Cada verano, en la calle que me vio nacer, aguardaba impaciente los camiones de la poda. Veía caer las frondas de mi amado Almendro, segura de que no le dolían, porque era como cuando cortaban las puntas de mis largos cabellos; una
forma de ayudarlos a crecer más fuertes.
Luego venía el momento de arrastrar las inmensas ramas a mi patio, ayudada por
mi abuelo. Hacer con ellas un castillo, descubrir la luz filtrándose a través
de sus oquedades, los cambios que operaba la magia en la piel de una lagartija,
el brillo de un insecto; el increíble aroma de la savia truncada, el suave
andar de la cochinilla en la palma de mi mano. Un día entero en que me mantenía
en el trono, recibiendo la visita de mis ilustres amistades. A la mañana
siguiente las ramas, ya secas, eran echadas al basurero.
Nadie tiene idea de lo que se puede hacer en una jornada dentro de una
fortaleza de hojas si no ha permanecido tanto tiempo en una. En ocasiones se
podía hasta merendar, en dependencia del menú y de las hormigas. Estaba
permitido jugar, los soldados de plomo de mi primo Rolando se intercambiaban
con piezas de un juego de té o animales de granja en miniatura. Las jirafas
pastaban junto a los iglúes y los trineos de plástico que heredé de mi hermano.
Verde fortín donde era reina, ama, gobernanta de un mundo solo mío, tan efímero
como un giro de la Tierra. Repetible cada año, esperado como se espera el
florecimiento de las cosechas. Tan constante en su llegada que pudo parecer
infinito, en aquellos momentos en que el tiempo parecía no transcurrir y
desesperábamos por crecer, hacernos mayores, tener nuestros propios dominios.
Un día, sin que mediase una razón, no hubo más palacio de hojas. Las ramas
cortadas permanecieron en espera del camión que venía tras el de los podadores
a recogerlas. Ni siquiera me di cuenta de que había transcurrido el momento de
construir mi castillo, estaba demasiado sumida en pensamientos de otra
índole... Había dejado de ser princesa.
Marié Rojas Tamayo
Del libro "De príncipes y princesas", editorial El Far, Mallorca, 2006
Página enviada por Marié Rojas Tamayo
(14 de septiembre del 2008)