Se rendirá un homenaje de amor a Fidel por innumerables razones que pueden sintetizarse en algunas.
Por su trayectoria de liderazgo indiscutible y consecuente, su audacia, fuerza y valor, su espíritu de dignidad y sacrificio, expresados en sus batallas de toda la vida: por sus ímpetus en su juventud frente al medio social en que se desenvolvía; por sus desafíos en las aulas universitarias; por su militancia en el movimiento de vergüenza contra dinero en una república corrupta; por el ejercicio de la abogacía en defensa de los pobres; por sus primeros actos internacionalista expresados en su participación en la insurrección popular en Colombia durante el Bogotazo y en la expedición de Cayo Confite contra la dictadura de Trujillo; por su acto viril de acusación por la vía legal de los cabecillas del golpe de estado; por su rebeldía armada en el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953; por su acusación y defensa desafiantes durante el juicio por el asalto al Moncada; por sus años de prisión en Isla de Pinos; por su peregrinaje en el extranjero preparando la revolución necesaria; por el cumplimiento a ultranza de la consigna de que en 1956 seríamos libres o mártires; por esa aventura del Granma sobre un mar proceloso hasta su desembarco aciago en las costas de las Coloradas el 2 de diciembre de 1956; por ordenar que siguiera la marcha en circunstancias difíciles hacia la Sierra Maestra; por aquel grito de "ahora sí ganamos la guerra" cuando sólo contaba con siete armas y un pequeño grupo de hombres; por la proeza de la resistencia y la guerra en la Sierra Maestra; por triunfar sobre la tiranía un primero de enero de 1959; por cumplir desde el poder el compromiso proclamado en la Historia me Absolverá; por todo lo que de libertad, justicia e igualdad ha significado la Revolución para el pueblo cubano; por proclamar la Revolución Socialista justo en la víspera de la invasión mercenaria por Bahía de Cochinos; por asestar al imperialismo su primera derrota en América con el triunfo fulminante de Playa Girón; por su dignidad y heroísmo durante la Crisis de Octubre; por todos los actos internacionalistas en todas las épocas de la Revolución Cubana; por mantener enhiestas las banderas de la Revolución a pesar del derrumbe del campo socialista; por desafiar a la potencia hegemónica más poderosa de la historia sin ninguna concesión.
También por su extraordinario afán de auscultar siempre la voluntad del pueblo; por su capacidad de aglutinar, de unir, cerrándole el paso a la división que debilita y destruye; por su capacidad de asimilar los conocimientos y las experiencias, para comprender el conjunto de una situación dada sin perder de vista los detalles; por su capacidad de dirigir a la cabeza de todos la acción del pueblo; por su entrega y
posición internacionalista; por su capacidad de ver siempre más lejos y mejor que sus compañeros; por su amor infinito al pueblo, a los
trabajadores, a los humildes de la tierra; por su fe en el futuro y su
capacidad de preverlo; en fin, por construir de la nada el aparato
formidable de la Revolución Cubana.
Se le rendirá el merecido reconocimiento a Fidel por el extraordinario apego y culto a la verdad; su natural modestia en la grandeza; su cohibido gesto de niño grande ante los demasiados elogios merecidos, un antídoto natural contra el llamado culto a la personalidad, que no propicia; su infinita sensibilidad ante los dolores y sufrimientos de los individuos y del pueblo; su delicadeza en el trato personal, esa forma llana de acercarse a la gente, de igual a igual, como si siempre se tratase de conocidos; esa pasión vehemente en la defensa de lo que cree, construye y sueña; esa crítica perenne y salvadora contra los errores y entuertos de su propia obra; ese perdonar magnánimo ante las traiciones a su persona y esa firme condena ante las felonías que exponen a su patria a peligros mortales; ese asombroso sentido y espíritu fundador; ese optimismo imbatible de lucha y de victoria permanente sobre lo imposible; esa vida de combate y de virtud.
En estos tiempos convulsos permeados de tanto egoísmos, se reconocerá en Fidel esa capacidad de renovar los sueños hasta el infinito, convertir en realidad lo que para todos parecía imposible, tal como aspira y demuestra en la práctica la posibilidad de alfabetizar a pueblos enteros, tal como propone y logra salvar de la ceguera a miles y millones de seres pobres de nuestro mundo, tal como se entusiasma, promete y concreta la formación de miles de médicos procedentes de los sectores pobres para poner remedio a la insalubridad y falta de atención sanitaria para los pueblos subdesarrollados, tal como se conduele del sufrimiento humano y ofrece y envía contingentes de médicos hacia los países bajo los efectos devastadores de las catástrofes naturales con las consiguientes tragedias humanas.
Y es que Fidel tiene el don de soñar y construir y realizar sus sueños.
Esos son los atributos de sus ideas y acciones. De ahí que no duerma ni descanse hasta lograr que su pueblo también conciba sus sueños, participe en la lucha y en la obra hacia su consecución y, luego de realizados, continuar la marcha indetenible e incansable hacia estadios superiores de esos mismos y otros sueños.
Por todas esas y muchas razones más se honrará al máximo líder de la Revolución Cubana, convencidos de que este ochenta aniversario de su vida le llega a Fidel como si se preparara a desembarcar nuevamente en el Gramma, como lo hiciera hace cincuenta años, para proseguir la lucha incansablemente en la otra Sierra Maestra de la historia de nuestro pueblo y del mundo.
En esta ocasión se le deseará a Fidel, en voz de los pueblos del mundo, un aniversario y un futuro feliz. Y se le expresa al Comandante, la convicción de que su obra e ideas serán eternamente perdurables por la voluntad férrea y leal del pueblo cubano, y también por la admiración y solidaridad militante de otros pueblos del mundo.
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(20 de noviembre de 2006)
Dr Wilkie Delgado Correa
Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Medicas de Santiago de Cuba