Cuba

Una identità in movimento


Omara Portuondo: detrás del telón

Mariana Ramírez-Corría


    "El amor es lo más importante en la vida. 'El amor no se puede acabar', como dice una canción. Con amor se pasa el hambre si no tienes comida. Con amor puedes soñar. Lo único que se tiene es el amor que se da".

Así es Omara Portuondo: la novia del feeling, la diva del Buena Vista Social Club, la Edith Piaf cubana, merecedora del premio Grammy, el premio Billboard de la Música Latina y un sin número de condecoraciones cubanas y extranjeras.

La modestia, el amor al prójimo y la sinceridad son virtudes inseparables de Omara. Es transparente. Su alma, que es toda música, brota pausadamente a través de sus palabras. Hoy esta con SEMlac, detrás del telón.

    SEMlac: Hace unos días fuiste al Hospital William Soler. ¿Qué llevabas?

    Bueno, donamos dinero al Proyecto Paloma, que dirige Lizette Vila, y se compraron muchos materiales para los niños y las niñas con inmunodeficiencia; libros, libretas, lápices. Pero, ¡no fui sola! Conmigo fueron payasos, cantamos, jugamos. Fue fantástico.

    Allí surgió la idea de unir tantas y tantas grabaciones que he realizado de música infantil para programas de televisión y de radio, y conformar un disco. ¡Casualidades de la vida! Los músicos eran precisamente algunos de los que hoy pertenecen al Buena Vista Social Club. El grupo se llamaba Los Yoyos y el bajista era Cachao, el trompeta el guajiro Mirabal, el percusionista Filiberto y la que ya no está entre nosotros, Enriqueta Almanza, al piano. Es importante rescatar esa música para los niños.

    SEMlac: ¿Y qué relación hay con la Cruz Roja Suiza?

    ¡Ah! Se les ocurrió a los suizos de la Cruz Roja nombrarme embajadora de buena voluntad. De eso hace ya como dos años que ando por ahí con ellos, ofreciendo conciertos para recaudar dinero. Uno fue en Suiza, otro en Inglaterra. Y con ellos tengo aspiraciones de ir a Johanesburgo y hacer una presentación allí para los niños de África.

    SEMlac: ¿Y Colombia?

    Bellísima. Fui al Festival de Teatro y resulta que la única música fue la mía y la de una española, llamada Martirio, que canta muy bien, andaluza, pero canta coplas acompañada por jazz. Es interesantísima. En Colombia fue todo excelente. Estaba el grupo de teatro cubano Buendía, pero había artistas de muchos países europeos y latinoamericanos.

    SEMlac: Si tuvieras que definir a Omara, ¿qué dirías?

    Pues que soy Omara, cubana, del barrio de Cayo Hueso.

    SEMlac: ¿Tu infancia fue feliz?

    Muy feliz. Pobres, pero felices. Madre blanca, padre negro que era pelotero y tramoyista también, pero compartimos todo. Muy bonita familia. Mi madre y mi padre fueron los que me enseñaron el camino que yo tenía que recorrer: cantar.

    Me decían que tenía que representar a Cuba por todo el mundo. Fue una profecía. Ellos me enseñaron las primeras canciones que canté. Éramos tres hermanos: un varón y dos mujeres. Pero en esa casa había música a toda hora y cantábamos a dúo con mi papá, tanto mi hermana Haydé como yo. Nada, que éramos mucho más que dos, como el poema de Benedetti.

    SEMlac: ¿En aquella época el concepto de raza te hizo daño?

    No, a mí no. Teníamos la integración en la casa. Al contrario, me señaló el camino. Éramos progresistas en ese sentido. Mi madre era fantástica, mi padre también. Lucharon contra la sociedad y contra lo que se vivía en aquellos momentos, haciendo caso omiso de cualquier comentario. Crearon su propia familia y eso fue lo mejor que pude tener.

    Con el dinero que entraba comíamos o no comíamos. Nos repartimos las galleticas con el agua con azúcar. ¡Eso lo comíamos a cada rato! Pero no había ostentaciones. Teníamos un gran amor. No era un problema económico, ni racial, era un asunto de seres humanos, de caridades, de humanidad.

    SEMlac: ¿Cuán fácil fue cantar y bailar en aquellos anos sin hacer concesiones?

    Se me hizo fácil. No podía hacer concesiones. No tenía el temperamento, ni la educación recibida me lo hubiera permitido. Tenía una gran convicción de lo que es válido y lo que no lo es.

    Yo entré a bailar al Tropicana por casualidad. Falló una de las muchachas del coro y hablaron conmigo. Yo no quería, pero mi mamá me pidió que ayudara al productor del espectáculo porque necesitaban una bailarina para esa misma noche.Eran cuatro hombres y cuatro mujeres y, como yo iba a los ensayos con mi hermana Haydé, que sí estaba ahí, pues me sabía la rutina. ¡Qué vergüenza me daba salir con los muslos al aire! Yo estaba estudiando en el Instituto en aquel momento. Luego quise estudiar Filosofía, pero por problemas raciales no pudo ser.

    SEMlac: Te menciono algunos nombres y me dices que son para ti…¿Ariel?

    "La Gloria eres tú", la canción de José Antonio Méndez. Es mi hijo, pero, además, mi representante, mi deseo de ser persona. Es el que más me admira y el que más me critica.

    SEMlac: ¿El silencio?

    El silencio es muy importante. Cuando estás en silencio piensas tantas cosas: te vas reconociendo a ti misma. A veces es muy bueno callar en el momento oportuno.

    SEMlac: ¿Fondo de Bienes Culturales?

    Nisia Agüero. !Qué directora y qué mujer! Fue una época bellísima. Un trabajo social maravilloso en La Habana Vieja, con un público que se estrenaba cada jueves con nuevos sentimientos hacia el arte cubano, la música, la artesanía. Todo eso estimulaba mucho. La música reúne a la gente, la disfrutan y luego regresan distintos a sus casas.

    SEMlac: ¿Flor?

    La mariposa

    SEMlac: ¿Un personaje inolvidable?

    Lecuona, Rita Montaner, Benny More, Nat King Cole, Cervantes.

    SEMlac: ¿Libro predilecto?

    Autor: Carpentier. "El Siglo de las Luces"

    SEMlac: ¿Músico?

    ¡Aida Riestro! La sentí madre, la sentí de todo. Elena Burke, esa mujer con un corazón tremendo, temperamento, fuerza. ¡Aquel cuarteto! Éramos dos compases: cuatro negras y una redonda, que era Aida.

    SEMlac: ¿Violencia doméstica?

    Yo no la he sentido, pero está en contra del ser humano. A veces la mujer la acepta porque no le queda otro remedio. Si la dejaran pensar, no lo aceptaría. El hombre la inicia, casi siempre: la bebida, la droga, por lo que sea. La mujer debería denunciarlo. Es una falta de educación y de cultura. Puede que ocurra en barrios marginales, pero yo creo que se da en cualquier lugar. Mira, yo no sé si el hombre de las cavernas violaba a las mujeres, pero esa es la impresión que tengo, que los agresores son hombres de las cavernas, sin educación y sin moral.

    SEMlac: Cuando necesitas refugio, ¿a dónde acudes?

    Mi propia casa. Un lugar donde esté yo sola. La soledad es importantísima. Te ayuda a analizar. Hay que tener un espacio propio. Luego, pues, los niños me encantan. Mi nieta, que es simpaticona. Los hijos de los hijos son maravillosos..¡cómo ayudan!

    SEMlac: ¿Tu mejor público?

    ¡Es tan tremendo podértelo explicar! El mejor es el que te acoge, el que te arropa, te entiende. En todas partes me han recibido bien, pero aquí te enfrentas a lo tuyo. Aquí es como cuando llegas a tu casa y encuentras las chancletas y el colchón viejos, y es donde te echas a dormir. Trabajar en Cuba es muy importante para mí. Luego, ver lo que hacen las generaciones nuevas. La juventud debe hacer lo que crea que debe hacerse.

    SEMlac: ¿Cuál es la canción por la que más te siguen?

    Con los discos, la gente sigue mucho las canciones. Pero siempre, siempre, han seguido "Veinte Anos", de María Teresa Vera. Es la canción que me enseñaron mis padres, cuando niña, y la Bayamesa, de Sindo Garay. En la casa se cantaban las dos todo el tiempo, a dúo y a voces.

    SEMlac: ¿La época más difícil y la más bella?

    La niñez fue hermosísima, y la maternidad. Yo estuve hasta el último momento, con mi niño en la panza, cantando. El pase de la niñez a la adolescencia es psicológicamente una edad difícil. Te das cuenta de que dejas de ser un poco niña y entras en otro mundo totalmente desconocido para ti.

    SEMlac: ¿Qué quisieras que te hubieran preguntado alguna vez y nunca lo han hecho?

    Si soy feliz... Y sí, soy feliz.

Con su isla a cuestas, Omara ha recorrido casi todo el mundo pero subraya una y otra vez:

    "Me falta África. ¡Sueño con ir!"


RECUADRO

Omara Portuondo Peláez nació el 29 de octubre de 1930, de madre blanca y aristocrática y de padre negro, pelotero, tramoyista y pobre. Para la década del treinta del siglo pasado era algo inusual.

"A mi madre su familia la desheredó", pero se criaron los tres hermanos sin prejuicios, en un hogar humilde, en el Barrio de Cayo Hueso, en el Centro de la capital cubana.

Su primera aventura musical, como voz femenina, fue en el grupo formado y dirigido por el ya fallecido maestro Frank Emilio Flynn. "Loquimambia" se llamaba. Allí conoce a Elena Burke, que la introduce en el Cuarteto de Orlando de la Rosa, con el que recorre los Estados Unidos en una gira que duró seis meses.

En 1951 se incorpora al grupo musical femenino "Las Anacaonas". Un año después forma, junto a Elena Burke, Haydé (su hermana) y Moraima Secada, el cuarteto "Las D'Aida", bajo la dirección de Aida Riestro.

Con el cuarteto realizó múltiples giras y compartió el escenario con Edith Piaf, Pedro Vargas, Rita Montaner, Josephine Baker, Nini Marshall, María Félix, Agustín Lara, Benny More, Nat King Cole y muchos más.

En 1967 decide que era el momento para iniciar su carrera como solista. En ese mismo año viaja a Polonia, al Festival de Sopot, y se suceden las presentaciones por Japón, Bulgaria, Alemania, Francia, Checoslovaquia, Italia, Suiza y los países nórdicos, España y todo el continente americano, desde Chile hasta los Estados Unidos.

En 1997 recibe el reconocimiento mundial con el lanzamiento del álbum "Buena Vista Social Club". Habían entrado en contacto con el guitarrista estadounidenses Ry Cooder, en 1995, y éste, al escucharla cantar, la invitó a grabar "Veinte Años", con Compay Segundo. Este éxito con los septuagenarios le permitió, incluso, acopiar uno de los recuerdos más importantes de su vida: presentarse en el Carnegie May, de Estados Unidos.

Un tercer álbum ya se llamaría "Buena Vista Social Club Presents... Omara", donde se recogen 70 años de la mejor música cubana.

Sus grabaciones en el grupo Nubenegra, Palabras (1995) y Desafíos — un auténtico duelo con el famoso pianista Chucho Valdés — son dos obras maestras.

Como actriz, son memorables sus participaciones en las películas cubanas "Cecilia Valdés" y "Baraguá".

"Poder entregar a la gente un rato de felicidad", es su mayor deseo, porque si se logra

    "... es una única manera de sentirte feliz".








La Habana, mayo del 2006 (Especial de SEM)
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