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Cuba |
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Una identità in movimento | ||
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Resistencia tenaz frente a la etnofagia
Jesús Guanche
Norteamericanos en Cuba. Estudio etnohistórico (La Habana, 2004: 309 p.) es la entrega del no. 26 de la colección La Fuente Viva de la Fundación Fernando Ortiz. Esta obra del Dr. José Vega Suñol da continuidad a otras del propio autor como Presencia norteamericana en el área nororiental de Cuba: etnicidad y cultura (1991) y La arquitectura de perfil norteamericano en la región de Holguín (1995), por señalar dos.
En esta ocasión aborda, con un alcance nacional, diversos aspectos de la implantación estadounidense en la Isla, desde la toma de La Habana por los ingleses en 1762, una parte de cuya tropa ya estaba integrada por hijos de las trece colonias, hasta 1959.
A partir de la etnohistoria, estudia la inmigración norteamericana en Cuba, desde sus antecedentes en el siglo XVI, el proceso de asentamiento paulatino en el siglo XIX y la apropiación geofágica de las principales tierras, industrial y finanzas durante la primera mitad el siglo XX. Caracteriza los tipos de asentamientos norteamericanos en el período 1899-1959 y los clasifica en "centros urbanos tradicionales", "azucareros", "mineros", "portuarios", "agrícolas de tipo comunitario" e "independientes de colonos agrícolas", lo que permite evaluar la diversidad de formas en que ocupan diversas partes del territorio nacional.
Más adelante estudia la presencia norteamericana en el contexto de los procesos étnicos de Cuba a partir de una perspectiva comparada respecto de los propios Estados Unidos de América y considera el relativo equilibrio en la composición por sexo de esta inmigración, el papel de los asentamientos comunales como medio de conservación de sus rasgos culturales de origen, la presencia estadounidense como fuente de conflicto interétnico y la significación demográfica de este poblamiento externo respecto de la población cubana.
Cuando evalúa los "Primeros encuentros con la cultura norteamericana" considera el referente que se va efectuando a lo largo del siglo XIX, especialmente con el movimiento intelectual y patriótico donde confluyen independentistas, reformistas y anexionistas; lo norteamericano como fuente de modernidad en un contexto colonial y la presencia de éstos en Cuba durante la primera ocupación militar (1899-1902).
Por otra parte, utiliza indicadores claves para caracterizar diversas manifestaciones de la cultura norteamericana en Cuba en el período 1902-1959, tales como la influencia arquitectónica y en el hábitat; la irrupción de las iglesias protestantes, las diversas escuelas norteamericanas fundadas en Cuba y las influencias lingüísticas frente a la variante cubana del español hablado por la mayoría de la población.
El último capítulo está dedicado a "El American way of life en la cultura nacional", a partir de la fundación de un conjunto de instituciones sociales y culturales como parte de una estrategia política de norteamericanizar la Isla; el atractivo ejercido por un conjunto de actividades lúdicas como fiestas familiares y de sociedad, el béisbol, las regatas, los cumpleaños con su "Happy birthday to you" y el "kake", especialmente las fiestas de quince, muy desfasadas del inicio del ciclo menstrual de las niñas en Cuba, pero asimiladas al nuevo contexto, y otras; aunque no incluye los "coros hablados" que tomaron fuerza desde el triunfo de la Revolución en 1959.
Valora el papel informativo y de entretenimiento que ha ejercido el cine, la radio y la televisión como forma directa de moldear las ideas a nivel masivo y finalmente cierra con un epígrafe que denomina "Tener para ser" como elemento esencial de los valores morales implantados, en los que el consumismo desmedido y el mito de las marcas es lo que signa el prestigio o no de las personas, frente a valores de orden universal como la dignificación del trabajo, la honradez, la modestia y otros, que se reducen a cero ante la tenencia de dinero y propiedades.
Contra toda esa avalancha de transformación desintegradota de la nación también valora cómo resiste y reacciona lo mejor del patriotismo cubano. Todo lo anterior lo convierte en un libro necesario, pues no se trata aquí de estudiar solo el conocido diferendo político actual entre Cuba y Estados Unidos de América, sino que el enfoque etnohistórico, propio del conocimiento antropológico, le permite ir más allá, a las causas profundas de la estratégica absorción de la nación cubana por parte de la política estadounidense desde su propia creación como nación de proyección imperial. Al mismo tiempo, permite constatar la diversa capacidad de resistencia y persistencia del pueblo cubano frente a situaciones sumamente hostiles, que hoy tienen más agresividad que en otras circunstancias históricas. Demuestra por qué el sentimiento antiyanki no es un rasgo de etnofobia, sino de resistencia tenaz frente a la etnofagia.
La obra incluye un amplio anexo fotográfico y estadístico que sirve de sostén visual y cuantitativo a las idea del autor.
Cuba. Una identità in movimento
Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia
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