Evelio Taillacq
La extraordinaria cantante cubana Maggie Carlés, una de las majores voces del momento, tendrá una agenda apretada la noche de despedida del año.
"Hay que aprovechar cuando hay ofertas buenas y para los artistas esa fecha es de intenso trabajo", confiesa la versátil intérprete desde su casa en Miami Beach.
Al contacto con su arte, uno puede preguntarse cómo es posible abarcar tantos géneros con igual desempeño y calidad. Ya se trate de una pieza de jazz, un bolero, una balada, un tango o una ranchera — sin olvidar que con igual maestría pasa de una rumba a un bossa nova o a un joropo, y que ha hecho incursiones en temas de ópera y zarzuela — esta mujer despliega una aginación impecable. Hace gala de una tesitura impresionante y de un buen gusto interpretativo que deleita más exigente.
"He trabajado duro y he tratado de no quedarme detenida. Me encanta la variedad y eso trato de presentar en mis conciertos", dice Carlés acompañada por su más fiel admirador, el también cantante Luis Nodal, con quien está casada desde hace más de dos décades y es padre de sus dos hijos.
Es Nodal quien se encarga de los pormenores de su carrera.
"Sin él no sé qué me haría. Soy torpe para eso de las coordinaciones, los contratos, la promoción. Muchas veces ni sé a donde vamos".
Durante años, el matrimonio formó en Cuba el popular dúo Maggie y Luis que actuaba incesantemente en la radio y televisión nacionales. Poco antes de su llegada al exilio en 1990, Nodal había dejado su labor como intérprete por la de representante.
"Yo le insisto para que cante y algunas veces lo consigo, porque no quiere verlo y escucharlo", afirma Carlés.
El 31 de diciembre para ellos comenzará con un concierto en el Teatro Colony (1040 Lincoln Rd., Miami Beach) a las 7 p.m.
"Es una oportunidad para cantarle a los turistas en diferentes lenguas (Carlés canta en nueve idiomas) los números más representativos de sus distintos países. Todo en una tónica reconfortante".
De ese concierto, donde interpretará unas 22 canciones, actuará — como de costumbre — en la Zaragozana (8488 SW 8 St. Miami).
"Allí haré que Luis cante a dúo y solo", declara, mientras Nodal hace una graciosa mueca y se pone las manos en la cabeza.
"En Zaragozana el show será más movido y desde las 11 hasta pasadas las 12 de la noche. Es la despedida del 2000. Cantaré algunos de los temas de mi nuevo disco Bailemos, que grabé con la orquesta de Larry Elgart y con arreglos de Bebu Silvetti".
Precisamente bajo la dirección musical del consagrado músico y compositor argentino. Carlés ha grabado anteriormente y se dispone a terminar un disco con canciones de la mexicana inmortal María Grever y el no menos famos compositor Mariano Mores.
"Va a ser un homenaje a Libertad Lamarque con algunos de sus grandes éxitos".
Agrega:
"Ella estaba colaborando con nosotros. Lamentablemente ya no está, pero el proyecto continúa y contar con Bebu ha sido para mí una bendición".
Por si fuer poco, en esta multiplicación que vivirá la Carlés durante el cambio de año, estará desde la 1 a.m. presentándose en el Real Club Español, en una fiesta privada que se extenderá hasta bien entrada la madrugada.
"Si sumamos los 22 números del teatro, con unos 15 o 16 que haré en Zaragozana y los 15 o 16 de la fiesta, serán…".
Se vuelve a Luis y le dice con dolzura:
"Sácame la cuenta, mi amor".
Y éste responde sin pensarlo:
"Como 50 con las peticiones".
Y uno se vuelve a asobrar, ya que no son canciones fáciles las de su repertorio, donde pasa de un espectacular New York, New York a un no menos sensacional Somewhere o un sabroso La candela, donde se desempeña a la ve en los registros de quienes hicieron popular la canción: Celia Cruz y Angela Carrasco.
"Es que cantar para mí es vivir. Lo necesito; y si lo hago a plenitud, mejor. Feliz año y a disfrutar".