Cuba

Una identità in movimento


La estrategia de lucha no se interrumpió

Joaquín Oramas


Cuando abandonó el llamado Presidio Modelo, Fidel Castro había iniciado desde la prisión la estrategia a desarrollar después del Moncada contra el régimen del tirano Fulgencio Batista.

Con el Movimiento 26 de Julio convenientemente estructurado, se preparó la expedición del yate Granma que desembarcó a fines de 1956 para reiniciar la lucha armada en las montañas de la IslaSus principales colaboradoras fueron Haydée Santamaría y Melba Hernández, las dos mujeres que el 26 de Julio de 1953 participaron en el ataque a la segunda fortaleza militar de Cuba, y cuya actitud durante el juicio a los asaltantes fue de extraordinaria valentía al denunciar el asesinato de una veintena de combatientes prisioneros, de cuyos hechos fueron testigos excepcionales.

Ellas, al salir de la cárcel de mujeres de Guanajay, hicieron contacto con el líder revolucionario mediante cartas que secretamente él les hacía llegar. Las misivas eran portadoras de instrucciones de las actividades que debían realizar como parte de la estrategia elaborada en la celda donde estaba confinado.

Como los principales soldados de Fidel en libertad, su primera misión fue aglutinar a las fuerzas dispersas de más de 1 200 hombres que encabezados por el líder revolucionario participaron en la marcha de las antorchas, como homenaje al Centenario del nacimiento del Apóstol José Martí. También les orientó divulgar clandestinamente el mensaje "A Cuba que sufre", y cómo editar y distribuir La Historia me Absolverá, el alegato de Fidel en el juicio contra los asaltantes de los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, celebrado en el hospital Saturnino Lora, en octubre de 1953.

"Nuestro programa revolucionario es el más completo, nuestra línea es la más clara, nuestra historia la más sacrificada; tenemos derecho a ganarnos la fe del pueblo, sin la cual, lo repito mil veces, no hay revolución posible", les expresaba en una carta.

Esta etapa de nuestra historia quedaría resuelta por las dos valientes protagonistas, que continuaban en el combate clandestino. Haydée y Melba desplegaron activo quehacer revolucionario para sacar de la cárcel de Isla de Pinos el histórico documento La Historia me Absolverá, impreso en una pequeña imprenta de la Ciudad de La Habana y organizaron su distribución por todo el país, donde, meses más tarde, fue el testimonio más leído en Cuba.

La casa de Melba, en la capitalina calle Jovellar 107, se convirtió en lugar de frecuentes visitas de personas interesadas por los presos políticos, familiares de desaparecidos y de simpatizantes de Fidel y sus compañeros que señalaron con su acción del 26 de Julio la única salida de la encrucijada en que la dictadura había sumido al pueblo.

Por orientaciones de Fidel, ellas, junto con otros revolucionarios se dieron a la tarea de reorganizar las fuerzas dispersas del Movimiento en las provincias de La Habana, Matanzas y Pinar del Río. Y establecían contactos iniciales con otros territorios. En carta fechada el 12 de junio de 1954, Fidel orientaba a Melba:

"Es preciso que se conmemore además dignamente el 26 de Julio... será un golpe terrible al Gobierno..."


EN EL PRIMER ANIVERSARIO DEL MONCADA

En el primer aniversario del ataque al Moncada se distribuyeron miles de volantes dirigidos al pueblo de Cuba, en nombre de los jóvenes que en el Centenario del Apóstol José Martí realizaron la gesta del 26 de Julio. Ese día dirigieron una manifestación en el Cementerio de Colón que fue agredida por la policía. Asimismo, trabajaron intensamente en la campaña de la amnistía de los presos políticos y los exiliados, junto con otras valiosas mujeres que también dieron apoyo material y moral a los combatientes y a familiares de los caídos. Haydée y Melba, con otros revolucionarios, realizaron una propaganda activa en los medios de difusión y con personalidades conocidas que coadyuvaron al éxito de la campaña.

Al salir los moncadistas del Presidio Modelo de Isla de Pinos, el 15 de mayo de 1955, Haydée está entre los que van a recibirlos. La imagen gráfica dice de este dramático momento en que recuesta su cabeza en el pecho de Fidel, lo que para ella significó "vivir otra vez", expresa en un artículo el historiador Mario Mencía.

Desde que desembarcara del vapor Pinero, en el Surgidero de Batabanó y su llegada a la terminal de trenes capitalina, la personalidad del líder revolucionario daba mayor brío a la estrategia que había dirigido desde la cárcel. Sus artículos en la revista Bohemia y el periódico La Tarde, en los que denunció los crímenes cometidos por la soldadesca batistiana contra los combatientes moncadistas y otros revolucionarios indignaban a la opinión pública.

Los políticos tradicionales que habían fracasado en la reunión de Montreal y en otras gestiones de la llamada Sociedad de Amigos de la República (SAR) para buscar una "salida pacífica" a la situación cubana se acercaban al nuevo líder para explorar su pensamiento. Pero la estrategia era inconmovible. Sólo había un camino: la lucha armada, tesis que compartía desde la Federación Estudiantil Universitaria, una gran parte de la juventud pues si quedaban dudas sobre los propósitos del tirano de a toda costa mantenerse en el poder, la farsa electoral de 1954 lo demostraba.

Ahora faltaba la creación de un movimiento que agrupara y organizara la acción del pueblo para reanudar la lucha contra la tiranía batistiana.


REESTRUCTURACION DEL MOVIMIENTO

El domingo 12 de junio de 1955 se completó el proceso de organización de las fuerzas revolucionarias, iniciado en las celdas del Presidio Modelo por Fidel, quien había orientado la colosal tarea de reestructuración del Movimiento organizado para el ataque al Moncada, desde antes de ser excarcelado.

El propio 15 de mayo y los siguientes días, lo que hace es instruir a los moncadistas para extender el Movimiento a todo el país. Con tal propósito partieron Léster Rodríguez para Oriente, Reinaldo Benítez para Camagüey, Gustavo Arcos a Las Villas, y José Suárez a Pinar del Río.

A ellos se les incorporan personas recién captadas, simpatizantes y colaboradores ya vinculados durante la distribución de la primera edición de La Historia me Absolverá y la campaña por la amnistía.

Entre muchos, María Antonia Figueroa, de Santiago de Cuba; Cándido González, Calixto Morales y Raúl García Peláez, de Camagüey; Guillermo Rodríguez del Pozo, de Santa Clara; Ricardo González Tejo, José Manuel Torres e Ismael Pérez Falcón, procedentes de la Ortodoxia y del MNR, de Jovellanos, y Universo Sánchez, de Colón; René Reiné — quien trabajaba con Melba — y Héctor Ravelo, de Habana campo.

En estas semanas, entre centenares de conversaciones de Fidel con innumerables personas de los más disímiles sectores, partidos y movimientos políticos, resultan de especial significación las sostenidas con el profesor Rafael García Bárcena, quien había organizado un grupo de valiosos revolucionarios en el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) abortado por la policía batistiana. Las diferentes concepciones alejaban al profesor de psicología de la realista estrategia de Fidel para el enfrentamiento a la dictadura, entonces la perspectiva de unidad entre ellos fue nula. A partir de ese resultado, el grupo de jóvenes radicales al Movimiento Nacional Revolucionario, encabezado por Faustino Pérez y Armando Hart, decidió incorporarse a la estrategia de Fidel, actitud que en los meses siguientes fue seguida por la mayor parte de los elementos más activos de esa organización.

También resultará de especial significado el mandato a Léster Rodríguez y la autorización a María Antonia Figueroa para participar en la estructuración del Movimiento en Oriente, que implicará en especial la captación de los combatientes más valiosos de Acción Libertadora de esa provincia (Otto Parellada y Oscar Lucero, entre otros) y la incorporación en septiembre de 1955 de Frank País y los experimentados miembros de su extensa y bien entrenada Acción Nacional Revolucionaria. En lo público Fidel actúa con sagacidad mateniendo en secreto la actividad clandestina que preparaba la lucha armada.

Si algo queda por hacer y definir, sólo la limitación del tiempo lo impide.

En este vertiginoso proceso se inserta la reunión que se efectuó en la humilde vivienda de dos ancianas jubiladas ortodoxas en la calle Factoría 62, bajos, en La Habana, la noche del domingo 12 de junio de 1955. Allí, en ese momento, quedó integrada la primera Dirección Nacional del MR-26-7.

Esa noche, se encontraron ocho hombres, incluido Fidel (28 años), y dos mujeres, Haydée Santamaría (28) y Melba Hernández Rodríguez del Rey (33): Antonio, Ñico, López (22), Pedro Miret Prieto (28), José Antonio, Pepe, Suárez Blanco (28), Pedro Celestino Aguilera González (30), Faustino Pérez Hernández (35), Armando Hart Dávalos (25) y Luis Bonito Milán (36), colectivo de dirección al que también pertenecieron Jesús Montané Oropesa (32) y Juan Manuel Márquez Rodríguez (39), a quien la policía acababa de propinar una brutal golpeadura y se encontraba hospitalizado.

En esa primera dirección, figuraban tres de los dirigentes del Movimiento de la época anterior al Moncada, Fidel, Miret y Montané.

Permanecían Haydée y Melba, designadas después. Se le incorporaban ahora tres moncadistas más: Ñico López, procedente del exilio, Pepe Suárez, excarcelado de Isla de Pinos, y Aguilera, emergido de la clandestinidad.

Seis de ellos habían cumplido sanción por los sucesos del 26 de Julio de 1953: Fidel, Miret, Montané, Pepe, Haydée y Melba. Se completaba con Hart y Faustino, del MNR, también ex presos políticos; Luis Bonito, dirigente sindical azucarero, y Juan Manuel Márquez, tabaquero, periodista, ex concejal de Marianao y luchador contra Machado en los años 30 y frente a Batista en sus dos etapas dictatoriales.

Cuando Fidel partió hacia México con el propósito de organizar la lucha armada, estaba convenientemente estructurado el Movimiento 26 de Julio que se fue extendiendo a todos los sectores de la Isla. Dejaba el líder revolucionario una estela de esperanza que se hizo realidad el Primero de enero de 1959.


Página enviada por Astrid Barnet (4 de agosto de 2005)


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