En la niñez, Aziyadé Ruíz Vallejo jugaba a la pintura y reflejaba en sus trazados el mundo familiar que le rodeaba. En ese seno familiar no recibió influencia alguna de las artes plástica, aunque se vio vinculada al medio artístico por intermedio de Juan Ruiz, su papá, que se desempeñaba como instructor de teatro.

La descubrieron el trovador Miguel Escalona (fallecido recientemente) quien le regaló su primer libro de artes plástica y el prestigioso pintor Joel Jover. Ellos sugirieron que llevarán a la niña a la Escuela de Arte. Ingresó en un círculo de interés, se acogió a una convocatoria de la Vocacional de Arte y aprobó los exámenes.

En la serie La Mujer sin Cuerpo, una de sus exposiciones, se aprecia el ámbito familiar de la creadora. Es una serie referencial y anecdótica en la que se plasma una atmósfera de particularidades de la vida de mujeres de su familia, y a decir del critico Eduardo Albert Santos

"... se evoca su propio universo familiar, en el que, por circunstancias coyunturales, resultó privilegiada la galaxia femenina, el contexto primordial en que se diseñó y empezó a urdirse su persona".

En la obra

"... viven y vivirán siempre los personajes cercanos de su niñez y su adolescencia que, el tejido de su presencia anecdótica le sirvieron y sirven de refugio, de resguardo permanente de su propia identidad".

Existe coincidencia entre el crítico y la joven artista camagüeyana:

"Ellas han influido en mi formación. Sus características me son peculiares dentro de mi creación. Pinto, en la serie La Mujer sin Cuerpo, lo que representa cada una de estas mujeres de mi familia. A partir de ahí reflejo la búsqueda de la felicidad de cada una de ellas, por lo tanto son obras que abordan los misterios de la felicidad de las mujeres de mi familia"

Caridad Blanco de la Cruz, especialista del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales de La Habana, considera que Aziyadé se

"... ha convertido en relatora y arqueóloga de las fuerzas de una tradición familiar, perfiladas por lo femenino. Ha puesto los ojos en esa parte de la infancia — que muchas veces perdemos sin darnos cuenta — restituyendo los detalles psicológicos (casi arquetípicos) de mujeres que, apegadas a la tradición — no siempre por propia voluntad — han sido desmembradas por la historia, los prejuicios, los diferentes estamentos del poder y también por las circunstancias, sin que perdieran en la consecución de lo que pudiera considerarse su "destino", los atributos necesarios, incluso imprescindibles, para una sostenida resistencia".

Cada artista tiene una peculiaridad en el momento de trabajar y en su caso incursiona, en determinada etapa de su existencia o en muchas series, el mundo que la rodea.

"El tema de la felicidad lo abordaré eternamente, con lo que voy viviendo y lo que me va curtiendo como creadora. La felicidad la puedo enfocar desde otro ámbito, no solamente desde el entorno familiar, sino abstracto de la vida, del color y del diseño. Los misterios de la felicidad están asimismo en el paisaje, los animales... La naturaleza misma los tiene. Es un tema al que yo recurro mucho por las carencias que tiene el ser humano de la felicidad".

Aziyadé Ruiz Vallejo curso estudios en las escuelas Elemental y profesional de Artes de Camagüey y en el Instituto Superior de Arte de la Habana.

Todo creador tiene su influencia y, Aziyadé reconoce que se ha nutrido, principalmente en su etapa de estudiante, de los expresionistas, de Picasso y de Matisse, éste último por la manera que utiliza el color y la síntesis en la figura.

"Tengo influencia de pintores africanos, en el colorido y en la atmósfera. Tengo influencia de la cultura afrocubana porque he residido en barrios donde predomina esa cultura, fundamentalmente en La Habana, en la que he tenido mis vivencias y encuentros con la santería y la regla de palo monte... "

"Me ha gustado mucho conocer cómo se manifiesta la gente de esos sitios cubanos, como se manifiesta la mujer y como se manifiesta la felicidad de esos grupos".

Aziyadé Ruíz Vallejo utiliza con frecuencia la imagen del agua en sus cuadros y dentro del agua las mujeres como si fueran jardines flotantes de agua, de peces. "Ellas son parte también del misterio de esas religiones populares y misterios de nosotros, porque la religión pretende mostrar las carencias que tiene el ser humano y buscar respuestas abstractas o subjetivas sobre el mundo que nos rodea.

"Mi obra considero que aún no se conoce lo suficiente. Eso cuesta mucho trabajo y cuesta que se fijen en uno, no obstante mis pinturas han gustado. He encontrado críticas de personas que me han querido ayudar. Soy muy receptiva a la crítica".

"Mi esposo Agustín Bejarano es el mayor admirador de mi obra y he aprendido mucho con él. Tengo una obra grafica además e incluso más conocida que la de pintura, principalmente en los circuitos de galerías de La Habana".

Aziyadé tiene varias muestras en la Galería Habana, en Zurich, Suiza, dedicada al arte cubano y en la que la que la joven trabaja profesionalmente.

"La señora Beatriz Yancosvsky desde el año 1996 se interesa por mis pinturas y ha realizado diversas exposiciones con mi obra. Ha expuesto en varios circuitos en España, Holanda, México, Chile... "

"Mis trabajos no son muy conocidos en Cuba, es decir los mecanismos de rapidez de presentar la obra han sido más asequibles en el exterior. En ello influye no solo el producto artístico de los cuadros, sino mercantil, donde si gustas te exponen, te exponen y te exponen. En Cuba no hay tanto el uso mercantil, puedes exponer sin el estrés de que tienes que vender tu trabajo — eso es lo bueno — pero es más lento el engranaje de buscarte la exposición, un crítico y el montaje de la obra... A lo mejor por ello demoras más en exponer. Tienes la ventaja de que puedes presentar un producto que no tenga que causar un impacto mercantil, pero tienes la desventaja de que te demoras más en encontrar un lugar para dar a conocer tu obra".

"He encontrado la crítica de gente que no le agrada lo que hago y de gente que le gusta mi trabajo... Los primeros me han dicho que mis cuadros son muy ingenuos. Si es un conocedor de las artes plásticas puedo defenderme con respecto a su criterio, pero si es un público, una persona que quizás visite la galería por curiosidad, no es fácil aunque intento explicarle las diferencias pero no siempre logro influir".

"Mi pintura no es ingenua, aunque puede tener trazos de esa manera de pintar. No lo es entre otras razones por que tengo el conocimiento de una escuela, domino el empleo de los colores, la ubicación, el espacio de las imágenes y experimento con el convencimiento o seguridad de lo que estoy haciendo, y un pintor ingenuo no posee esos conocimientos. Por lo tanto mis cuadros no son ingenuos ni yo lo soy como creadora".

"Me ha causado alegría que muchas personas manifiestan que mi obra está realizada para los niños, que es fresca, que es una pintura que no manifiesta un concepto filosófico de mayor madurez sobre lo que hago, sino es como el alma, reflejo lo que es el alma, no estoy con el cuidado o el temor de que si este color esta al lado de otro bien ubicado, sino que mantengo siempre la candidez de lo que es la valentía que presenta un niño al querer hacer algo sin manipulación... Eso lo mantengo".

"La maña es la ubicación del espacio, el tema con que lo hago, el tema de lo que estoy tratando y por eso mucha gente dice 'Esta pintado por una niña' o 'esa es la pintura de una adolescente'. Lo mismo le decían a Chagal, quien fue un artista que parecía un niño pintando. Pintaba a los 70 años y parecía un niño".

"Me llena de alegría, el no haber perdido la impronta, lo rápido, lo fresco. No he manipulado jamás temas infantiles, ni me he aprovechado de lo que pintan los niños para yo hacerlo, ni qué opinan mis dos niños de mis pinturas, ni cómo le gustaría que yo lo hiciera; jamás me aprovecho de ello. Sin embargo mis hijos no lo ven tan infantil. Tuve una serie que fue sobre La noche Pasado meridiano, que pinté mucho lo que es la vida nocturna en cabaret, el amor criollo, la atmósfera de cómo se enamoran las parejas en un bar, con poca luz — que fueron realizadas para una exposición en Zurich, Suiza — y mis hijos no la vieron tan infantil".

Esta joven nos dijo con sinceridad que a ella no le interesa la fama.

"Hay creadores que viven para que de una manera rápida se le reconozca la obra y buscan el estrellato, pero mis energías no puedo dedicarlas a esos objetivos, porque de alguna manera eso te roba fuerza y libertad para crear. Si tu vas a enfocar las pocas energías en pensar que cada cuadro que vas a hacer necesita que sea una estrella, que tenga que conocerse y que sea famoso, entonces no pintas con libertad".

"Del estrellato y del éxito del cuadro, que se encarguen otras personad, el futuro o el mismo público. Como artista no me trazo ese propósito, sería una estupidez. No podría vivir como creadora sino como negociante de fortuna. Hoy vivimos tiempos difíciles y necesitas pagarte los materiales, que son muy caros, no se producen en el país, por lo tanto necesitas vender algo, te da alegría, porque eso hace que puedas continuar produciendo, pero no quiere decir que por vender una obra uno busque un estrellato, hay gente que sí, pero esos son los menos".

"He tenido apoyo oficial, he tenido el apoyo del Consejo de las Artes Plásticas. He tenido el apoyo de críticos, el apoyo de Caridad Blanco, que le gustó mi obra y la propuso, en el Consejo, a una exposición personal".

"Hace poco me ocurrió una anécdota muy bonita... Tengo un proyecto titulado Estación para cuatro que no por ser mujeres las protagonistas constituya un proyecto feminista, aunque pueda interpretarse como tal. A partir de una idea de la guitarrista Rosa Matos, que estudió el nivel medio en la vocacional de artes de Camagüey, nos reunimos cuatro amigas y nos proyectamos una gira nacional para darnos a conocer por toda Cuba. Participa también en la iniciativa la pintora camagüeyana Yasbel Pérez...

"Dentro del proyecto, que lo fuimos presentando a todas las instituciones de nuestro Ministerio en La Habana, se insertan la música y las artes plásticas. Ofrecemos conferencias, presentamos videos-arte, intercambiamos con el público sobre la obra y visitamos escuelas de arte".

"La primera experiencia, en Pinar del Río, fue muy linda y un gran éxito, Contamos con el apoyo del director provincial de cultura de esa región del occidente del país. Ahora el Ministerio de Cultura nos propuso presentar el proyecto en todas las escuelas de instructores de arte, recién inauguradas en el país, para que los estudiantes adquieran experiencias de las cosas que llevan a cabo los profesionales. La idea me encantó y a las otras artistas también".

"En cada provincia que nosotros incursionemos, vamos a incluir a un artista invitado que se nos unirá para presentarlo con el objetivo de darlo a conocer en otro territorio y así contar siempre, en la gira, con un invitado que exponga junto a nosotras".

"En Pinar del Río, además de la exposición, la guitarrista Rosa Matos ofreció un concierto en el Telecentro de Pinar del Río, sobre música y compositores cubanos y realizamos un conversatorio sobre nuestra obra y allí conocimos a una pintora pinareña poco conocida, menos conocidas que nosotras, nombrada Irina".

"El proyecto, Estación para cuatro, es la materialización del apoyo que estamos recibiendo del Ministerio de Cultura".

En su breve carrera en las artes plásticas, Aziyadé ha expuesto entre muchos otros títulos: Animal de fondo o la forma que me queda, Apuntes sobre dos testimonios, Me miro al espejo, Pasado Meridiano, Río bajo el Río, y Pinturas Recientes, así como las muestras colectivas: Mujeres diferentes. Los que están, un Retrato posible, Rompiendo la rutina, La joven estampa, El arte de vivir, Mujeres, Kurstler aus Camagüey, Proyecto Personal, Cuba, Por el Arte y 5 ases al tiro.

En Pinturas recientes se articulan los recuerdos de la artista y se procede a

"... una operación singular: el rescate de un tiempo que es devuelto a una actualidad imperecedera".

Lázaro David Najarro Pujol, escritor y periodista.
Labora en la emisora Radio Cadena Agramonte de Camagüey.
Autor de los libros Emboscada y Tiro de Gracia,
ambos publicados por la Editorial Acana de Camagüey.