Si se da rienda suelta a la imaginación, la vieja máquina se semeja a una gallina, solo que sus huevos son de hormigón, y en número de 15 por cada puesta.
De tecnología española, fue trasladada a la cantera Isabel Rubio, en el occidente cubano,
a mediados del año 2003, respondiendo a la necesidad de materiales de construcción que ocasionaron allí dos sucesivos huracanes.
Pero se sabe que desde inicios de la década de 1990 trabajaba en Varadero, provincia de Matanzas, donde sus producciones contribuyeron al auge constructivo del famoso balneario.
La cantera, también reactivada después de un largo período de inactividad, suministra el polvo de piedra y el granito que la móvil industria consume, por lo que sólo es necesario transportar hasta allí el cemento.
Aún con el atraso tecnológico que suponen más de 15 años de explotación, el proceso productivo constituye una novedad. La máquina se mueve por la explanada, operada por un solo hombre, y cada vez que se "echa", deposita 15 bloques. Un montacargas la abastece de mezcla, que traslada desde la concretera situada a pocos metros de distancia.
Rubén Álvarez, su joven administrador, dice que producen elementos de pared para unas 60 viviendas cada mes, y la productividad podrá ser mayor cuando exploten a toda su capacidad el equipamiento.
"Se trata de una máquina vieja, que se mantiene funcionando gracias a la inventiva de los trabajadores. El año pasado le adaptamos un ventilador para el enfriamiento de su sistema hidráulico, con muy buenos resultados" — expresa.
En tres años de funcionamiento, la "ponedora", como le llaman popularmente, ha aportado buena parte de los materiales para la recuperación de las decenas de miles de viviendas que fueron afectadas por varios huracanes en los municipios de Guane, Mantua y Sandino.
También ha contribuido a las numerosas obras que allí se ejecutan, aunque en todos esos territorios existen otras bloqueras operadas manualmente.
De manera que si se le va a comparar con una gallina, tendría que ser con la de los huevos de oro del famoso cuento.
Publicado en www.cubaindustria.cu, 3 de Julio 2006