Es habitual en las áreas comunes de los hoteles cubanos (lobbies, restaurantes, piscinas, canchas deportivas, etc.) ofrecer música popular a sus huéspedes. También es normal que la casi totalidad de esos huéspedes sean extranjeros. En esos hoteles, cada habitación cuenta con un televisor donde se transmite un paquete de canales internacionales que incluye también algunos de los cubanos.
Una situación como esa representa una oportunidad excelente para la promoción de la música cubana en todas sus variedades, artistas y géneros. El oyente escucha la música que se le ofrece, como un valor añadido al producto turístico que contrató, en principio tal vez involuntariamente y después en una forma más activa y consciente. Así, puede convertirse en un amante de nuestra cultura musical. Como consecuencia, surge también la posibilidad de ofrecerle productos musicales como CDs y DVDs, asistencia a conciertos, video clips, pósters de artistas cubanos, camisetas con sus imágenes, etc.
(...) Pero, ¿se está aprovechando esa oportunidad para la promoción de la música cubana y el incremento de valor añadido a nuestro producto turístico? En otras palabras, ¿se le oferta al turista nuestra música?; ¿se le propicia la asistencia a los conciertos de artistas cubanos que se realizan en la región donde está enclavado el hotel?; ¿se le venden en los hoteles CDs, DVDs, pósters y otros productos musicales?; ¿dispone el turista de una oferta televisiva donde puede apreciar a nuestros artistas?
MÉTODO DE INVESTIGACIÓN EMPLEADO
El autor es un melómano incorregible: oye toda la música que puede, de cualquier tipo, en cualquier lugar donde se encuentre. Por ello era inevitable que en los quince hoteles donde se alojó durante un periplo por todas las provincias cubanas, en los meses de febrero, marzo y abril del 2009, prestara atención a la música transmitida en dichos hoteles.
Le resultó interesante conocer las canciones que se escuchaban, los intérpretes de las mismas, los géneros que abarcaban, su nacionalidad, su origen, entre otras características; y comenzó a advertir ciertas regularidades. Procedió entonces a anotar datos y a investigar algunas cuestiones. Se acercó a los encargados de transmitir esa música y en conversaciones con ellos se interesó por su formación cultural, gustos musicales, orientaciones recibidas en su tarea, disponibilidad y método de obtención de la música que difunden, interacción con los turistas para conocer las opiniones sobre la música que reciben, etc.
En relación con las transmisiones televisivas, el autor monitoreó las mismas para conocer también cuestiones similares a las expuestas arriba. Incluyó también en su investigación, encuestas informales a turistas extranjeros alojados en los hoteles. Inquirió sobre sus preferencias musicales generales y sobre las expectativas en cuanto al conocimiento de la cultura musical cubana en su visita a la isla. Buscó información en los hoteles sobre posibles conciertos de artistas cubanos en la zona donde se ubicaba el hotel y preguntó si se le informaba a los turistas sobre esos conciertos.
Finalmente visitó las tiendas existentes en los hoteles. Las observaciones en las mismas se centraron en conocer si se ofertaban productos musicales a los turistas, cuáles eran y cómo se vendían.
Evidentemente, una investigación como esta, nacida de intereses muy personales, con un comienzo muy informal y concentrada sólo en hoteles de una cadena; tiene que tener rasgos muy introductorios y sus conclusiones y resultados deben ser acogidas con cierta reserva. En el mejor de los casos debe ser catalogada como un estudio exploratorio inicial sobre la presencia y comercialización de la música cubana en el sistema hotelero del país. No obstante, lo homogéneo de sus resultados sugiere una situación nacional y lo menos que amerita es una investigación más amplia y profunda, para fundamentar acciones que ya comienzan a exigir cierta urgencia.
QUÉ MÚSICA SE OFERTA A LOS HUÉSPEDES
Se pueden dividir los lugares en que se ofrece música a los huéspedes en dos clases: 1) Las áreas abiertas, como piscinas, canchas deportivas y jardines; 2) Las áreas cerradas, como lobbies, restaurantes y pasillos.
En las áreas abiertas, la casi totalidad de los casos se transmitía música más movida, como salsa, reguetón y bachatas. En las cerradas (con música sólo en aproximadamente el 25 % de los hoteles) se transmitían, invariablemente, baladas. Nunca se pudo escuchar música de carácter instrumental.
En las áreas abiertas, al menos en las horas de la mañana y la tarde en que el autor efectuó sus audiciones, la proporción mínima de música extranjera transmitida en relación con la cubana era de 80% (8 canciones extranjeras por cada 2 cubanas). Los países que dominaban dicha oferta eran Puerto Rico, Guatemala, México y otros países de Centroamérica, así como las zonas latinas de EE. UU. Los intérpretes extranjeros más transmitidos eran Gilberto Santa Rosa, Ricardo Arjona, Ricardo Montaner, Cristian Castro, Luis Fonsi, Marco Antonio Solís y Los Bukis, Kasimba, Aventura, Marc Anthony, Tito Nieves y algunos reguetoneros puertorriqueños. En la parte minoritaria que quedaba para los artistas cubanos, aproximadamente el 50% era reguetón; el resto de intérpretes cubanos más escuchados eran Los Van Van, David Blanco, Haila Mompié, Manolito Simonet y los reguetoneros, entre otros.
En las áreas cerradas invariablemente se escuchaban baladas extranjeras (mayormente en inglés), como las interpretadas por Air Supply, Celine Dion, Jennifer López. No se escuchó ninguna balada de un músico cubano.
En algunos hoteles sólo se disponían de unos pocos CDs (4, en uno de ellos), con más del 90% de la música grabada de reguetón. En otros (los menos) disponían de una computadora con mayor cantidad y variedad de música en su disco duro. En la casi totalidad de los casos, la música transmitida (excepto las baladas) tenía menos de cinco años de grabada. En ningún caso se pudo escuchar música de clásicos populares cubanos, como Benny Moré, la Aragón, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Elena Burke: en la mayoría de los hoteles alegaron no disponer de su obra.
Pudiera pensarse que la oferta de buenos cantantes extranjeros como Gilberto Santa Rosa, tendría su paralelismo y necesario balance mínimo con cantantes cubanos parecidos en estilo, calidad e inclusive apariencia física; como Mundito González, Leo Vera o Coco Freeman; pero no es así: la obra de estos cubanos no la poseen en los hoteles y en muchos casos las personas que transmiten la música ni siquiera los conocen.
¿Por qué difundir tanto a salseros de segunda, tercera o cuarta categoría, los cuales han visto pasar su mejor momento y los que tal vez ni en sus países de origen tienen la oportunidad de escucharse en los hoteles, cuando en Cuba tenemos a orquestas tan buenas como Revé, la Charanga Habanera o Los Van Van, por solo citar a unos pocos? ¿Por qué cantantes sin méritos especiales, como Fonsi o Cristian Castro reciben el privilegio de ser difundidos aquí? ¿Acaso los nuestros son difundidos en sus respectivos países?
Resulta injustificada también la difusión de baladistas mediocres y la ignorancia total de cantantes cubanas de diferentes generaciones, con obras superiores en calidad y contenido, como Beatriz Márquez, Omara Portuondo, Dayani Lozano o Vania. ¿Se está ayudando así a la difusión de la música cubana?
LA MÚSICA EN LA TV DE LOS HOTELES
En los hoteles visitados se apreció que la TV disponible tiene ciertas similitudes y diferencias. Entre las similitudes se encuentran los canales disponibles: CNN (sólo no estuvo disponible en dos hoteles de los quince visitados), Discovery, ESPN, TNT u otro canal similar con películas relativamente viejas; Ritmo Son Latino, con música de origen latinoamericano y caribeño; algunos canales de la TV nacional, como Cubavisión y Telerebelde. Entre las diferencias se encuentran las posibles disponibilidades de los canales locales: no siempre el canal provincial se podía localizar en los televisores de esos hoteles provinciales.
El canal Ritmo Son Latino fue monitoreado por el autor durante aproximadamente diez horas de transmisión y sólo pudo encontrar un video clip de un artista cubano residente en la Isla, David Blanco, y otro de un grupo de origen cubano, los Conquistadores de la Salsa, pero cuyo lugar de residencia desconoce. Los otros artistas cubanos cuyas canciones pudo ver eran de emigrantes cubanos, residentes en Miami u otros lugares. La única posibilidad de ver y escuchar a artistas cubanos residentes en Cuba, es consultar los canales cubanos en los horarios en que estos transmiten su programación habitual musical.
Si se tiene en cuenta que un turista no viaja miles de kilómetros para ver TV, sino que conecta el aparato sólo en los ratos que pasa en su habitación, se comprenderá lo difícil de que pueda apreciar a nuestros mejores artistas a través de la televisión. Y en las habitaciones que el autor ocupó se no dispone de aparato de radio, ni otro medio reproductor de música. Encima, mientras veía a los muchachos de RBD hacer sus cancioncitas en la pantalla del aparato de TV de su habitación, a través del canal Ritmo Son Latino, se preguntaba: ¿Por qué no transmitirle a los turistas 24 horas de música cubana, con tantos video clips que se han acumulado en estos años de quehacer del programa Lucas y otros de la TV nacional?
VENTA DE CDS, DVDS Y OTROS PRODUCTOS MUSICALES
La casi totalidad de los hoteles visitados dispone de tiendas, donde, además de los habituales jabones, galletitas, etc.; se venden souvenirs, postales y otros productos que denotan cierta intención cultural. En algunos (muy pocos) se pudo encontrar DVDs con películas cubanas, discursos de los líderes, etc. Pero en ninguna tienda el autor pudo encontrar productos musicales de ningún tipo. El autor, en conversaciones con turistas extranjeros, pudo constatar el interés de los mismos (de todos, sin excepción) en comprar CDs y otros productos musicales cubanos, pero la falta de oferta desestimulaba en ellos esos deseos.
Si la infraestructura está creada, ¿por qué no se venden esos productos en las tiendas de los hoteles?
LA GESTIÓN Y DIFUSIÓN DE LA MÚSICA
Ningún turista de los que conversó con el autor expresó estar informado de los conciertos de artistas cubanos que se efectuaban en esos días en la región cercana al hotel. Personalmente, el autor invitó a un grupo de estudiantes canadienses a un concierto de un popular artista cubano, el cual se efectuaría en la misma ciudad donde estaba el hotel. Los estudiantes concurrieron y además compraron los CDs de ese artista. Es un simple ejemplo de cómo la gestión cultural entre los turistas puede beneficiar a la difusión de la música cubana y a la propia economía de la nación.
Es cierto que en algunos hoteles se encuentran folletos con mapas e indicaciones de lugares de interés cultural a visitar, pero ello representa una forma muy pasiva de comunicar a los turistas. ¿Es muy difícil promover las actividades musicales que se efectuarán en la zona? ¿Cuánto pudiera ser recaudado en cada territorio por la venta de productos musicales, promovida por la asistencia de los visitantes extranjeros a los conciertos?
Analizados estos cuatro aspectos, y puesto en el lugar de un posible turista sin mucha información cultural sobre Cuba, el autor se preguntaba: ¿acaso es este un país sin música? ¿Qué impresión se pueden formar los turistas sobre nuestra cultura musical?
PERSONAL ENCARGADO DE LA MÚSICA
El autor conversó con las personas que transmitían la música, para inquirir sobre su trabajo. Aunque no siempre pudo encontrarlos disponibles, detectó, en algunos casos, que el personal encargado de esta tarea simultaneaba la misma con otras actividades: por ejemplo, en un hotel la música la ponía el salvavidas, y en otro era una camarera del bar de la piscina. En algunos casos sí había personal cuya función era específicamente la difusión de la música y la atención de los equipos de audio. Pero, en ninguno, ese personal declaró tener instrucción en el ámbito cultural-musical. Las personas dedicadas específicamente a la difusión musical y atención a equipos de audio sólo declararon haber recibido cierto entrenamiento técnico para el uso de esos equipos. Al preguntarles cómo seleccionaban la música que difundían, se obtuvieron respuestas como las siguientes:
- "Pongo la música que está de moda";
- "Pongo la música que me gusta";
- "Pongo la música que tengo".
Ante la pregunta de cómo encontraban esa música, respondieron:
- "La resuelvo con un socio";
- "Me la dio el gerente, que la trajo de su casa";
- "No sé de dónde salió. Yo pongo la que tengo aquí".
En ningún caso expusieron haber sido orientados acerca de qué música poner.
Simplemente eran personas que no habían pensado en la importancia cultural de su trabajo. Que hacían lo mejor que podían y entendían.
POLÍTICA EN LOS HOTELES CON RELACIÓN A LA MÚSICA
Siempre cabía la posibilidad de que los encargados de difundir la música en esas instalaciones estuviesen violando los principios de la política expresada por el Ministro de Turismo en el Congreso de la UNEAC del 2008.1 Era posible que cada uno de ellos pusiese música extranjera a contrapelo de las indicaciones de la gerencia de cada hotel. Una conversación con los gerentes hubiera podido aclarar este punto. Lamentablemente el autor no pudo conversar sobre estos temas con los gerentes generales de los hoteles, los cuales siempre fueron amables y gentiles, pero con los que no se pudo encontrar momentos comunes apropiados para abordar estas cuestiones.
Sin embargo, el autor está convencido que esos encargados de la difusión musical son cumplidores con su trabajo, y están convencidos de que lo están haciendo bien. El autor piensa que sencillamente nadie nunca les ha hablado sobre la conveniencia de transmitir la música cubana y privilegiarla en todo momento sobre la música extranjera. Probablemente a esos trabajadores nunca nadie les ha expresado que son uno de los pilares fundamentales en la difusión de la cultura musical cubana a los visitantes. Es casi seguro que ninguno de ellos ha recibido una pequeña ayuda, en forma de una simple explicación, sobre el significado de la cultura musical cubana y lo adecuado que sería presentársela a los turistas en una forma más o menos subliminal, más o menos explícita en los hoteles y otras instalaciones de servicio el turismo. Son sencillamente ignorantes y no violadores de una política.
¿Por qué el autor tiene ese alto grado de certeza? Sencillamente porque si hubiera alguna orientación al respecto "desde arriba", fuera muy fácil detectar esas "supuestas ostensibles violaciones", que se producen todo el tiempo, con un simple recorrido por las piscinas, por los pasillos o por las canchas deportivas de los hoteles y corregirlas con una pequeña indicación.
El autor está convencido de que se está aplicando en los hoteles cubanos — al menos en la cadena visitada — la peor política con relación a la difusión de la música cubana: la ausencia de política. Probablemente nadie en esas instalaciones o en la dirección de la cadena, se ha puesto a pensar en el daño que se le hace a la difusión internacional de la música cubana con ese "dejar hacer". Es casi seguro que los claros y atinados criterios del Ministro de Turismo, expresados públicamente y coincidentes con los de otras personalidades, no se han traducido todavía en indicaciones claras y precisas, y si lo han sido, quizás hay algún problema en la cadena de mando que ha ralentizado o impedido su aplicación en la base.
EFECTOS ECONÓMICOS
El resultado de una adecuada política que privilegie nuestra música y nuestros músicos por sobre los extranjeros, como debe ser, ante el turismo internacional, y que utilice todos los espacios disponibles para ello, como las áreas de los hoteles, sus tiendas, la TV turística y la promoción cultural; tendrá un efecto muy beneficioso para el país en general y para los hoteles en particular, y no sólo en el campo cultural.
Por ejemplo, ¿a cuánto pudiera ascender el ingreso del país y de las instituciones comerciales turísticas si se pudiera vender un CD o un DVD a cada uno de los más de 2 millones de turistas que nos visitan? ¿Cuánto podría ganar el país si esos turistas participan en conciertos en teatros o incluso en áreas de libre acceso? ¿Cuánto ganaría el producto turístico ofertado a los visitantes, si además de las ofertas tradicionales, como el sol y las playas, se les oferta música cubana en todos sus géneros, tipos y formas?
CONSIDERACIONES FINALES
Los hoteles cubanos deben ser objeto de atención especial en relación con la difusión de la música cubana. No se requieren inversiones de recursos importantes para lograr una mejor interacción del turismo internacional con nuestra cultura musical. Tal vez bastaría con información y un entrenamiento mínimo a las personas encargadas de "poner" música en las áreas comunes de los hoteles. Quizás una simple coordinación con la EGREM y con ARTEX propiciaría vender productos musicales en las tiendas de los hoteles. Es posible que sea suficiente con una decisión, para que los mejores artistas cubanos sean contratados en los centros de diversión enclavados en los hoteles. No costaría mucho trabajo que los gestores turísticos existentes en los hoteles se informasen de las actividades que se realicen en los territorios aledaños y los ofertasen a los turistas. Probablemente la creación de un canal de TV, orientado a turistas, y donde se transmita, entre otras cosas, música cubana; tendría un efecto cultural y económico mucho mayor que los costos que conllevaría activarlo y mantenerlo.
O sea, son soluciones factibles, y de pocas inversiones. Es una cuestión más cultural y humana que de recursos materiales y financieros.