Cuba

Una identità in movimento


El cimarrón y la identidad caribeña

Lohania Aruca Alonso


Ya ha quedado atrás la apertura del Coloquio "El Caribe en las visiones de artistas plásticos contemporáneos", que tiene lugar en la Casa de las Américas; se inició el lunes 23 de octubre con las amables palabras de Yolanda Wood, actual Directora del Centro de Estudios del Caribe. Ahora guardo en mi memoria sus múltiples enseñanzas y atractivas sorpresas. Desde el entorno donde nos movimos, acicalado con la obra del artista plástico Roberto Matta — "Cuba es la capital" es el primer cuadro que nos recibe en el umbral de la entrada, y las paredes de la planta baja, y las otras en los altos, se llenan con un mundo de imágenes sueltas, en gran y pequeño formato, fotografías de distintas épocas de su vida, textos de sus cartas a Haydée Santamaría y demás testimonios de la relación muy personal que existió entre Matta, el ámbito de la Casa y su equipo de trabajo — hasta la hermosa conferencia que nos ofreció la afamada poetisa cubana Nancy Morejón, rica en reflexiones profundas, avaladas por sus largos años de especialización en el tema Caribe, mientras fue la Directora del Centro de Estudios del Caribe y de su anuario Anales del Caribe.

El discurso de Nancy nos mostró un Caribe envuelto en cálidos sentimientos, singularizado por el mestizaje, por su profundo respeto hacia la identidad plural (representación múltiple, diría Joel James Figarola)[1] de sus pueblos, por la coexistencia de creencias religiosas variadas y de una fuerte cultura popular junto a la(s) otra(s) trasladada(s) del Viejo continente al Nuevo; el arte y la literatura del Caribe como "una afirmación anticipada de la diversidad cultural" explicó la poetisa.

También se refirió a los varios Caribes, visto el conjunto desde distintos ángulos. Entre los cuales destacó el geográfico, al que dedicó sus estudios y esfuerzos expedicionarios el científico cubano Antonio Núñez Jiménez. El Caribe abordado por la geopolítica, poniendo atención a las peculiaridades de sus economías y sociedades, ex-colonias de metrópolis europeas: España, Inglaterra, Francia y Holanda, y especialmente a la antillanidad, o antillanismo, en el caso de sus islas — del arco de las Antillas mayores y menores que cierra la cuenca en dirección Este —, tendencia creada y resaltada por José Martí y el puertorriqueño Eugenio María Hostos. Una expresión lúcida de la necesidad estratégica de unir las islas hispanoparlantes en una Confederación.

El Caribe literario es percibido principalmente en la obra de Poeta nacional Nicolás Guillén. El de la memoria histórica fragmentada que descubre Yolanda Wood en su ensayo definitorio acerca del espacio Caribe.[2] Lingüísticamente estratificado, a pesar de la persistencia arqueológica de vocablos aruacos en el habla contemporánea, que aparecen en mayor o menor proporción en cada isla de acuerdo con la descendencia y mezcla de las poblaciones aborígenes que lograron subsistir con europeos, africanos o canarios;"allí marcaron sus fronteras los aruacos", nos recordó certeramente la conferencista, hasta la introducción de lenguas modernas con la llegada de los conquistadores y colonizadores, y los cambios de apropiación de la islas entre las potencias imperiales, como trofeos de sus numerosas contiendas. Lenguas de procedencia africana se unieron también al concierto plurilingüe; llegaban a nuestras tierras a través de la trata y la explotación de los esclavos negros, de las liturgias y los cantos religiosos. Era todo lo que portaban consigo los esclavos en cada "arribazón".

"Es la africanía lo que hilvana lo disperso", afirmó el reconocido sociólogo y ensayista cubano Aurelio Alonso, durante su presentación de la revista Anales del Caribe 2004, dedicada a la Revolución Haitiana y a otros problemas históricos y literarios de la región caribeña. Ivón Muñiz especialista del Centro de Estudios del Caribe, hizo una breve introducción de la exposición de pintura "Blanco, negro y rojo de Haití", bien ubicada en la Sala Manuel Galich. Ella hizo notar que la muestra colectiva,

    "Con la espontaneidad de un diseño que remeda la composición geométrica, el equilibrio de formas simplificadas y el trazado a manera de filigrana de los vevés, emergen en simbiosis con ellos los tambores de Pamphile; una máscara de Casséus nos remite a la deuda caribeña con el arte africano; el bestiario de Pasko, enardecido por su poderosa carga erótica y fantástica, pretende saltar del papel; los tatuajes y grafías que cubren los emblemáticos personajes de Killy, irradian con energía mítica, señales de un aleatorio destino..."

El mérito mayor de esta colección de trabajos realizado por jóvenes haitianos es su creatividad y expresividad. A partir de soportes muy simples (hojas de papel periódico, cartulinas, hojas de libretas, blancas) vibran dibujos hechos con trazos expresivos en negro y/o rojo. Muchas son las referencias a símbolos religiosos y a formas de clara ascendencia africana. El montaje es sobrio, los cuadros cuelgan sobre una franja de listones de madera pintados de negro, mientras que las paredes han sido blanqueadas. El efecto del conjunto es armonioso y elegante.

El cimarrón, término de origen marinero, en América se aplicó a los animales domésticos, "que huye al campo y se hace montaráz" (según la acepción II de esta palabra, que aparece en el Diccionario de la Real Academia Española). Primero se hizo extensivo, a los aborígenes que se rebelaban contra los conquistadores y colonizadores o encomenderos, descalificando su condición humana; después se incluyó en su significado a los esclavos negros que huían al monte, debido a las crueldades que les inferían sus amos.

La resistencia o rebeldía del cimarrón se concibe, actualmente, como una expresión de rescate y defensa de la dignidad humana. La visión plástica del "cimarronaje" conserva la autenticidad del lenguaje simbólico de la cultura sometida; se expresa mediante procesos de estilización de las formas en la realidad y de síntesis de los contenidos. Por lo general poseen un alto valor religioso, por lo que su lectura es interactiva y compleja, en dependencia del conocimiento que tenga el espectador para decodificar el mensaje. Para los no iniciados, solamente es perceptible lo externo, la expresión estética del conjunto. Este tema, posee gran interés en la actualidad, es parte de la descolonización cultural a que aspiramos y será tratado a lo largo de las jornadas del Coloquio, como uno de sus objetivos centrales.


      Notas

        1. Joel James Figarola, "El principio de representación múltiple" en: J. James F. Sistemas mágico-religiosos cubanos: principios rectores, Ediciones UNION, La Habana, 2001, pp. 10-12.

        2. Yolanda Wood, "Repensar el espacio Caribe", en Universidad de La Habana no. 236, septiembre-diciembre 1989, pp. 67-80.



    La Habana, martes 24 de octubre de 2006



    Lohania Aruca Alonso
  • Investigadora.
  • Lic. Historia.
  • M.SC. Estudios en América Latina, el Caribe y Cuba.
  • Colaboradora periodística del Portal de la Cultura Cubana.
  • Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).





Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(24 de octubre del 2006)


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