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Cuba |
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Una identità in movimento | ||
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La Nueva República
Lázaro David Najarro Pujol
Además los pobladores se habían percatado de la presencia y aproximación de los buques de guerra y pudieron refugiarse donde mejor pudo cada cual, incluidos los cayos de las inmediaciones.
En el contexto de la presencia de la armada americana en la costa sur de la provincia de Camagüey, Héctor Acosta Ávalo, residía en las cayerías de Las Doce Leguas:
También el 25 de julio dispararon contra aquel despoblado puerto marítimo 24 cañonazos, y dos más al día siguiente. A pesar de que los vecinos se refugiaron, innecesario cañoneo provocó tres víctimas, aunque una sola fue a consecuencia de los proyectiles y las otras dos accidentalmente.
Ya los marines americanos se habían ensañado con la población de la ciudad de Manzanillo, el 18 de julio. Realmente era innecesario ese bombardeo ya que la endeble flota española en Santiago de Cuba ya estaba destruida. Los testigos presénciales consideran que los norteamericanos querían demostrar su poderío naval.
Cuando Teófilo González Mantilla tenía seis años de edad fue de viaje con su padre a Manzanillo.
Terminada la guerra, el Mayor General Bartolomé Masó arribó a la casa de Feliberto Pettit Tiá:
La llegada del Consejo de Gobierno y su Escolta, encabezados por el mayor general Bartolomé Masó, ocurrió el 9 de octubre, a las ocho de la mañana, para establecer en el pueblo la Capital, único que ha tenido ese honor.
Rita de Quesada, quien vivía en el pueblo, es testigo del histórico acontecimiento:
Al lado de la casa de Salvador Furiach vivía Clara Aurora Betancourt.
El 24 octubre de 1898, ondea por primera vez la Enseña Nacional y el sureño territorio se convierte en la Capital de la nueva República al pasar a radicar allí, hasta el 14 de noviembre de 1898, el Consejo de Gobierno, presidido por el Mayor General Bartolomé Masó.
También fue designado como vicepresidente de la República el Mayor General Calixto García Iñiguez.
Muchos de los testimoniantes aseguran que el Gobierno radicó en el pueblo durante varios días y que la Asamblea de Santa Cruz del Sur daba cumplimiento a un acuerdo ya visto de la Constitución de la Yaya.
Oscar Loyola Vega, en el libro Historia de Cuba 1492-1898 afirma que entrando el año 1899, la Asamblea de Santa Cruz se trasladó varias veces del poblado sureño camagüeyano hasta llegar a establecerse en el Cerro, La Habana[1]:
La familia de Rita de Quesada al término de la guerra se encontraba en una situación muy tensa:
Cuando terminó la guerra, Feliberto Pettit Tiá tenía trece años de edad:
Loreto Moncada Reinaldo nació en Santa Cruz del Sur. Su padre fue mambí:
El 16 de junio de 1900 se realizaron en Cuba las primeras elecciones, después del cese de la soberanía española y Santa Cruz del Sur tuvo su alcalde, el señor Antonio Aguilera Varona. La ciudad tenía 1 210 habitantes, según el censo de septiembre del año anterior.
Lázaro David Najarro Pujol, escritor y periodista. Cuba. Una identità in movimento
El 20 de julio de 1898, buques de la Marina de Guerra de Estados Unidos bombardean indiscriminadamente la comunidad de Santa Cruz del Sur, después de haberse retirado las tropas españolas.
La armada americana se hizo presente en Santa Cruz del Sur. En esa época vivían en la zona de Media Luna muchas familias de pescadores.
La escuadra naval americana realizaba maniobras. Todos los días se escuchaban las explosiones de los cañonazos. Los gruesos calibres aterraban a la población que residía en las Doce Leguas. A pesar de mi corta edad no pude borrar de mi mente aquella escena del bombardeo naval a esa ciudad marina. Era una escuadra americana. En el puerto estaban fondeados cuatro barcos de la compañía naviera: el José García, el Gloria, el Purísima Concepción y el Pontón, este último era un barco dedicado al mantenimiento. Recuerdo estos detalles porque mi papá era el capitán del buque José García.
Llegó con su estado mayor y todo. Se iba a celebrar en Santa Cruz del Sur, la Asamblea de Representantes. Escogieron como sede la casa de don Salvador Furiach; muy cerca de mi hogar se reunieron altos oficiales del Ejército mambí. Yo era muy pequeño, por lo cual no puedo recordar los nombres de aquella gente.
Mi padre había muerto. Yo era muy jovencita cuando el fallecimiento del viejo. El abuelo Manuel Socarras se hizo cargo de la familia. Nuestra casa se encontraba situada en la calle Martí, esquina callejón de Vega. Al lado de la casa teníamos otra que se encontraba desocupada.
Se presentó en mi casa una caballería de mambises. Al frente de aquellos soldados venia el Mayor General Máximo Gómez, con su escopeta al hombro. El Jefe mambí conversó con el abuelo.
— ¿ A quien pertenece esa casa?
— Es de mi propiedad — respondió el abuelo.
— Solicitamos que usted nos permita estar unos días en esa casa desocupada. El solar donde esta ubicada nos permite utilizarlo como caballeriza.
— Sí, por su puesto. No hay inconveniente.
— Nos encontramos aquí porque en los próximos días Santa Cruz del Sur se convertirá en la sede de la Asamblea de Representantes.Allí, el 21 de octubre, los mambises dejaron constituida la Asamblea de Representantes. Santa Cruz del Sur se convirtió durante varios días en la Capital de la República.
La Asamblea de Santa Cruz del Sur, máxima representante de la nación cubana, tuvo su objetivo altamente loable: asumir la dirección de un país intervenido, e impulsar la creación del Estado Nacional en momentos de aciagos. Sin embargo, debe decirse que la misma no logró estructurar un frente patriótico-nacionalista a la altura de los requerimientos históricos. Su membresía, aunque contó con muchas relevantes figuras de trayectoria independentista no desmentida, también se integró por personalidades susceptibles de ser cooptadas por los Estados Unidos, en sus intentos por adueñarse de Cuba. Obstaculizada por estas diferencias internas y herederas de subjetivismos anteriores presentes en no pocos de sus miembros, incapaces de prever el futuro y de valorar en su justa dimensión el hecho concreto de la intervención extranjera, la Asamblea no actuó con la energía suprema necesaria, ni sirvió de organismo integrador, en torno a la liberación nacional, de todo el pueblo cubano. La decisión patriótica, el amor por Cuba, estaban presentes en Santa Cruz. Lo que estuvo ausente allí fue la capacidad suprema de un efectivo líder nacional, que unificase criterios, controlase opiniones innecesarias en aquellos tiempos y proyectase el trabajo colectivo en función de la patria oprimida.
Éramos una familia muy pobre y de escasos recursos económicos. Los jóvenes pasamos en aquella época tormentosos momentos de desesperación. Pasábamos hambre y no teníamos ropas que vestir y zapatos que calzar. Escaseaba la vianda porque el campesino empezaba a sembrar. Aprecie un gran movimiento de soldados del Ejército Libertador, los principales jefes mambises estaban en Santa Cruz del Sur, donde sesionaría unos días después, la Asamblea de Representantes, es decir que la sede del gobierno de la República radicaría en este pueblo.
Son momentos que no se pueden olvidar jamás. Mi padre me entregó un carretón tirado por un mulo. En el pueblo había mucha hambre. La factoría de las tropas españolas estaba atestada de galleta y pencas de tocino que abandonaron los soldados con la entrada de los mambises. Mi primer trabajo fue distribuir de forma ordenada aquellos alimentos. Durante siete días duró la faena. Visitamos familia por familia.
Mi abuelo procedía de Bayamo y tuvo el honor de ser el herrero, de ponerle las rejas y adorno a la casa de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria. Por ese motivo, los españoles lo torturaron vilmente y luego lo mataron a machetazos. Entonces a mi abuela Francisca la deportaron para Manzanillo y de ahí se trasladó con sus cinco hijos para aquí.
Mi padre se hizo un gran herrero, como mi abuelo. Se casó con Cristina, mi mamá y se incorporaron a las fuerzas mambisas. A papá le asignaron una herrería en Cuatro Compañeros, a unos 40 kilómetros de Santa Cruz... Mi abuelo fue el fabricante del machete Loreto. Yo ayudaba a mi padre en la herrería y a los quince años me hice oficial de herrería.
Labora en la emisora Radio Cadena Agramonte de Camagüey.
Autor de los libros Emboscada y Tiro de Gracia,
ambos publicados por la Editorial Acana de Camagüey.
Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia
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