Uno de los centros de la salud, de los cuales los tuneros nos sentimos orgullosos, es el hospital pediátrico Mártires de las Tunas, cuyo colectivo conmemora este año el vigésimo aniversario de su fundación.

El pediátrico, como le llamamos, surgió a raiz de la puesta en marcha del hospital general docente Doctor Ernesto Che Guevara, en 1980 y desde entonces se realizaron allí diversas obras de ampliación, entre ellas el área de la policlínica y la sala de cuidados intensivos.

La parte más antigua de esa instalación, ocupada antes por el hospital general, tiene su historia. Esa obra comenzó a construirse años antes del triunfo de la Revolución, más que para resolver una necesidad de la población tunera, estaba destinada a servir de propaganda política del gobierno batistiano..

Además, esas construcciones siempre representaban jugosos ingresos para los politiqueros, quienes se apropiaban de una buena parte del presupuesto asignado e incluso ponían en juego la calidad constructiva por la baja calidad de losa materiales utilizados.

El hospital de Las Tunas no fue la excepción. Al triunfar la Revolución en 1959 y hacerse cargo de la continuidad de la obra, fue necesario derribar una placa de que peligraba con caer.

En pocos meses los constructores dieron feliz término a lo que constituía un viejo reclamo de la población tunera y así iniciaba sus actividades el nuevo hospital, precursor de la amplia red de centros hospitalarios, policlínicas, consultorios y otras unidades que actualmente prestan atención a la población de este territorio, estimada en más de medio millón de habitantes.

Hoy el hospital pediátrico Mártires de Las Tunas es todo un símbolo para la ciudad.

Y toda la provincia, por el esmero y la dedicación con que su personal atiende a los niños que allí reciben asistencia médica.

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