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Cuba |
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Una identità in movimento | ||
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Rosa "La Bayamesa" y su hospital de campaña en el Camagüey Legendario
Lázaro David Najarro Pujol
En el legendario Camagüey, Rosa Castellanos Castellanos (Rosa la Bayamesa) desarrolló una intensa y fecunda labor desde el mismo inicio de la Guerra de los Diez Años.
Rosa, hija de esclavos, nació en un barracón del poblado del Dátil, en Bayamo, en el oriente del país, en 1834, aunque se descoce el día y mes. Con el estallido de la guerra, el 10 de octubre de 1868, se internó en la sierra de Guisa, en la ranchería de la Manteca. Desempeñó un papel decisivo en el abastecimiento de alimentos a las fuerzas mambisas y a los heridos en campaña.
Posteriormente se hizo hábil como enfermera, organizó hospitales de campaña, y en 1870 también empuñó el machete.
Fue muy perseguida por las tropas españolas y se vio precisada a marchar a Camagüey en 1871, internándose en la sierra de Najasa, donde para curar a los heridos insurrectos, constituyó un admirable hospital en una cueva de la Loma del Polvorín. Salvó muchas vidas de mambises heridos gravemente en combate y se desempeñó asimismo como comadrona.
Los medicamentos los fabricaba de la flora tradicional cubana. Conocía los métodos para curar las enfermedades comunes en la manigua, para las que encontraba el remedio apropiado.
Rosa Castellanos Castellanos participó en los combates de Palo Seco y el Naranjo, acciones en las que trasladó a sitio seguro a los heridos en la batalla.
El General Máximo Gómez al visitarla en el rústico hospital, en 1873, le dijo:
"He venido a conocerte, de nombre ya no hay quien no te conozca por tus nobles acciones y los grandes servicios puestos a la patria".
Ante estas palabras del bravo guerrero, Rosa le respondió:
"Yo cumplo con mi deber y de ahí no me saca nadie porque lo que se defiende se defiende y yo aquí no quiero ningún majá y el que se cura se va de nuevo a la batalla... "
Cuando estalló la Guerra del 1895, el propio Mayor General Máximo Gómez le pidió a Rosa que organizará y dirigiera un hospital en Santa Rosa, en Najasa, el cual jamás pudo ser asaltado por las fuerzas enemigas, como consecuencia de las férreas medidas de protección y vigilancia. Como un soldado más, cuando sus enfermos le dejaban ratos libres, cubría turnos en las filas de combate, cargaba armas, disparaba fusiles y manejaba el machete con destreza.
En ese contexto cuando el Generalísimo estuvo frente a la morena, le ordenó que tomara 12 hombres de su confianza e iniciara la construcción del hospital; a lo que ella le respondió:
"General, me basta con dos".
En mayo de 1896, en el sitio conocido por Providencia de Najasa, Rosa es recibida por Máximo Gómez Báez, quien después de estrecharla en fraternal abrazo le otorga los grados de capitán del Ejército Libertador de Cuba, única mujer que llegó a ostentarlos en toda la epopeya.
El ascenso además traía la siguiente observación:
"Esta mujer abnegada prestó servicios excelentes en la guerra de los diez años, y en la revolución actual, desde sus comienzos ha permanecido al frente de un hospital, en el cual cumple sus deberes de cubana con ejemplar patriotismo".
Rosa Castellanos Castellanos, al termino de la guerra por la independencia de Cuba se quedó a vivir en el otrora Puerto Príncipe, en la calle San Isidro número 22, hoy Rosa la Bayamesa número 155.
El 25 de septiembre de 1907 falleció en Camagüey y su cadáver fue expuesto en capilla ardiente en el Salón de Sesiones del antiguo Ayuntamiento, rindiéndosele honores correspondientes a su jerarquía militar.
Lázaro David Najarro Pujol, escritor y periodista. Cuba. Una identità in movimento
Labora en la emisora Radio Cadena Agramonte de Camagüey.
Autor de los libros Emboscada y Tiro de Gracia,
ambos publicados por la Editorial Acana de Camagüey.
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