Cuba. Una identità in movimento --- Poemas de Wilberto Victores Fernández

Cuba

Una identità in movimento

Poemas de Wilberto Victores Fernández
Wilberto Victores Fernández

La ilusión de tenerte	Paradoja
Vestigios	Suspiro
El derecho del amor

La ilusión de tenerte

Estoy flotando desde que te conocí
en el aire espeso y tierno
de la ilusión de tenerte.

Tú eres el sueño más soñado,
el final feliz de un viaje tortuoso y largo,
la dicha más dulce y añorada por todos.
Qué vivo estoy sólo de pensarte.
Qué extensas son las jornadas
que paso sin verte;
hasta me da miedo dormir
pues no quiero que una pesadilla
me borre la ilusión de tenerte.

Paradoja

Eres la esperanza,
yo soy un presagio.
Eres bella magia,
yo soy truco sucio.
Eres la mañana,
yo la austera noche.
Eres fina flor,
yo soy puro macho.

Rarezas de la vida,
azares del destino,
sorpresas del amor,
caminos diferentes
que se encuentra un día,
eso somos tú y yo.

Vestigios

Concluye la acción.
Me acuesto a su lado
y observo su desnudez
y acaso a través de ella.

No obstante la carne olvida
cuando se enfría y descansa.
El lecho aún exhala fuego,
pero yo no siento nada.
La consumación del sexo
se lleva todo vestigio
de ilusiones y de ansias.
Ella es otro cuerpo inmóvil
que yace ante mi desdén.
Yo soy el mismo de siempre,
el que calla aunque no otorga,
el vicioso empedernido.

Sin embargo voy venciendo
situaciones como esta,
en que después de la acción,
Se desmoronan los sueños,
triturados por la máquina
del fantasma del amor.

Suspiro

Eres mi ambiente propicio,
eres la mejor noticia,
eres el aire más fresco
y eres el agua más limpia;
eres mi relajación
cuando extasiado te miro,
es tu cuerpo la emoción
que mi piel quería sentir,
eres toda una delicia,
eres mi atracción salvaje,
eres quien mueve el motor
de mis ganas de vivir...

Disfrutaré tu hermosura
y devoraré tu carne,
haré estigmas en tu alma
con esta locura errante
que me arde en el corazón.
En un sueño a ojos abiertos,
entre un sexo y entre un beso,
entre mirada y palabra,
robaré tu corazón
y en su lugar pondré yo
un suspiro de mi ser,
pues por mucho que pretendas
borrarme de tu memoria,
te acordarás de este loco
que te amó aunque fuese un día
pero te amó sin medida.

El derecho del amor

Mientras no perciba el sonido
de esa respiración cercana
ni el magnetismo de ese cuerpo
en mi ámbito espacial;
mientras no tenga ante mí
esa sonrisa única y poderosa,
llenándome la vida con su vida;
mientras mi piel no hierva toda
estremeciéndose al rozar con esa piel,
ambas sumidas en una ola de calor insaciable,
que emane de las más recónditas
células sensitivas de nuestros cuerpos...

... La vida no será más
que una rigurosa y triste etapa
por la que habremos de pasar,
rumbo a la gran incertidumbre
de la humanidad.
No sabremos sobrevivir a tal calvario
con nuestros seres ignorándose,
solo a veces soñando el uno con el otro
en las noches tediosas
en que nos cueste trabajo conciliar el sueño
debido a tanta ansiedad.

Es por ello que estas almas
que se reprimen tanto
en el forzoso andar
por alcanzar el sentimiento celeste
tienen el derecho de amar
a pecho abierto y alas sueltas;
tienen el derecho nuestros corazones
de danzar entrelazados en el aire
y soñar despiertos
aunque sea un solo día
de esta vida incierta.

Página enviada por Wilberto Victores Fernández
(15 de septiembre del 2006)