Juan Cristóbal Nápoles Fajardo: Poema a Padre Las Casas
Juan Cristóbal Nápoles Fajardo
Poema a Padre Las Casas
Al misionero divino
Los indios oyen atentos
Y repite en sus acentos
La Piedra, El Pan y el Turquino.
De este suelo peregrino
Hace que el terror se aleje
Y sobre los que protege
Bendita el agua derrama
En Canto, Nipe, Agabama,
Mayarí y Cuyaguateje.
Él fue el amigo mejor
Que tuvo el indio cubano,
Él fue el genio soberano
Benigno y conciliador
Con evangélico amor
Siempre alzó la voz aquí
Y dio este español "Semí"
De su bondad testimonio,
Desde el cabo San Antonio
A la punta de Maisí.
Bajo nuestro ardiente sol
En pro del indio coadyuva,
Gloria y consuelo de Cuba,
Honra del hombre español.
Los sones de caracol
Oyó en nuestros verdes llanos
Y, alzando al cielo las manos,
Exclamó con ansiedad
– ¡Oh! ¡Piedad, piedad, piedad
Para los indios cubanos!
[...]
Cuando en penosas faenas
Esclavo el indio solloza
El santo padre destroza
Sus grillos y sus cadenas.
Él los conforta en sus penas
Cuando estalla la discordia,
Y si en la dulce concordia
Humildes besan sus plantas,
Cumple en ellos las santas
Obras de misericordia.
[...]
Pasa un siglo. El indio gime
Y en vano implora favor;
Corre el tiempo, y no hay rigor
Que su estado no lastime
No se oyó otra voz sublime
Henchida de fe cristiana,
Desde Maisí hasta La Habana
Brilló diferente edad,
¡Y... nada, no hubo piedad
Para la estirpe cubana!
Tomado de: Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, "El Cucalambé": Poesías completas, La Habana, Editorial de Arte y Literatura, 1974, pp. 163-164