En 1898 se habían creado en Cuba las condiciones para que el naciente imperialismo norteamericano se lanzara de manera prepotente y soberbia a una oportunista intervención.
La Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana constituyó de hecho la vía expedita para el llamado "Destino Manifiesto" de la Isla, entiéndase sentimiento incondicional a favor de los designios yanquis. Todo formaba parte de un engendro denominado Enmienda Platt, implantada el 12 de junio de 1901.
Previamente una Asamblea Constituyente, convocada para el 25 de julio de 1900 por una orden del gobierno militar yanqui de ocupación, instaba a elecciones para delegados a ese órgano, el cual debía iniciar sus sesiones a fin de
... redactar y adoptar una Constitución para el pueblo cubano, y como parte de ella, proveer y acordar con el Gobierno de los Estados Unidos, las relaciones que habrían de existir entre este y el Gobierno de Cuba (...).
Las sesiones de la Asamblea recién electa comenzaron el cinco de noviembre en el ahora Teatro Martí, de la capital. Las peripecias y jaleos que prevalecieron hasta la imposición de la Enmienda no fueron pocos. Durante más de 11 meses, tales avatares acontecían en medio de una virulenta y agresiva campaña de la prensa norteamericana más reaccionaria y amarilla.
Por fin el 12 de junio de 1901, se procedió a la votación definitiva sobre la inclusión o no de la Enmienda Platt como apéndice de la Constitución de Cuba. Varias dignas voces de patriotas se alzaron en su contra, como Juan Gualberto Gómez.
La implantación en la insula de ese instrumento constituyó una afrenta a la independencia, ya que legitimaba las intervenciones norteamericanas, posibilitaba la penetración de sus capitales y pretendía la exclusión de la Isla de Pinos como parte del territorio nacional, al marginar la situación de esta
... para un futuro tratado de fijación de su pertenencia.
También limitaba a los cubanos la concertación de tratados, restringía el derecho a contraer deudas públicas, convalidaba las disposiciones de la ocupación militar y, además, obligaba a la mayor de las Antillas a vender o arrendar a Estados Unidos estaciones navales, que ubicarían en determinados puntos del archipiélago.
Finalmente imponía asimismo la inserción de estas disposiciones en un Tratado Permanente con los Estados Unidos.
La implementación de la anexionista Enmienda Platt por el gobierno estadounidense a un pequeño y heroico país ocupado militarmente, como condición indispensable para poner término a tal situación, no resulta un episodio aislado en la historia de las relaciones cubano-norteamericanas. Sus raíces se remontan al siglo XIX.
La anexión territorial que pretendían no llegó a consumarse, pero se fue desarrollando simultáneamente con los objetivos de conquista, un proceso de sumisión económica y política, del cual Cuba fue la primera víctima. Surgiría entonces la neocolonización.
La repulsa sostenida del pueblo contra el grillete de la Enmienda, el desarrollo de la conciencia política nacional a partir de 1920 y otros acontecimientos de carácter internacional, fueron factores influyentes y determinantes para que el 29 de marzo de 1934 se produjera la firma de un Tratado permanente entre Cuba y los Estados Unidos, que representó de hecho la eliminación de la Enmienda Platt.
Para algunos, la abolición de la Enmienda Platt significó una estafa más del imperialismo, pues se produjo cuando tenían ya en su poder los controles principales de la economía nacional.
Cesó la Enmienda Platt en 1934. Esta y el Tratado Permanente, fueron sintomáticos del neocolonialismo, y no es hasta el Primero de Enero de 1959, cuando triunfa la Revolución, que se liquidaron para siempre los oprobiosos vínculos y ataduras a la gran metrópoli de los tiempos modernos.
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