El mundo es hoy una inmensa pregunta, tal como afirmara José Martí en su tiempo. En el discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros en la Clausura de la conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, el 29 de Enero del 2003, están contenidas diversas preguntas esenciales que ponen al desnudo la actual situación que vive la humanidad, y arrojan luz para recorrer el camino de su liberación de tantos males que la azotan y esclavizan.
En estos fragmentos del discurso, Fidel abarca los aspectos fundamentales de nuestra época, y cabe por lo tanto reflexionar sobre las verdades que se encierran en las respuestas a sus interrogantes.
Países desarrollados, inundado el mundo por un millón de millones de dólares de publicidad comercial y consumista, que envenena a las masas con ansias de sueños y deseos inaccesibles, que conduce al despilfarro, la enajenación, y la destrucción implacable de las condiciones naturales
de la vida humana? En apenas un siglo y medio agotaremos los recursos energéticos y sus reservas probadas y probables que la naturaleza tardó 300 millones de años en crear, sin que apenas se vislumbre un sustituto viable.
Qué conocen las masas de los complejos problemas económicos del mundo de hoy?
¿Quién les enseñó lo que es el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OMC, y otras instituciones similares?
¿Quién les explicó las crisis económicas, sus causas y consecuencias?
¿Quién les dijo que ya el capitalismo, la libre empresa y la libre competencia apenas existen, y que 500 grandes empresas transnacionales controlan el 80 por ciento de la producción y el comercio mundiales?
¿Quién les enseñó de bolsa de valores, de especulación creciente con los productos de los cuales dependen los países del Tercer Mundo y con la compraventa de monedas que ascienden hoy a millones de mil?
Crecen y se profundizan las diferencias relacionadas con los países ricos y pobres, entre ellos y dentro de ellos, es decir, crece el abismo en la distribución de la riqueza, el peor azote de nuestra era, con su secuela de pobreza, hambre, ignorancia, enfermedades, dolor y sufrimiento insoportables para los seres humanos.
¿Por qué no nos atrevemos a decir que no puede haber democracia, libre opción ni libertad real en medio de espantosas desigualdades, ignorancia, analfabetismo total o funcional, ausencia de conocimientos y una falta asombrosa de cultura política, económica, científica y artística a las que
sólo pueden acceder exiguas minorías, incluso dentro de loslones de dólares cada día?
¿Quién les instruyó de que las monedas del Tercer Mundo son papeles que constantemente se devalúan y sus reservas de dinero real o casi real escapan inexorablemente hacia los países más ricos, como la ley física de Newton, y las terribles consecuencias materiales y sociales de esta
realidad?
¿O por qué debemos millones de millones de dólares impagables e incobrables, mientras decenas de millones de personas, incluidos niños de cero a cinco años, mueren de hambre y enfermedades curables cada año?
¿Cuántos son los que conocen que ya la soberanía de los estados apenas existe, en virtud de Tratados en cuya elaboración no tenemos participación alguna los países del Tercer Mundo, y por los que somos en cambio cada vez más explotados y sometidos?
¿Cuántos los que están conscientes de que nuestras culturas nacionales están siendo cada vez más destruidas?
Sería interminable seguir preguntando. Basta una adicional para los que viven de la hipocresía y la mentira acerca de los más sagrados derechos de los seres humanos, de los pueblos y de la propia humanidad en su conjunto:
¿Por qué no se levanta un monumento vivo a la hermosa y profunda verdad contenida en el apotegma martiano
"Ser culto es el único modo de ser libre"?
Hay que convenir con Fidel que sería interminable seguir preguntando. Pero se impone empezar a respondernos, con una visión distinta a la imperante en la época del neoliberalismo y del imperialismo hegemónico, cuantas preguntas nos topemos en el camino. Es necesario desbrozar las malezas que hacen perder el rumbo al pensamiento libre y creador de los hombres y de los pueblos. Hay demasiadas mentiras acuñadas como verdades sacrosantas, que se han acumulado durante siglos. Otras muchas se inventaron y se propalaron y se propalan en tiempos recientes. Hay que desnudarlas con una conciencia y un juicio críticos. No queda otro remedio que iluminar la senda por donde debe avanzar el hombre de hoy y del futuro. Y el triunfo está en enarbolar las verdades antiguas y nuevas, renovadas y vivificadas.
La vida práctica del hombre y de los pueblos definirá lo que debe prevalecer por ser auténticamente verdadero y humano.
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(16 de noviembre de 2006)
Dr Wilkie Delgado Correa
Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Medicas de Santiago de Cuba