Cuba

Una identità in movimento


Para conquistar las montañas

Adys M. Cupull Reyes Froilán González


    "Yo a donde quiero ir es a aquella montaña".

Dijo Julio Antonio Mella al contemplar las tierras altas de Holguín, en 1924. Hoy se encuentra en una de las cimas más altas de Cuba.

El Pico Mella, en la Sierra Maestra, recibe ese nombre en el año 1950, cuando un grupo de jóvenes universitarios, le rindieron homenaje a la bandera cubana en su centenario.

En la década de 1990 fueron situados tres bustos en ese lugar, el primero fue de yeso, sustituido, luego, por uno de cemento y en 1996 se situó el actual, a propuesta de la FEU que lanzó la campaña un gramo de bronce para Mella.

El líder estudiantil vive entre las redimidas montañas de su patria, donde los bellos panoramas geográficos deslumbran, y el observador queda extasiado ante la conquista de las majestuosas alturas por las transformaciones sociales, el amor, la voluntad y la lealtad a las ideas de precursores como él.

Sesenta y cinco universitarios vanguardias nacionales integrales y el historiador de la Universidad de La Habana, Dr. Delio Carrera, conformaron la honrosa Delegación a la que fuimos invitados para homenajear a Mella en el 77 aniversario de su asesinato.

Para llegar a los anhelados picos acampamos en La Sierrita. El lugar, es un confortable campismo en las estribaciones de la Sierra Maestra, rodeado de escenarios históricos, 19 kilómetros distante del Alto del Naranjo. La zona está electrificada. Los residentes reciben el agua potable a través de tuberías.

    "No podíamos imaginar que tendríamos televisión, y menos teléfono".

Dijo la vecina de Lazarito, un nené de cuatro meses, que en los brazos de su mamá regresaba del consultorio médico porque le tocaba la cuarta dósis de la vacunación.

Todo el territorio pertenece al Parque Nacional Turquino. Antes del Alto del Naranjo, se encuentra el Campismo de Santo Domingo, y el Campamento de Pioneros exploradores que lleva el nombre del héroe Ramón Paz. El río Yara bordea y sale por uno y otro lado, el agua corre clara, limpia.

Las escuelas, iluminan el paisaje, la bandera de la estrella solitaria forma un contraste de colores con el verdor de las plantas y el rojo vino, de los uniformes de los niños que nada los diferencia a los de la ciudad. Desde el llano a las cumbres, la hermosa estatura educacional está presente. Allí cerca del busto de Mella se encontraban los alumnos de la escuela de La Platica.


Al Pico Mella

Los estudiantes vanguardias nacionales integrales no se agotaban, reinaba la alegría, el alborozo y entusiasmo. Salimos hacia el Pico de madrugada, antes de llegar al Alto vimos como los rayos del sol rompían la neblina de la mañana. Los camiones subían y bajaban lentamente, por la moderna carretera venciendo las empinadas y reviradas alturas, donde se leía ¡Peligro!, mientras un ensordecedor ronquido indicaba que los frenos estaban seguros.

Hacía frío y algunas muchachas iban acurrucaditas sobre el imponente transporte. Allá, a 950 metros sobre el nivel del mar, en lo más alto, los esperaba otro joven: Julio Antonio Mella, obra del escultor Alberto Lescay.

En la escultura Mella mira hacia el este, pero, siempre de reojo, al norte revuelto y brutal, porque allí se encuentran los que insisten en implantar la doctrina Monroe, que tanto combatió, permanece sereno, altivo y rebelde.

El busto dista sólo trece kilómetros del Pico Turquino, donde se encuentra José Martí. El fundador de la FEU custodia esa, la más alta cima de Cuba; y la Comandancia de La Plata, que está a sólo cinco kilómetros.

Después de ascender una vertical loma, que parecía imposible, los camiones, llegaron a el Alto del Naranjo, una planicie que han perfeccionado los ingenieros hasta convertirlo en la Plaza Mella, y a la vez, en un perfecto Mirador del inconquistable paisaje, para el enemigo. Allí se encontraba José de Jesús Caballero, Decano de la Facultad de Cultura Física de la Universidad de la Provincia Granma, que nos relató cómo diez años atrás subieron la escultura, entonces él era miembro del Secretariado Nacional de la FEU.

Explicó que el busto llegó en un helicóptero hasta el Estadio de Pelota del Central Bartolomé Masó, por la intensa neblina. En un camión hasta cerca de la cima, y a pie, cargado en hombros, por un sendero estrecho, entre estudiantes y campesinos de la zona, lo situaron en su pedestal.

Sin salir del asombro nos apresuramos al encuentro del Héroe, subimos una elevación y parecía que alcanzábamos el cielo. Estudiantes y vecinos daban los últimos retoques al entorno. El espacio inmenso sobre nosotros invitaba a decir algo, la emoción y el compromiso hicieron salir de nuestros labios versos de Adolfo Bécquer y palabras de amor y fidelidad a la Patria, luego cantamos La Internacional.

El acto político cultural de recordación se realizó en Alto del Naranjo, con la asistencia del Primer Secretario de la UJC, Julio Martínez junto a otros miembros de la organización política y de la FEU, juntos, depositaron una ofrenda floral ante el busto. La alegría y la solemnidad se unían. A la entrada de la explanada, una exposición con fotografías de Julio Antonio y Tina Modotti, exhibida en Cuba y en más de treinta ciudades de otros países, saludaba a los jóvenes.

Los Vanguardias Nacionales Integrales recibieron el diploma que reconoce sus virtudes, en los rostros de ellos y de los que se unieron al acto, se reflejaba la dicha. Entre ellos, representantes de Venezuela, Ecuador, El Salvador, Benin y El Congo. Alguien dijo:

    Estar en estas montañas es recibir un magistral encuentro con la Historia.

Las palabras de Rolando Yero, Secretario Ideológico de la UJC precisaron la identificación de la actual generación de cubanos con el pensamiento político, patriótico, internacionalista y antiimperialista del fundador de la FEU y del Primer Partido Comunista de Cuba.

En el acto cultural actuaron alumnos de la Escuela Provincial de Instructores de Arte, el poema de Jesús Orta Ruiz: Mella y su regreso, se expandió por las montañas granmenses y el acto culminó con las tradicional interpretación del histórico Quinteto Rebelde.

Después, los estudiantes, partieron hacia el Pico Turquino, al encuentro con el busto de José Martí, y el homenaje a Celia, La Heroína de la Sierra que en 1953, ayudó a situarlo allí, acompañada de su padre el Dr. Manuel Sánchez Silveira, la escultora Gilma Madera, y un grupo de estudiantes universitarios. Los jóvenes salieron loma arriba, mochila a la espalda, uno tras otro, con la moral y las ideas de Martí, Mella y Fidel en lo más alto, única forma posible para conquistar las montañas.




Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(13 de febrero de 2006)


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