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Museo "Quinta Simoni" de Camagüey: monumento nacional
Yolanda Ferrera Sosa
Hacia los finales del año 1848, en áreas periféricas de la antigua villa de Santa María del Puerto del Príncipe — actual ciudad de Camagüey — fue levantada una edificación de acuerdo con las indicaciones del acaudalado doctor Ramón Simoni, uno de los más devotos y respetados hijos del territorio. La Casa Quinta fue llamada "Tínima", por atravesar el río con ese nombre, una sección del terreno.
La vivienda obedecía a los dictados constructivos de la época en sus dos plantas, como la sólida estructura y la sencillez en sus formas, unidas a un firme trabajo en la carpintería de puertas, ventanas, rejas y balaustradas en general.
El doctor Simoni trasladó hasta ese sitio a su hija Amalia, cuando tenía 6 años de edad. Allí transcurrió su adolescencia hasta el feliz matrimonio con el abogado Ignacio Agramonte Loynaz. Ambos residieron en el lugar hasta la llegada — un mes después del casamiento — del mensaje que puso sobre aviso al futuro jefe mambí: debía ponerse a salvo pues las autoridades españolas irían en su búsqueda, dadas sus connotadas actividades independentistas dentro de la villa.
UN AZAROSO TRANSITAR POR EL TIEMPO
La autoridad peninsular trató de borrar la existencia de la casa Quinta "Tínima" — donde latía el ejemplo de hidalguías formidables — una vez abandonada por la familia Simoni, en aquel exilio forzoso. Fue depredada y prácticamente arrasada. Vendida y dividida en parcelas, el triunfo revolucionario de 1959 la encontró convertida en una cuartería (ciudadela), donde habitaban 26 familias. Del esplendor original sólo quedaban las crónicas y algunas fotos.
El amor del camagüeyano por su patrimonio, llevó al rescate de ese inmueble, sometido a un trabajo restaurador que utilizó los materiales aconsejados por el respeto más fidedigno a sus originales elementos. Mucho profesionalismo y minuciosidad se depositaron en las tareas, hasta su apertura como sede socio-cultural el 1ro de diciembre de 1991, en ocasión del traslado de los restos de Amalia Simoni Argilagos hacia su querida ciudad natal.
MONUMENTO NACIONAL
La reciente declaración como Monumento Nacional de la antigua casa Quinta de Amalia Simoni, actual Museo "Quinta Simoni", estimula y reconoce la consagración de especialistas en materia de restauración, investigadores e historiadores que de varias formas han puesto sus respectivos talentos en aras de no permitir bajo ningún concepto la desaparición de los bienes patrimoniales de esta parte de la geografía cubana.
La Máster Georgina Pérez Alonso dirige al Museo desde el año 1998 y caracteriza como de maravilloso regalo para el colectivo de la institución — ascendente a 13 especialistas y trabajadores en general — la selección llevada a cabo por la Comisión Nacional de Monumentos, perteneciente al Ministerio de Cultura.
Resulta un acontecimiento — recalca — no sólo para nosotros en particular, sino para todo el pueblo camagüeyano que ve en este bien edificado, un reflejo permanente de la creatividad y de la historia de los mejores hijos del territorio. Se ha trabajado mucho para lograr el rescate de la Quinta, totalmente destruida.
Poseedora de una colección de bienes que pertenecieron a la familia Simoni Argilagos, la sede incorpora ella misma su estructura a los atractivos disfrutados por los visitantes. Desde hace años se inserta en la comunidad donde radica — en las inmediaciones de la Plaza de La Habana de la capital agramontina — en su calidad de casa de la familia camagüeyana.
Desde su apertura — señala Georgina — tuvo la denominación de Casa Quinta de Amalia Simoni. Ahora, ya como Monumento Nacional, es el Museo "Quinta Simoni", de acuerdo con la intención más abarcadora de reflejar entre sus exponentes y en sus fondos documentales, la historia de una familia ejemplar y corajuda, que supo asumir en su momento la defensa de la independencia de la Isla consagradamente.
Para Amalia Simoni e Ignacio Agramonte fue este sitio. Aún puede imaginarse el visitante la escena repetida muchas veces: la joven y bella camagüeyana, impaciente en la espera por su novio, en uno de los grandes ventanales que miran hacia la actual calle de General Gómez, antigua Santa Ana, marcada con el número 149 en aquel entonces.
En la Quinta desarrollaron su noviazgo y allí fueron a residir una vez consumada la unión oficialmente, hasta la llegada de aquel aviso que determinaría la marcha del joven hacia la manigua redentora, donde alcanzaría los grados de Mayor General. Poco tiempo después ella le seguiría para compartir vicisitudes y sacrificios, hasta que su apresamiento por las autoridades españolas recomendó su posterior retirada, en compañía de toda la familia, hacia el exilio.
Este Museo — enfatiza Georgina Pérez Alonso — guarda celosamente objetos relacionados con la familia y con Ignacio, incluso una bañadera de mármol de Carrara, sumamente valiosa. La tarea de incrementar los fondos expositivos ha dado sus frutos al lograr nuevas donaciones e intercambios con otras instalaciones de la provincia vinculadas con estos hijos ilustres del Camagüey.
Nuestro interés es rendir el merecido tributo a un sitio venerado por los lugareños y que reserva para el visitante sentimientos muy especiales: sentarse en su bello patio colonial es como ir al encuentro con la propia historia... con los jóvenes Amalia e Ignacio, enamorados y haciendo planes para el futuro.
Agrega Georgina que el Museo se inserta definitivamente en la comunidad donde radica a través de diversos proyectos dirigidos a la familia, que abarca desde Talleres de Costura y de Gastronomía hasta la atención al Adulto Mayor de muy diversas maneras.
Lugar para el descanso, para el encuentro entre 2 épocas diferentes y para el trabajo útil en el seno de la sociedad: el Museo "Quinta Simoni" acoge con justo orgullo su merecida declaración como Monumento Nacional.
Fuente: Radio Cadena Agramonte, Camagüey
http://www.cadenagramonte.cubaweb.cu/patrimonio/museo_quinta_simoni.asp
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