Las pastas y en particular la pizza, en la forma que la conocemos hoy, es un alimento universalmente extendido. Se dice que después de haber sido una comida de aldeanos en la Campania italiana, el napolitano Raffaele Esposito la inmortalizó al crear la pizza Margarita. La hogaza cruzó el Atlántico a principios del siglo XX con la oleada migratoria que, proveniente de Italia, inundó las tierras americanas.
Sin embargo, no llegó a ser popular en Camagüey, Cuba, hasta después del triunfo de la Revolución en 1959.
Según fuentes consultadas de gran confiabilidad, la primera pizzería de la Ciudad de los Tinajones se funda a finales de 1966, y surge a partir del interés que tenía el gobierno revolucionario de desarrollar una cultura gastronómica diversa en la Isla.
El lugar que se escoge para montar la primera pizzería es la antigua tienda El Gallo, y los locales que se encontraban en el segundo piso que pertenecieron en un momento a la emisora CMJA. Sin duda, un lugar tremendamente vendible, al encontrarse en la concurrida encrucijada de las calles República, Maceo e Ignacio Agramonte.
En un titular del periódico "Adelante" del 18 de noviembre de 1966 se lee: "Ya Camaguey tiene su pizzería", un trabajo del articulista ya fallecido Ariel Noa, en el cual abunda en las características del local y de la acogida de los comensales a esa nueva opción gastronómica.
De inmediato fue rotundo el éxito de la Pizzería la Piazza, nombre seleccionado para la unidad que aún hoy se mantiene y que en sus comienzos se subordinó a la otrora empresa INIT.
En los bajos del establecimiento funcionaba una barra las 24 horas donde se expendía espagueti, pizzas y otras pastas, en tanto el piso superior se usó y se sigue usando cómo restaurarán especializado en comida italiana.
El queso es un integrante base para cualquier tipo de estas pastas y Camagüey fue una zona privilegiada en ese aspecto por el desarrollo ganadero del territorio. De tal modo, se utilizaron producciones locales como Guarina y Vaquita, fábricas que producían marcas de quesos con la característica de gratinar muy bien, cómo es el caso de Patagrás y Cubanito.
Hoy, aunque los suministradores de ese lácteo han cambiado, aún siguen siendo productores locales de Sibanicú y del poblado José Martí, en el municipio de Guáimaro, los que proveen ese esencial componente.
Más tarde, inspirados en el éxito de La Piazza, surgen nuevas pizzerías, como Los Venaditos en el barrio Garrido. En la carretera central oeste se funda Bentornato, otra unidad de expendio de pastas italianas que también fue conocida por Terralba. Hatibonico, una cafetería que comercializaba platos ligeros, helados y bebidas no alcohólicas también asumió la tarea de hornear el plato de feria por excelencia.
Esta es la breve, pero sabrosa historia de la pizza en nuestra localidad, historia de un producto mundialmente apetecido que ya pertenece también, por derecho propio, al folklore de la nación cubana; que ya se ha acriollado como tantos otros platos de la cocina internacional.
La pizza, un alimento tan socorrido en tardes de sábado, parafraseado la canción del cantautor cubano Pablo Milanés, es rico manjar que todos amamos pero consumimos con recelo por aquello de sumar muchas libras en la balanza.
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(Martes, 11 de agosto de 2005)
Para degustar las más deliciosas pastas que se cocinan hoy en la ciudad de Camagüey, hay que visitar un pequeño y discreto restaurante de comida italiana bautizado con el nombre de Dinos Pizza, establecimiento que se encuentra en una de las zonas más concurridas de la ciudad, la del Casino Campestre.