Como el ave Fénix, de las casi ruinas del otrora asilo Anita Fernández, se levanta hoy mejestuosa, para orgullo de los cienfuegueros, una de las más bellas de las escuelas de nstructores de arte del país.
Cuando el 11 de febrero del presente año Antonio Enríquez Pérez llegó a la vieja instalación, al frente de una pequeña brigada de constructores de la ECOA 37, sopesó la magnitud y responsabilidad de erigir en aquel lugar el nuevo plantel. Al valorar con los técnicos el plazo posible, todos coincidieron en que llevaría no menos de 20 meses llevar a feliz término el proyecto.
Sin embargo, a partir de aquel momento comenzó una carrera constructiva contra el reloj, donde debía imponerse la consagración al trabajo, el esfuerzo, sin que el reto temporal atentara contra la calidad. Con ese resorte comenzaron las labores de demolición y remodelación del antiguo edificio. Luego se abrió un nuevo frente con las excavaciones y cimentación de los dormitorios y la ejecución de la cisterna para agua.
Poco a poco, y a medida que la obra fue demandando nuevas fuerzas, se incorporaron otras empresas constructoras. De Camagüey llegó un grupo de la ECOA 35, mientras que del patio se recibió el apoyo de los especialistas de Restauración y Mantenimiento y Construcción de Poder Popular. Más tarde hicieron s su entrada la ECOING 12 y el Contingente 5 de Septiembre, y hasta de Ciudad Habana vino la mano solidaria a través de la ECOA 24, duchos en la impermeabilización de techos. También estuvieron presentes los trabajadores de Servicios.
No puede dejarse de mencionar la valiosa participación de casi todos los sindicatos de la provincia, pues cuando se requirió de su aporte voluntario, movilizaron a sus afiliados para realizar labores de escombreo, limpieza y cuanta tarea ha sido menester ejecutar a pie de obra.
Quien visite por estos días la instalación podrá apreciar una verdadera fiesta productiva. Más de 500 constructores diseminados en los diferentes objetos de obra no escatiman derroche de sudor para ver concluido el fruto de su esfuerzo. De ese entusiasmo son un pequeño ejemplo los gemelos Yoel y Yosvany Soriano, hermanos de sangre y de oficio. Por eso los encontré sonrientes y satisfechos mientras desencofraban uno de los muros.
Como explicó Antonio Enríquez, en estos mementos se unen los días y las noches con extensas jornadas de 24 horas. Por lo pronto ya en el área docente se dan los toques finales, incluso tienen el propósito de entregarla llave en mano el próximo domingo, amueblado y todo.
En el resto de los edificios y en las áreas exteriores se trabaja intensamente con la convicción de que la meta está cerca. Y en cada rincón visitado puede apreciarse que la premura por terminar no es un obstáculo para poner el debido esmero en los detalles de terminación. Al parecer esa ha sido la máxima durante estos poco más de nueve meses de construcción.
Ya el sueño de que Cienfuegos tenga muy pronto un hermoso centro — a un costo de unos 3,7 millones de pesos — para albergar a más de 700 alumnos que se formarán como instructores de Arte, es un hecho. Y lo que hubiera parecido una utopía, gracias a la voluntad política de las autoridades del territorio y a la abnegación y constancia de nuestros constructores, se ha trocado en un verdadero palacio donde las musas tendrán sus promotores que, a la postre, pondrán su granito de arena en la masificación de la cultura.
Fuente: http://www.5septiembre.cu/
Como el ave Fénix, de las casi ruinas del otrora asilo Anita Fernández, se levanta hoy mejestuosa, para orgullo de los cienfuegueros, una de las más bellas de las escuelas de nstructores de arte del país.