Nuestra historia de 1953 con el "Asalto al Cuartel Moncada" tuvo el relámpago de aquel 28 de enero de 1853 con el nacimiento de Martí y su estruendo, su golpe de los bárbaros caballos de Atíla, se sintieron en aquel amanecer de Moncada.
Y nuestro camino no cesó. La prisión para los grandes hombres es consecuencia de sus principios ante la sociedad y como tal, nunca están solos, con ellos va
"... un pueblo entero, va la dignidad humana".
En aquel "Presidio Modelo" rincón de la apartada isla de los quinientos asesinatos, como lo llamara otro gran revolucionario, fue cristalizando tras las rejas que encierran cuerpo pero no el alma, dejamos el cilicio depresivo y opresivo que han hecho tan penosa nuestra marcha por la vida; y vamos al porvenir, las olas sonoras cantan ante nosotros, un himno inmenso de esperanza, como ofreciéndonos un alba palpitante de victoria, un "Movimiento" y con él, un pensamiento, dándole continuidad al camino de la lucha de esta generación. Sus sufrimientos y angustias se tradujeron en fuerzas, esperanzas y libertad.
Al dejar atrás cincuenta recuerdos en el tiempo, podemos decir en estos andares de la historia que hay algo misterioso en el espíritu de los hombres y es su afán de romper con sus cadenas que le atan el pensamiento de su tiempo. Andar es la palabra de orden y para lograrlo, que se haga realidad aquellas palabras martianas:
"Lo que importa es que le nazcan a la libertad hombres reales".
