Cuba

Una identità in movimento


La arquitectura cubana

Graciela Pogolotti


En la medida en que la Arquitectura se ha ido modelando a través del tiempo, ha tenido en cuenta diversos factores. En primer lugar, de clima; factores de recursos, de las materias de las cuales se disponía. De tal modo que, por ejemplo, si nosotros observamos nuestro llamado barroco, nos damos cuenta de que es muy diferente del barroco europeo, muy diferente del barroco mexicano. Es un barroco que, según el modelo de la Catedral de La Habana, tiene una planta clásica tradicional y una fachada que juega con las luces y las sombras, y no una fachada recargada de decoraciones.

Es un ejemplo paradigmático, pero creo también que la arquitectura colonial cubana fue tomando rasgos peculiares según los territorios del país.

La gran arquitectura habanera es una arquitectura de almacenistas, está hecha para compartir la vivienda con el almacén. La arquitectura trinitaria es una arquitectura hecha para el deslumbramiento ante una riqueza que creció rápidamente, una arquitectura que juega mucho más con el espacio, que simula una dimensión de grandeza, que desborda la ostentación frente a las necesidades reales. Por otro lado, la arquitectura camagüeyana es mucho más patriarcal, como lo es también la santiaguera, de dimensiones mucho más íntimas.

Hay otras ciudades que van marcando también su arquitectura según el tiempo en el que surgen y se desarrollan. Y nosotros, por ejemplo, tenemos en nuestro país posteriormente, una presencia del eclecticismo, que es una mezcla, pero al mismo tiempo un proceso de adecuación a las realidades.

En los años 40 y 50 del siglo XX hubo en la arquitectura moderna cubana obras que reflejaban una búsqueda de la armonía entre la asimilación de los valores de la tradición y el lenguaje de la contemporaneidad. Creo que eso ha seguido así en los mejores ejemplos que hemos tenido posteriormente. Sin embargo, creo que junto a los valores intrínsecos de la arquitectura como monumento, nuestra identidad se ha ido expresando en la trama urbana de las ciudades.

El encanto de las ciudades nuestras no está solamente en el hecho de poseer determinados conjuntos monumentales con características variadas, según la época en que surgieron, sino, además en la forma en que se ha ido dibujando esa trama urbana, y en la forma en la que la trama urbana va siendo un reflejo del proceso histórico de las ciudades.

Nosotros hemos tenido la suerte, con la presencia de la Revolución, de poder preservar esa historia, porque estos últimos 40 años han dado lugar en otros países a una gigantesca especulación financiera de tipo urbano; al crecimiento desmesurado de las ciudades, especies de macroconjuntos urbanos que encontramos también en América Latina: la ciudad de México, Sao Paulo, Caracas...

Esto llevó, en muchos casos, a la destrucción del pasado histórico, de la imagen histórica de esas ciudades para dar lugar al surgimiento de una arquitectura que es también muy homogénea, muy poco característica, que muchas veces pierde la dimensión humana.

De modo que nuestras ciudades tienen el privilegio, en términos de identidad, no solamente de haber tenido un rostro propio, sino de ser ciudades que siguen contando la historia cuando uno las recorre.


Tomado de: Graciela POGOLOTTI, "Cuando la palabra entra en ese mundo otro", en La letra del Escriba, 2003.


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