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Josefina Méndez: 50 años de gloria escénica
Miguel Cabrera
Inmersa en su disciplinada entrega de siempre a funciones, clases y ensayos, rodeada del cariño y la admiración de su pueblo e internacionalmente valorada como refinada intérprete y maître de sólida valía, cumple Josefina Méndez cincuenta años de su debut escénico profesional.
Integrante del célebre grupo al que el crítico inglés Arnold Haskell definiera, en la década del sesenta, como "las cuatro joyas del ballet cubano", la Méndez constituye hoy día una de las más prestigiosas, sólidas y experimentadas representantes de la Escuela Cubana de Ballet.
Medio siglo ha transcurrido desde aquel 27 de marzo de 1955, en que en el escenario del Teatro Radiocentro de La Habana dio inicio a su vida profesional con la interpretación de "napolitanos", en el III acto de El lago de los cisnes, en una puesta del Ballet de Cuba, centralizada por Alicia Alonso e Igor Youskevitch. A partir de entonces su vida estaría ligada por completo a las vicisitudes y victorias del movimiento cubano de ballet, que a despecho de la apatía oficial, las incomprensiones y las agresiones de los desgobiernos de turno, llegaría a convertirse en una de las más hermosas realizaciones de la cultura nacional cubana. Era la lógica consecuencia de una vocación temprana por la danza, iniciada a los 7 años en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana, bajo la guía de Alberto Alonso, y que encontraría su verdadero cauce en el histórico empeño de Alicia, Fernando y Alberto Alonso, por lograr que en Cuba el ballet no solo fuera un arte verdadero, sino también el derecho de todo un pueblo. Con el aliento brindado por la Revolución triunfante en 1959, su labor como bailarina, ensayadora o pedagoga formadora de las nuevas generaciones de artistas de ballet, ha alcanzado las metas más altas.
La notabilísima hoja de servicios de la Méndez está indisolublemente unida a los grandes triunfos del ballet cubano en las décadas del 60, 70, 80 y 90: actuaciones con el Ballet Nacional de Cuba en medio centenar de países de América, Europa y Asia, y como Artista y Maître Invitada de prestigiosas agrupaciones y festivales danzarios extranjeros, entre ellos:
Como merecido tributo a su meritoria labor artística y por la fidelidad a su Patria, se ha hecho acreedora de importantes galardones, entre ellos:
En la histórica Sala del Gran Teatro de La Habana, testigo de muchos de sus más grandes éxitos, el Ballet Nacional de Cuba le rindió merecido tributo y allí nos encontramos con su magisterio escénico. Fue una velada llena de recuerdos para todos aquellos que hemos seguido muy de cerca su carrera, viéndole crecer su estatura escénica, desdoblada en sílfide, wili o cisne, en temperamentales criaturas de Shakespeare, Lorca o Villaverde o en múltiples rostros que solo buscaban la recreación de una estética pura. Fue para todos, su antiguo y nuevo público, también una tarde de júbilo y de confianza en el futuro, porque acudimos a una cita con una artista, una maestra en juventud renovada, y un ser humano presto a ofrecernos nuevas lecciones de sabiduría. Así recibimos a esa gran dama de la escena.
Fuente: Granma Digital
CUBARTE Cuba. Una identità in movimento
Año 5 Número 13, 31 de Marzo del 2005
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