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Cuba |
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Una identità in movimento | ||
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Poemas de Ileana Corvisón Menéndez (2)
Ileana Corvisón Menéndez
Príncipe del aire,
Dime caracolito,
Excelentísimo señor idiota,
Mi barrio,
Los neutrales como los pacifistas, devienen en historiadores. Motivo su naturaleza precavida, unos no toman partido para no enemistarse con los demás. Los otros no pelean activamente, para no enojarse con nadie, y aquí no ha pasado nada y nada puede ser mejor de lo es.
Para encontrarte
Qué distinto abuela
Cuentan que una vez,
Las estrellas del cielo,
Mujer, madre
Un hijo
Siento miedo a veces,
A: DIOS
Cuba. Una identità in movimento
Canto al perfecto amor equivocado
del mismísimo infierno,
¿Qué encanto maléfico poseen tus manos,
mora en tus ojos?
Al pasar por mi lado,
el aire fue más frío más callado,
perdió su risa la tarde.
El sinsonte,el reuiseñor,
olvidaron de pronto sus notas,
calló para siempre el amor.
La tarde y la noche fue silencio de lágrima
que se esconde para agrandar con su pequeñez,
la inmensidad del mar.
La luna siempre callada cómplice del amor,
tiñó su faz de rosa,
por rabia y dolor.
¡Ay¡ amor perfecto equivocado,
¿Por qué hube de encontrarte yo?
siempre de mudanza.
extrañas amigos
¿O te anegas de añoranza?
Dame vida
un balcón frente al mar,
de blancas ventanas,
macetas floridas,
un gato dormido
en las rodillas,
a lo lejos, naves
cómo pájaros,
que viene y van hacia el olvido.
Dame vida un abanico,
para mecer mi mano,
a ritmo de danzón,
o bolero.
Dame una bata de muselina blanca,
llena de vuelos
y los recuerdos todos
de mi linda Habana.
No permitas se borren,
los pasos que dibujaron
calles, parques, plazas.
Deja que la lluvia
con su sabor de mar
posea mi piel,
empape el cuerpo,
penetre al alma;
que hoy no es ayer
pero tampoco mañana.
Dame un jazmín
para el pelo,
un colibrí para el vuelo.
Después…..
seguir será fácil,
con sólo eso,
todo puedo.
brillante en su memez,
Inefable inmunidad le inunda,
protege, arropa
de los embates de la señora vida.
Señor idiota,
orondo en su pedestal
ve cambiar el mundo,
sin saber dónde está.
Señor idiota,
todos hemos hecho el idiota alguna vez,
no es privilegio suyo,
la testarudez.
Vaya cambie las vestiduras,
también de paso la piel.
Envidiable señor idiota,
vive su mundo de precavida sensatez,
quedó sentado en el andén de la historia,
espera con fe la próxima vez.
Mejor estratega,
el tiempo.
Glotón insaciable,
come besos,
devuelve bostezos.
Mi barrio
mi barrio huele,
a ropa recién planchada,
a tabaco, café, jabón.
Tiene el frescor
de un abanico,
en días de calor.
Es la risa de los niños.
Una mala palabra,
un piropo retozón.
Son los líos
los trajines
del que todo sabe,
Rodrigo de Triana de balcón,
todo ve, oye
o imagina que oyó vio
Después cocina,
sazona mejor,
agrega lo que no hubo,
que en realidad faltó,
la torcida intención.
¡Ay mi barrio!
siempre con alguien en cartelera,
en tres y dos,
en la mirilla de una ventana,
que no se abre a las mañanas.
Ese, ese es mi barrio.
¿Así es el tuyo, o es mejor?
Así transcurre la vida de ambos, llenando páginas y más páginas que serán leídas con igual avidez por vencedores y vencidos.
Puede que con el tiempo devengan en prósperos negociantes y amasen una buena fortuna de la venta de las historias recreadas por ellos, magnificados o empequeñecidos los hechos, cuestión de gusto como una buena receta de cocina, aquí un poco de suspenso, allá una pizca de terror, finalmente habrá logrado un perfecto equilibrio para que satisfaga el gusto de todos tanto vencedores como vencidos, y por supuesto sus bolsillos increiblemente se irán llenando poco a poco, porque hay que ser precavidos.
El colmo de los precavidos es no nacer, para no tener que morir después de cualquier enfermedad, vulgar y dolorosa, o de otra forma corriente: un pequeño ejemplo, que lo parta un rayo, esto último es lo más temido, por los precavidos.
El absurdo tomó por asalto el mundo,
La Gioconda inconsolable llora en su marco,
debajo conveniente cubo plástico,
recoge las increíbles lágrimas
no sea estropeen la rica alfombra.
Guernica a su vez sangra,
mandan precavidos los paramédicos a salvarle.
El David yace vencido,
su mirada en el suelo esconde de la furia de Goliat,
La Pietà es rabia dolor vueltos gritos.
La vieja justicia lleva espejuelos bifocales oscuros.
El Nilo no entrega sus aguas al Mediterráneo,
los perros aprenden a cantar.
Todos se preguntan a dónde se dirige este loco mundo.
En medio de este caos,
intento recobrar el equilibrio,
no aterrarme, enloquecer
aunque todo falle.
Trato de adivinarle el compás
a este ritmo de Rap, Hip Hop, Heavy Rock
con bongó, maracas, piano, batería
que crece, arrastra como río crecido.
Aunque el asco
se haga collar asfixiante en mi cuello,
no puedo permitir me cauce asombro,
y bailo también sin entender nada.
Mientras un asno dicta cátedra,
un asesino asciende al cielo.
Sigo sin entender,
pero es lo moderno, el siglo XXI
y veremos mucho más...
remontaré sin dudarlo,
el laberinto del recuerdo,
Allí esperas escondido.
y me lleva la pleamar
de mi deseo.
Más que verte
te adivino,
en la opalescente claridad
de lo inmortal,
el recuerdo.
Y eres de nuevo el pequeño
que amamantaron mis pechos,
la magia del instante
la quiebra
el cotidiano timbrar del teléfono,
que ratifica, estás muy, muy lejos.
5/6/2004
¿Puede una estrella maléfica,
marcar un día que nace,
una vida entre mil
escoger al azar?
Por capricho maniatar el ángel de la guarda,
inundar todo con lágrimas,
tapiar de soledad la increíble prisión.
Decretar ausencia del beso,
de un poco de amor,
que amor no es sólo sexo,
es sólo cuestión de dos.
Mutua aceptación,
no reproche,
no condición.
Juntos remontar contracorriente
el inmenso río del tiempo,
sembrar al paso semillas de entrega.
Llevar al otro en brazos,
si falta hiciera,
o darle mano si fallara el escalón.
Pero la estrella vigila cual cíclope mitológico,
guardiana y dueña de todas las espinas,
y bien sabe clavarlas,
cuando menos se espera,
en el centro del corazón
en su perfecta ocasión.
¿Dónde estaba usted señor Dios y sus ángeles de la guarda?
Cuando el traidor clavó sigiloso
su puñal en la espalda del hijo y el hermano.
Dónde estaba usted que no vio, ni quiso ver
todo un huracán de lágrimas que incontenibles brotaron
de los muros de mis ojos,
de tantos ojos…..
¿Dónde estaba usted y sus ángeles guardianes?
Que no pudo oír su grito ni el mío,
ni el grito de los muchos que a diario matan,
los que todo saben, rigen y se creen dueños del alba.
¿Dónde estaba usted mientras todo sucede?
Sin que se le quiebre el alma al asesino de la esperanza.
No tendré,
el beso que soñé,
ni temblaré
mientras espero,
llegue mi caballero.
no seré jamás,
ordenada,
seria, buena cocinera, delicada.
No tendré violáceas ojeras,
ni perderé pañuelos en el paseo.
No conoceré del sobresalto
de unos pasos al pie del limonero.
Pero a pesar de todo,
de mi risa,
de mi pelo,
errores, aciertos,
amo al mundo,
al mundo entero.
Conversación con la abuela
tu vivir de aquel tiempo,
todo al compás del abanico,
fragor de espumas contra tu pecho.
Qué distinto abuela,
tu facilidad de lago quieto,
espejo de aquel momento.
Qué distinto abuela,
tu tazón de tila, canela o anís,
tu manso perro, la sombrilla,
y a podar el jazmín.
Qué distinta,
la dulzura de tu boca breve,
que abres para que hable tu dueño.
La cadencia de tus pasos,
si fueron pasos y no vuelos.
Quién pudiera abuela,
al vaivén del quitrín,
poder soñar tus sueños,
volver a tu jardín.
Leyenda del mago de la guitarra
un mago armado de sólo una guitarra,
llamó por una mujer imaginada.
Sabía su nombre,
eso no es nada,
letras, sílabas,
no carne, sangre, alma.
Habitaba ella en otro tiempo,
entre helechos adormecida estaba.
Cantaba en la lluvia,
en la brisa, en las olas viajaba.
Más fue tanto el ardor de aquella guitarra,
que cobró vida, dimensión en una palabra.
En el verdor gastado de un parque,
apareció ella, cautelosa, tímida,
altiva a su vez como el alba.
Al fin mujer creada al conjuro
del mago de la guitarra.
Ella con sus ojos de nubes,
fresca, limpia, serena como agua de playa,
reconociéndose al fin, en los ojos del que así la
llamaba.
Por vez primera viva,
no imaginada.
Cuentan los que la vieron,
que desde entonces está en ese parque sentada
prisionera en las cuerdas del mago de la guitarra.
Inventario involuntario
los tintes del traje que recién estrena la tarde,
una taza de té.
Un deseo inmenso de querer,
desbordarme, inundar,
ser recibida de la cabeza a los pies;
obviar peros,
conjunciones disyuntivas,
sabias murallas para no querer del todo.
Quiero un beso en cada defecto,
una caricia en el acierto,
porque nada ni nadie es perfecto.
Ser tomada así a ciegas,
como lo hace mi cama
sin preguntar motivo del cansancio.
No rotundo a la interrogación,
porque entonces me iré sin dar respuesta,
cerraré de nuevo la puerta,
lanzándome a correr
lo que resta a mis senda.
Desde allí igual que ahora,
curiosa miraré los afortunados que nunca se equivocan,
todo saben,
tratan en vano de clasificarme,
meterme en un pomo,
decidir qué, cuando, cómo.
Reiré entonces como ríen los que como yo,
han vivido a su modo,
con un único código,
buscar el amor,
y darlo completo a todos.
Tañen las campanas a lo lejos
y la mañana es verde sinfonía,
que suave se bebe sorbo a sorbo la noche,
de ayer, de mañana de todas las noches
del eterno ciclo del tiempo.
La brisa tiende sus frescas redes,
atrapa mi cuerpo que se abandona,
tú ríes y tu risa ensancha en cielo,
en tu risa nace el secreto íntimo del universo.
Ignoro si habrá un después,
de esta alegría, de este minuto,
inmenso en el reloj del tiempo.
En tu risa nace la primavera,
y mis manos la guardan,
como guardan las quimeras.
madre, mujer
del mundo entero, que pares con dolor y sangre,
los crías con sacrificios.
No llores por ellos,
ven defiende a tus hijos.
Las lágrimas ablandan el acero,
este acero que puede ser nuestro pecho
si manos asesinas,
el vientre nos dejan seco.
Mujer, madre,
Madre, mujer
del mundo entero
álzate contra la muerte.
Es nuestro derecho.
es el resultado mágico
de una gota de sudor,
una de rocío
una lágrima
y el amor.
Frontera o límete preciso
definitorio de lo cuerdo de lo insano.
Sin mediar el racionalista
criterio humano.
de estas lágrimas que brotan
que nadie ve, nadie nota.
Y es que sé me desangro,
que la vida se me escapa,
gota, a gota.
No a la guerra,
no al terror.
Es la vos de las madres
que gritan a coro;
son nuestros hijos
los parimos con amor.
Fuertes somos
Puede crean que no.
Si juntamos las manos
barreremos el terror
de este mundo no creado para la muerte
ni el dolor.
EMAIL DEL DESESPERADO
CC: DIOSES TODOS GRIEGOS, ROMANOS, ÁRABES, AFRICANOS
ASUNTO: S.O.S. DEL DESESPERADO
El que pueda oírme,
responda.
No importa reine en cielo cristiano
o more en el Olimpo, selvas africanas,
puede en la tradición de pueblos árabes, hindúes u orientales.
Nómbrese Dios, Mahoma, Buda, Orula, Alá,
favor rescatarme de esta terrible porción de soledad.
Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia
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