte de la letra la publica Rosell en su libro:

Llego a la conclusión que la prostitución organizada se instituyó en nuestro país desde el exterior, ya que la mayoría de los proxenetas y primeras prostitutas fueron importadas, principalmente desde Francia; una gran diferencia con la prostitución actual. Aquella del siglo XIX y principio del XX eran extranjeras para los nacionales, estas de ahora de finales del XX y principio del XXI son cubanas para extranjeros (se conocen como jineteras), pero además se exportan, y no se ven exentas de peligros y de perder la vida como Rachel, sin ni siquiera saberse quien es el miserable que se la quita.


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