Cuba

Una identità in movimento


Desafíos de la Historia

Lohania Aruca Alonso


El tema de la "sucesión" (traduzco: continuidad) del gobierno cubano, del sistema socialista en Cuba se plantea como la preocupación principal, una obsesión, de los políticos estadounidenses en el Congreso. El pasado miércoles 3 de agosto, se dio a conocer un proyecto de ley presentado ante el Senado, en el cual se afirma que es necesario impulsar el retorno de Cuba a "la comunidad de democracias del Hemisferio Occidental", así como crear un grupo internacional para coordinar una "planificación multilateral" de transición en La Habana. Fue promovido por el senador republicano John Ensign, republicano de Nevada, y coauspiciado por los senadores demócratas Bill Nelson, de la Florida, y Joe Lieberman, de Connecticut, con apoyo de los republicanos Rick Santorum, de Pennsylvania, y Bill Frist, de Tenesee.

La situación de salud de nuestro Presidente, la delegación provisional de sus cargos y ocupaciones en otros miembros del Partido y Gobierno cubano ha sido un imprevisto, una sorpresa colosal, que dejó anonadados a los políticos estadounidenses. A pesar de ser ellos, en ciertos casos, una fuente de las "bolas" que han pretendido "informarnos" y "evaluar" los riesgos que tomamos debido a la salud y la edad avanzada del Comandante en Jefe. Ahora, resultó que ni ellos mismos se creían esos falaces argumentos.

La salud de Fidel — sin lugar a duda, una cuestión de primer orden para todos los revolucionarios cubanos y del mundo — se unifica por los congresistas estadounidenses con el tema la sobrevivencia del proceso histórico de la Revolución Cubana en el futuro. Así, pretenden ignorar por completo, o, restarle importancia, a los múltiples análisis realizados por el propio Fidel sobre la significación decisiva de las funciones desempeñadas por dos fuerzas principalmente involucradas en el proceso histórico de la construcción del socialismo: el Partido Comunista de Cuba y el Pueblo cubano. Es impresionante cómo los hacedores y tomadores de decisiones de la política yanqui maniobran en el terreno internacional con total desconocimiento acerca de la historia de los pueblos. Esta es una de las causas más notables de sus derrotas políticas y militares en el siglo XX, recordemos a Viet Nam, y en el XXI, ¡no pueden rendir a los patriotas iraquíes y únicamente logran masacrarlos!

En la cuestión de las relaciones con Cuba, desde el siglo XIX, han cometido errores garrafales, uno detrás de otro. Hacer de ellos una lista en un espacio breve es imposible, sería excesivamente larga. Para ilustrarse al respecto, se puede consultar alguna de las obras que han escrito investigadores norteamericanos, comunistas o anticomunistas, entre ellos los hay buenos conocedores del tema. Solamente voy a reiterar cómo la irracionalidad de la política norteamericana, sus actitudes de desprecio, soberbia, subestimación y prepotencia hacia un vecino muy cercano, territorialmente pequeño, de escasos recursos naturales y breve historia nacional, aunque probadamente combativa, (1868-2006), Cuba, ha ayudado a la profundización de nuestra conciencia, en la lucha de todo el pueblo por ganar y consolidar una nación independiente y soberana.

Porque a contracorriente, nunca a favor de la corriente pro colonialista (anexionista) auspiciada por los gobiernos estadounidenses, fue posible la fundación de la República de Cuba en armas (1869); las Guerras de Independencia contra España (1868-1898); la confirmación de la existencia internacional del estado nación cubano en 1901, con la coletilla de la Enmienda Platt, en medio de la primera ocupación militar yanqui y de la ocupación económica vertiginosa de grandes extensiones de tierras, compradas por compañías norteamericanas a precios irrisorios, o simplemente arrebatadas, gracias a la ruina e indefensión de sus propietarios cubanos; las insurrecciones revolucionarias en la etapa neocolonial para el derrocamiento de los gobiernos dictatoriales, apoyados por los EE. UU., antes de 1959, incluyendo entre aquellas, la iniciada con el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953; y por fin, el triunfo de la guerra revolucionaria y popular el 1º de enero y la proclamación de la Revolución socialista en 1961, ante los ataques previos a Playa Girón. La serenidad incólume del pueblo cubano y de sus dirigentes ante la Crisis de los cohetes en octubre de 1962 también hizo historia.

Se ha transformado totalmente el país, a base de grandes esfuerzos y sacrificios colectivos, rescatándolo del subdesarrollo, con trabajo, estudio y fusil, unidos, bajo la guía de Fidel. La Revolución que dura más de cuatro décadas, tiene un gran líder, que es hijo de un pueblo gigantesco.

Porque, sigo reiterando, para los imperialistas norteamericanos, en la historia de sus relaciones internacionales, Cuba únicamente ha significado, y desafortunadamente — para ellos — todavía hoy, no significa más que "la fruta madura": una colonia con sus esclavos negros y blancos a disposición de las inversiones norteamericanas, para extraer de ella todos los recursos que quieran, materias primas y fuerza de trabajo barata. Jamás nos pensaron, ni nos piensan, como un estado más de su Unión (Ni en sueños se imaginen otro status los ciudadanos híbridos de Miami, a quienes les tienen asignados actuaciones de cuarta categoría. ¿Qué decirles a los "asociados" a grupúsculos contrarrevolucionarios, que aspiran desde Cuba a la transición hacia la "democracia" de los yanquis? ¡Abandonen toda esperanza!). Está bien claro: nunca nos han deseado como un país independiente y soberano. Estudien un poco más la verdadera Historia de Cuba, ¡plis!

Los once millones de cubanos que vivimos en este archipiélago no somos amenaza de tipo alguno para la seguridad nacional de los Estados Unidos de América, esto lo aseguran sus propios expertos en cuestiones militares. No somos, ni aspiramos a ser, una potencia militarista. Deseamos la paz justa para todos. Tampoco somos competidores comerciales en algún campo de la economía internacional contra los Estados Unidos de América; nuestra economía está muy limitada por nuestros recursos naturales y, este hecho real se acentúa más debido al "embargo" (traduzco: bloqueo) comercial que nos impusieron vilmente desde el siglo pasado, de cuyos "éxitos" sombríos, así como de las constantes agresiones terroristas que lo acompañan, incluidos los intentos de magnicidio contra nuestro Presidente, se pavonean en el Departamento de Estado estadounidense.

No obstante, a ellos les debemos miles de víctimas mortales: los cubanos y cubanas asesinados por acciones de guerra y terroristas en Cuba y fuera de ella. Además, están incluidos, los que mueren atravesando el Estrecho de la Florida en frágiles embarcaciones, los "balseros" que no llegaron a pisar tierra.

Estos últimos se van del país ilegalmente, ilusionados con el "sueño americano", la vida "fácil" en un país desarrollado, los oropeles inútiles y la "democracia" al estilo yanqui — aunque una vez avecindados en alguna de las ciudades del paraíso, trabajan muy duro y los discriminan injustamente por ser hispanos y "negros". Fin del sueño, con amargo despertar.

¿Cuánto más tendrá que esperar el mundo para que dejen de funcionar los mecanismos del autoengaño, las falsas evaluaciones, los discursos políticos hipócritas? ¿Cuántos sacrificios más nos impondrán los politiqueros estadounidenses, para que — al fin — respeten a Cuba como un ente nacional e internacional independiente, con destino propio, con derecho a optar por éste, viviendo un proceso político histórico según los deseos de los electores de su propio gobierno, sin ser amenazados diariamente con la intervención extranjera y el aniquilamiento militar? Posiblemente, aún el camino es muy largo y peligroso, pero continúa siendo el del Socialismo cubano.




Fuente: CUBARTE



12 de agosto, 2004


    Lohania Aruca Alonso
  • Investigadora.
  • Lic. Historia.
  • M.SC. Estudios en América Latina, el Caribe y Cuba.
  • Colaboradora periodística del Portal de la Cultura Cubana.
  • Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).





Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(16 de agosto de 2006)


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