Se cumplen este 17 de agosto, 81 años en que las agrupaciones comunistas cubanas decidieron, previa convocatoria, reunirse para dar unidad y fuerza a las ideas marxistas leninistas en el país y constituirse en Partido.
En aquel acto fundacional realizado en La Habana se juntaban en un solo haz de luz, los sueños y deseos de lograr la independencia nacional y la materialización del socialismo, como legítimas aspiraciones de quienes se adelantaron en el tiempo, a lo que hoy se ha alcanzado.
Desde los mismos comienzos el Partido Comunista de Cuba fue expresión de continuidad histórica, pues entre los hombres que se dieron cita en aquel inolvidable Congreso constitutivo, estuvo Carlos Baliño, quien ya antes en 1892, estuvo entre los fundadores del Partido Revolucionario Cubano al lado del Apóstol José Martí,
El propio Baliño sería uno de los primeros que introducirían las ideas marxistas en Cuba cuando 1903 crea el Club de Propaganda Socialista, que se considera la primera organización marxista de Cuba.
Así que de tal suerte en las dos sesiones de Congreso de los comunistas, paso previó a la creación del Partido, estaría presente la nueva hornada de luchadores, encabezados por un líder de la talla de Julio Antonio Mella, y veteranos revolucionarios.
Entre ese modesto grupo de patriotas se hallaba Fabio Grobart, joven dirigente que pertenecía a la sección hebrea por el origen de su nacionalidad, y que se convertiría al cabo del tiempo en el enlace necesario entre la generación de aquel Primer Partido Comunista de Cuba, con los de la gloriosa fuerza que lleva adelante el actual proceso socialista en la Isla.
Aquel encuentro fue precedido por numerosos hechos políticos y sociales que marcaron la historia de esos tiempos.
En el ámbito internacional, la Revolución de Octubre en Rusia, fue un momento que impulsó la lucha de los trabajadores en todo el planeta y del cual los obreros cubanos también fueron influidos por las ideas comunistas.
Internamente el país vivía la frustración de la República mediatizada por el Imperio yanqui, expresada en la creación en el propio año MIL 925 de la Confederación Nacional Obrera de Cuba, a lo que añadía el papel desempeñado por intelectuales y el pueblo en general opuestos a los gobiernos de turno de la época.
Presentes organizaciones comunista de La Habana, y de otras localidades de la nación, como San Antonio de los Baños, Guanabacoa y Manzanillo y núcleos de Palma Soriano, Bayamo, Media Luna y Guantánamo, que actuando clandestinamente desafiaron la represión machadista para estar presentes allí
De aquel Comité Central resultaron electo nueve miembros efectivos: cinco obreros, un empleado público, un maestro, un periodista y un estudiante.
La trascendencia, de aquel acto efectuado en condiciones políticas, económicas y sociales de extrema complejidad fueron plasmadas en su significado fueron resumido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando expresó:
"A la tarea de liberar a la nación de la dominación imperialista se unía insoslayablemente ahora la de liquidar la explotación del hombre por el hombre en el seno de nuestra sociedad".
"Ambos objetivos — precisó el líder de la Revolución en el Primer Congreso del actual Partido Comunista de Cuba, en MIL 975 — eran ya parte inseparable de nuestro proceso histórico... Haber comprendido esto fue a nuestro juicio el mayor mérito histórico de Baliño y Mella cuando fundaron con un puñado de hombres el primer partido marxista-leninista de Cuba en 1925".
Este Partido surgido de la voluntad y el pensamiento de Carlos Baliño y Julio Antonio Mella, estuvo listo siempre para los cambios que hubo que enfrentar en el camino y que garantizó su continuidad en un gesto altruista y unitario cuando en el OCTAVO Congreso, efectuado en 1961 decidió estar definitivamente al lado del nuevo proceso en marcha en la Patria.
En esa oportunidad, Blas Roca reconociendo el indiscutible liderazgo del Comandante en Jefe Fidel Castro, y sus innegables aportes al movimiento revolucionario mundial, entregó las heroicas banderas de la organización, para continuar la lucha del único modo posible en aquellas condiciones históricas: creando una fuerza nueva, unida y renovadora, aunque con raíces profundas patriótica.
Así quedó formado nuestro actual Partido, que vela firmemente por la continuidad de las tradiciones heredadas en la lucha por la independencia, y por alcanzar toda la justicia para el pueblo.
Página enviada por Jorge Navarro Torres
(17 de agosto del 2006)