Cuba

Una identità in movimento


La Habana y su arquitectura moderna

Carlos Alberto Odio Soto


La arquitectura en sus más elevadas
representaciones ha sido la madre dominadora
de todas las artes, ha sido un arte social
(Walter Gropius)


Si bien es correcto pensar que a los arquitectos de hoy en día nos corresponde crear la ciudad que refleje el momento histórico que estamos viviendo, también es correcto e imprescindible meditar sobre la responsabilidad que tenemos de salvar y proteger la arquitectura que han realizado quienes nos han precedido. A poco de haber comenzado el Tercer Milenio nos encontramos con que aún permanece el problema de la protección y valoración del patrimonio contemporáneo. Resulta incomprensible la dificultad que denota evaluar y cualificar, adecuada y justamente, la arquitectura moderna con intenciones de preservarla para el futuro. Sin embargo, es preciso actuar de inmediato, antes de que desaparezcan irremediablemente obras significativas de esa fantasiosa arquitectura de vanguardia, y también de ese eclecticismo, que han conformado nuestro acervo cultural.

Si analizamos la maqueta de La Habana, a través de su código de colores: rojo para los edificios coloniales, beige para los edificios ejecutados entre 1900-1958 y blanco para las construcciones del 59 hasta la fecha; nos damos cuenta inmediatamente que la ciudad es, principalmente, una urbe del siglo XX, ya que su crecimiento mayor ocurrió después del fin de la ocupación española en 1898. Se hace necesario emprender acciones para evitar la destrucción del patrimonio habanero del siglo pasado, que no goza de la protección otorgada por la UNESCO al casco histórico de La Habana colonial.

Dentro de la arquitectura patrimonial moderna de los años 50, se encuentra el Edificio del Seguro Médico, obra proyectada por el arquitecto Antonio Quintana[1] en 1955. Esta obra fue ensalzada aún antes de su inauguración por el prestigioso profesor Pedro Martínez Inclán en ocasión de la entrega del Primer Premio al Proyecto donde planteó que Quintana cuando lograra realizar su proyecto, podría blasonar de haber dotado a La Habana, de acuerdo a la celebérrima frase de Paúl Valery, "de un edificio que habla"[2]. Asimismo, en el ámbito nacional, recibió el reconocimiento de las principales publicaciones especializadas que circulaban en el país por aquel entonces: Arquitectura, Espacio, Álbum de Cuba, etc.; a su vez es difundida internacionalmente a través del libro Latin American Architecture since 1945, publicado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y de la Exposición de Arquitectura Moderna cubana realizada en la propia ciudad por la Architectural League[3]. Casi al terminar la década del 50, recibe dos distinciones: en 1959 el Premio Medalla de Oro del Colegio Nacional de Arquitectos y la condición de mejor obra comercial de este período.

Todos estos reconocimientos son una prueba más que suficiente de la valía de este inmueble, el cual emerge dentro del panorama de la arquitectura habanera de la década del cincuenta como un indiscutible exponente de gran arquitectura. Sin embargo, con el paso de los años y las actuaciones impropias de los hombres, esta joya del arte mayor se encuentra hoy por hoy en un franco proceso de deterioro, lo cual impide una lectura coherente de todos los atributos compositivos con los cuales está dotada y que rigieron el estilo racionalista en boga por aquel entonces.

La ubicación del edificio en un terreno con fuerte pendientes conlleva al arquitecto a proyectar una solución bastante novedosa para lograr adaptarlo a la topografía circundante consistente en hacer un rejuego de puntales dentro de una misma planta haciendo coincidir a nivel del terreno diferentes locales, con funciones afines. La concepción inicial anteriormente expuesta se ha transformado, añadiéndoseles canteros para áreas verdes que lejos de resolver un problema crean otro mayor, pues resultan antifuncionales en un espacio urbano de gran afluencia de peatones, yendo en contra de uno de los méritos de este arquitecto que fue lograr romper el ángulo de la esquina, tradicionalmente maciza, desmaterializándola e integrándola al entorno público y social, recuperando de este modo espacio, sol y aire para el transeúnte.

Inicialmente el bloque habitacional fue proyectado y construido para asumir un rol protagónico dentro de la composición volumétrica. Es aquí donde se evidencia, como parte del lenguaje compositivo, una máxima expresión en la sincronización armónica de los elementos formales utilizados, apareciendo con particular énfasis la proyección al exterior de los balcones, los cuales logran a través de un hábil rejuego combinatorio — de color y volumen — la desmaterialización de la fachada. Se destaca además, como un recurso formal en la composición de esta fachada, el empleo de la carpintería miami de madera, distribuida en paños corridos partiendo del borde inferior de la losa hasta el piso, según la dimensión de los vanos ocupando toda el área de la elevación correspondiente a cada célula.

En los momentos actuales, a las nuevas generaciones de cubanos les resulta engorroso apreciar los valores antes mencionados, pues las lesiones que presenta — de leves a severas — dificultan en extremo su lectura, provocando una desvalorización de la obra, empobreciéndola y privando a estas generaciones del goce estético de una construcción que constituye la materialización en términos arquitectónicos del triunfo definitivo de los conceptos del Movimiento Moderno

En la fachada principal de este bloque podemos apreciar el grado de deterioro y las actuaciones a que ha estado sometida, destacándose entre ellas las siguientes:

  • Un gran por ciento de pérdida del enchape en los paramentos de los balcones.
  • Desconchados en los muros y techos hasta el punto de verse ya los aceros — oxidados por la influencia de la salinidad, dada la cercanía del mar.
  • Deterioro avanzado de la carpintería de madera.
  • Ausencia de paños de cristal.
  • Crecimiento de plantas en los muros, con el consiguiente daño posterior al producirse desprendimientos por fracturas del revestimiento, debido al crecimiento de las raíces.
  • Aplicación de pinturas a los enchapes de gres cerámico en los muros exteriores del local que aún mantiene su función comercial original en el bloque de oficinas.
  • Supresión de paramentos en los balcones techados
  • Cierre de balcones con cambio en el tipo y diseño de la carpintería.
  • Falta de pintura exterior tanto en los muros que las llevan como en la carpintería.

El bloque horizontal no esta exento de actuaciones, pues aunque originalmente fue diseñado con amplios ventanales de hojas acristaladas para permitir la buena iluminación natural y adecuada ventilación en caso de rotura del aire acondicionado, — resuelto por medio de un sistema centralizado. En los momentos actuales la solución más fácil ha sido la colocación arbitraria de difusores y equipos individuales de climatización, tanto en las fachadas como en las áreas exteriores, en vez de haberse realizado un análisis serio y profundo, en aras de volver a activar el sistema diseñado originalmente o, en su defecto, buscar soluciones que no provocaran el desorden actual en la coherencia formal de la fachada, así como en las áreas exteriores destinadas a jardines. En la azotea de este bloque de oficinas, lo que otrora fuera un área de juegos infantiles y un oasis de vegetación, en la actualidad es depósito de disímiles cosas, menos de albergar las funciones, para las que originalmente se proyectó. Aunque los análisis realizados se han centrado en las huellas visibles exteriormente, los interiores no han escapado a la acción del tiempo y del hombre. Así vemos como un recurso compositivo empleado por Quintana en la planta baja del bloque horizontal se ve entorpecido por la colocación de un busto que tributa al área de oficinas unido al cierre con carpintería, cuyo diseño disminuye considerablemente las perspectivas y para rematar la eliminación del área verde. Este recurso consistía en provocar una eclosión visual a través de un pequeño jardín delimitado por un muro de cristal, en un punto común a ambos vestíbulos, — torre de apartamentos y oficinas. Esta transparencia permitía establecer un flujo de visuales multidireccionales hacia cada uno de los espacios, disfrutándose a través de este juego virtual de cajas acristaladas, desde ambos locales, los murales cerámicos de dos glorias de nuestra cultura — Lam y Mariano.

Acciones de este tipo lejos de enriquecerlo, desvalorizan a un inmueble como este que ha asumido un valor paradigmático y es demostrativo del difícil equilibrio realizado por el arquitecto en aras de lograr una obra coherente y estéticamente válida, dentro de los férreos parámetros establecidos por el comercialismo y el beneficio producido por la renta de locales o apartamentos, finalidad para lo que se construían.

Por todas las razones antes expuestas surge la necesidad impostergable de llamar la atención a cuantas personas jurídicas y naturales ocupan este inmueble para que reconozcan sus valores intrínsecos como patrimonio arquitectónico de la Ciudad de La Habana en particular, y como integrante de la cultura nacional, haciendo extensivo este "S.O.S." a los organismos e instituciones, que de una forma u otra, tienen responsabilidad en la conservación del patrimonio edificado. Se impone lograr una protección legal inmediata que frene el deterioro a que está siendo sometida esta obra en cualesquiera de sus manifestaciones y, en un futuro próximo, llevar a cabo un conjunto de acciones que permitan su debido rescate y conservación para las futuras generaciones de cubanos, así como instrumentar el mantenimiento adecuado con el fin de impedir futuras actuaciones inadecuadas.

En los momentos actuales en que nos encontramos inmersos en la Batalla de Ideas y la formación de la cultura general integral de nuestro pueblo, cobra mayor fuerza nuestro reclamo, pues "la cultura material es el cuerpo de la cultura espiritual, y ambas, con sus propias características y lenguajes, conforman nuestro universo cultural integral — nuestra alma —", como en cierta ocasión señalara la Dra. Graziella Pogolloti.

Trayendo a colofón lo que en cierta ocasión bien planteara el arquitecto Fernando Salinas, "el injusto anonimato de los diseñadores como creadores y la subvaloración de su autoridad e importancia dentro del proceso productivo e institucional, y la poca o ninguna divulgación en los medios de difusión masiva del análisis, valoración y reconocimiento público de la arquitectura moderna" como un hecho artístico renovador de nuestra cultura, no han traído otra cosa más que el desconocimiento de nuestro pueblo de los valores artísticos y culturales de la arquitectura como manifestación del arte y la cultura.

Esta realidad ha constituido un serio desbalance en nuestro panorama cultural, que es necesario comenzar a revalorizar coherentemente en estos tiempos, paralelamente a la universalización de la enseñanza y la Universidad para Todos, ya que el olvido de lo antes planteado ha repercutido indirectamente en el desarrollo cultural integral, artístico, estético y ético de nuestro pueblo, pues la sensibilidad estética no puede desarrollarse naturalmente sin la consecuente actitud ética en las relaciones de los espectadores, los creadores y los dirigentes.

Todas nuestras acciones deben estar encaminadas a que se cumplan las palabras pronunciadas por nuestro comandante Fidel Castro Ruz al expresar que:

    "... es necesario que nuestro pueblo conozca su historia, es necesario que los hechos de hoy, los méritos de hoy, los triunfos de hoy, no nos hagan caer en el injusto y criminal olvido de las raíces de nuestra historia".



    Citas

    1. En esta obra colaboraron los arquitectos Augusto Pérez Beato (padre), Manuel A. Rubio, Juan Tosca Sotolongo y José Feito Mayo, además el arquitecto Rolando Samuel entre otros muchos profesionales.
    2. Pedro Martínez Inclán: Discurso realizado en ocasión de la entrega del Primer Premio al proyecto del edificio del Seguro Médico, en "Concurso para la construcción del edificio del Seguro Médico". Arquitectura, no. 269, Diciembre de 1955, p. 547.
    3. Henry Russell H.: Latin American Architecture since 1945. Museum of Modern Art. New York. 1955.

    Bibliografía

    1. Odio Soto, Carlos Alberto: Hábitat, Arte y Naturaleza en la obra de Antonio Quintana, su vida (1919-1993), tesis en preparación para optar por el grado científico de Doctor inédita.
    2. Viamontes Vinent, Esperanza. "Aproximación a la vida y obra de Antonio Quintana Simonetti", Tutor MSc. Arq. Carlos A. Odio Soto, Universidad de Oriente, Curso 1999-2000, trabajo de diploma inédito.
    3. Gropius, Walter: Alcances de la arquitectura integral, Ciencia Técnica, La Habana, 1969, Véase además Eight Steps towards a Solid Architecture, por Walter Gropius. Architectural Forum. Nueva York, 1954.


Edificio original. Foto de Archivo

  
Estado actual del edificio. Foto de Pepe Suq


    NOTA: La expresión cultural del edificio se complementa con la participación de afamados artistas plásticos, quienes plasman sus obras en los espacios de uso social. Iniciándose de esta forma las primeras experiencias de integración entre las artes y la arquitectura, otorgándole a este inmueble un carácter innovador dentro de la arquitectura generalizada de aquella época.

    Datos Generales del Autor
    Carlos Alberto Odio Soto (Santiago de Cuba, 1958). Arquitecto por la Universidad de Oriente en 1982. Master en Restauración Arquitectónica por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid, España en 1997. Ha publicado en las revistas cubanas: Obras y Cimientos y tiene en edición para publicarse en la revista Islas de la Universidad Central de Las Villas de Cuba y en la revista Construcción y Arquitectura de España. Actualmente realiza el Doctorado en Ciencias Técnicas de conjunto con la Universidad de Valladolid en España y la Universidad de La Habana en Cuba. Además se desempeña como profesor colaborador del Departamento de Arquitectura en la Facultad de Construcciones de la Universidad de Oriente y Especialista en Inversiones en la Dirección de Mantenimiento e Inversiones en la propia institución. Es miembro de la Sección de Base 110 en la UNAICC de Ciudad de La Habana desde el año 2000.




Fuente: http://www.cubaconstruye.micons.cu/literat_tec/documentos/seguro_medico.htm


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Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

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