Las obras cubanas ante la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, continúan hoy con un ritmo rápido, aunque aún no se ha informado sobre una fecha para su terminación ni la naturaleza exacta de las mismas.
Los trabajos llevados a cabo por brigadas de obreros cubanos que se alternan para mantener labores por 24 horas fueron iniciados después de una marcha popular el martes frente a la misma oficina de un millón 400 mil personas para protestar contra una serie de nuevas acciones del gobierno de Estados Unidos contra esta Isla, que está bloqueada por ese país hace casi 50 años.
La Oficina de Intereses de Estados Unidos surgió junto a otra similar cubana en Washington durante el gobierno del presidente demócrata James Carter en la década de los años 70 y en el marco de un singular ambiente de relajamiento en las relaciones entre los dos países, que no prosperó.
Esa sede ocupa el mismo edificio que una vez sirvió, antes del triunfo revolucionario cubano de enero de 1959 y poco después de este, para albergar la embajada norteamericana en Cuba. No obstante, el estatus diplomático de la actual oficina es mínimo en cuanto a vínculos entre los dos países se refiere.
Aunque la SINA, tal como se nombra en Cuba a esa sede, siempre ha sido un elemento de tensión, viabilizó al menos contactos entre los dos gobiernos e incluso negociaciones, entre estas las que se llevaron a cabo para establecer en 1994 y 1995 tratados migratorios bilaterales. Las dos oficinas — la norteamericana y la cubana — cumplen además con trámites migratorios y otros, de acuerdo con sus agendas normales.
Desde que el presidente republicano George W. Bush está en la Casa Blanca, los representantes que envió a La Habana esa administración vinieron claramente con instrucciones de llevar a cabo acciones en consonancia con el fuerte ambiente anticubano que impulsa el ex gobernador de Texas.
Bajo la administración de Bush, la oficina se ha rodeado de un ambiente político muy provocador hacia las autoridades cubanas. La más reciente acción — colocar un gigantesco tablero electrónico de letras rojas visibles a distancia para mostrar frases en consonancia con las políticas anticubanas del gobierno estadounidense — es una de las que actualmente repudia Cuba.
El presidente cubano denunció esta semana que la oficina estadounidense en La Habana ha llegado incluso a cumplir como puesto de mando de grupos y personas en la sociedad cubana que señaló como contrarrevolucionarios.
De acuerdo con el criterio de Fidel Castro, quien visitó esta semana las obras en la Tribuna Antiimperialista José Martí, construida hace cinco años frente a la Oficina norteamericana de Intereses, Bush se propone terminar con un comercio cubano-norteamericano estructurado solo por compras de alimentos y productos agrícolas por los cubanos, con los tratados migratorios bilaterales vigentes y, finalmente, cortar los tenues lazos diplomáticos entre ambos países que significan las oficinas en La Habana y Washington.
El gobernante cubano llegó de manera imprevista en la noche del miércoles a la Tribuna Antiimperialista, y al encontrarse con corresponsales extranjeros destacados en este país, no divulgó el carácter de las obras en marcha pero sugirió que estas constituirán "una sorpresa" cuando sean inauguradas.
"Estamos absolutamente preparados para todas las contingencias, estamos aclarando para que no se culpe a Cuba de lo que pueda suceder", manifestó el dirigente en sus respuestas.
Aclaró sobre la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana que no será Cuba la que decida su destino. Agregó que si llegan a desaparecer los "vínculos diplomáticos mínimos" entre los dos países, Cuba, sin embargo, no será dañada.
"Somos invulnerables en política, somos invulnerables en el terreno militar y vamos hacia la invulnerabilidad en la economía". subrayó.
RL/FFM
Fuente: http://www.wds.wdrc.info/vart.php?idnoticia=3183