En este apartado trataré de dar, lo mejor que pueda y desde mi ignorancia, algunas ideas de lo que podría ser el futuro de este país, es decir, posibles evoluciones en el marco histórico, social y político que podrían tener lugar, dependiendo de toda una serie de circunstancias que son en realidad verdaderos enigmas para todos. Así pues quien lea estos artículos debe tener en cuenta que nos movemos en el ámbito de la historia por venir y de la política ficción, ámbito más adecuado para astrólogos y adivinos que para gente, como yo, que pretende llevar su estudio de Cuba dentro de los márgenes más o menos serios de la Historia, la Antropología y la Sociología Cultural.
En primer lugar y como parece saltar a la vista el régimen cubano es un fenómeno único en todo el mundo, por su originalidad y las numerosas particularidades que lo distinguen claramente del resto de lo que podríamos llamar "dictaduras", término peyorativo que se viene empleando recientemente con el significado más amplio de "no-democracias parlamentarias", y no es raro verlo utilizar como arma verbal en los discursos pro-capitalistas. Tampoco se pueden establecer paralelismos válidos con los recientemente difuntos regímenes socialistas de la Europa del este, dado que, aunque bien es cierto que hubo una época en que la Revolución trató de asimilar el cuerpo doctrinal del comunismo soviético, nunca tal cosa se llegó a conseguir en su esencia por tratarse el pueblo cubano, de origen hispano-africano, y el ruso, de origen eslavo, de dos ámbitos culturales completamente contrapuestos. El "socialismo cubano", si se me permite acuñar este término tal vez no exento de cierto aire pintoresco, hunde sus raíces ideológicas en el pensamiento y obra de José Martí principalmente, lo cual nos lleva a una filosofía fundamentalmente "humanista", que nada tiene que ver con las doctrinas marxistas imperantes durante la guerra fría en la Europa del Este y que durante un tiempo se intentó importar a Cuba.
Debemos pues, al intentar establecer las bases de posibles desenlaces evolutivos en el sistema político-social cubano, evitar crear paralelismos con otros eventos históricos contemporáneos de carácter similar porque no existen dichos eventos. Donde sí se puede establecer una comparación, de modo genérico, es en la forma como un sistema político no capitalista puede responder a la integración en el ámbito de lo que se ha dado en llamar la "globalización", gran bestia negra que acecha a la humanidad con su afán de aniquilamiento de culturas y particularismos, que son en definitiva los que dan esencia y razón de ser a los pueblos. El capitalismo es, desengañémonos de una vez, la consecución del dominio de unos pocos (los que detentan el poder económico, militar y religioso, fundamentalmente), sobre el resto de los mortales, estableciendo una auténtica relación de explotación. El poder político, contra lo que se pueda creer, es secundario, lo compran los banqueros y lo imponen los militares por la fuerza cuando les es conveniente. Las "elecciones libres" tan cacareadas cuando se trata de defender los valores del capitalismo (a nadie se le ha ocurrido que pueda existir una sociedad democrática no capitalista, lo que hacen los lavados de cerebro...), no son otra cosa que una reacción controlada de las masas por parte del márqueting y las técnicas de control psicológico tan empleadas actualmente para conseguir manipular a la gente. No es de extrañar que en unas "elecciones libres" ganen siempre quienes de mayor poder económico y apoyo por parte de los poderes fácticos gocen, ya que con dinero se consigue hacer que los ciudadanos de a pié, impotentes y completamente aturdidos por costosas compañas de desinformación y proselitismo barato, voten siempre a quien deben votar sin que hayan sorpresas, aparte que como bien sabido es los sistemas democráticos de los países capitalistas suelen desembocar en una curiosa situación de "bipartidismo" en la cual ambos partidos no son otra cosa que "los mismos perros con distintos collares", por lo cual la libertad que tales elecciones pueden brindar al pueblo llano es cuando menos discutible.
No nos dejemos engañar tampoco por el nivel de vida, tantas veces mitificado, de que se goza en los países occidentales, las famosas "democracias parlamentarias" de rancio abolengo que se arrogan el rol de líderes mundiales, tanto en el ámbito político militar como, y lo que es más grave, en el moral. Un análisis superficial de los intercambios entre naciones nos desvelará enseguida que dichos niveles de vida se deben a que dichos países, aliados siempre con el siniestro FMI, viven de la depredación pura y dura de sus hermanos más pobres, ahogándolos con créditos, obligaciones y expoliaciones de sus recursos naturales en virtud de cínicos argumentos de carácter económico. Un cuarto de la población de este mundo vive relativamente bien porque los otros tres cuartos se mueren de hambre, esa es la dura realidad que los políticos y "profetas" del neoliberalismo tratan de enmascarar con sus rimbombantes discursos. Nos quieren hacer pasar como ideal un sistema en el que tres o cuatrocientos sinvergüenzas (no más) retienen en sus manos egoístas nada menos que... ¡el 10% de la riqueza bruta total de todo el planeta! Solo con la riqueza que acaparan esas pocas personas se podría asistir sobradamente a las necesidades básicas de la mayor parte de la población mundial.
En este contexto creo que ya podemos tener las cosas claras sobre la situación actual de nuestra Cuba que es, no lo perdamos de vista, el foco de interés de esta página a ella dedicada. ¿Cual ha sido y sigue siendo el gran pecado de la Revolución? Sencillamente, mantener a Cuba fuera de este sistema que he descrito, tenerla, por decir de alguna manera, "secuestrada", fuera del alcance de la codicia y las ansias de conquista de las grandes potencias económicas, principalmente, dada su situación y especial perversidad, de EE.UU. Eso es lo que no se le perdonará nunca a la Revolución. Si el Gobierno Revolucionario hubiera dejado a EE.UU. expoliar y explotar los recursos de Cuba a su antojo, conformándose con recibir algunas migajas como suelen hacer la mayoría de Gobiernos instaurados en centro y Sudamérica (Gobiernos presuntamente democráticos donde los terroristas, los mafiosos, las guerrillas y el hambre campan a sus anchas), nunca hubiera existido un bloqueo ni se hubiera armado tanto complot y tanta propaganda contra Cuba. No nos dejemos engañar por los discursos en pro de las libertades y la democracia, EE.UU. al tiempo que los profiere da su apoyo a regímenes como el de Arabia Saudí (fundamentalismo islámico donde los líderes matan sin tener que dar explicaciones y la libertad individual es un concepto desconocido, ya que cada cual pertenece a su amo) simplemente porque les conviene política y económicamente, al tiempo que demonizan otros mucho más suaves por el mero hecho de contravenir los intereses del "gran padre blanco".
Así pues, a mi modo de ver, le quedan a Cuba dos opciones de futuro. Una es el desmoronamiento del Gobierno socialista, desde dentro o desde fuera, lo mismo da, que favorecería la entrada súbita del capitalismo, con el consecuente trastorno social generalizado y que llevaría, como suele ser habitual en estos casos, al rápido enriquecimiento de una minoría que tendría la suerte de poder favorecerse de las nuevas oportunidades generadas por el cambio y al hambre y miseria definitivos de la mayoría que, viéndose privados de la asistencia y protección que ahora les brinda el sistema, no tendrían más remedio que plegarse a los abusos de los más fuertes y trabajar duramente a cambio de migajas, los que tendrían la inmensa suerte de trabajar, claro está. Este es el camino seguido por la mayoría de países del este europeo.
El otro camino es lograr una "transición", es decir, que el sistema cubano sepa encontrar su camino, libre de dominios, y mutar a "algo" que soy incapaz de definir pero que les permita sobrevivir y prosperar en el contexto del mundo de hoy. Evidentemente, este es el desenlace con el que yo sueño, que sigamos teniendo en Cuba un ejemplo de cómo, sin doblegarse ante la tiranía de los fuertes, un pequeño país puede mantener su orgullo y su integridad y sirva de ejemplo para muchos otros. Esto es, por ejemplo, lo que China está haciendo en nuestros días, situándose en posición de ser a medio plazo una de las grandes potencias mundiales. Un nuevo sistema evolucionado de este modo no debería traicionar sus raíces, su origen en la obra de José Martí y de la Revolución, este sería el único desenlace que podría obsequiar nuestro futuro con la presencia de una verdadera Cuba libre.
Si bien no es posible saber a priori cual de estos caminos siga la Nación cubana (existe un tercero, una radicalización del sistema y un cierre de filas en torno a principios doctrinales sacralizados, en el que no quisiera ni pensar por las nefastas consecuencias que podría acarrear, no tanto por el sistema en sí como por propiciar la intervención súbitamente legitimada de los depredadores que acechan), sí es más fácil aventurar el "cuando" estos cambios debieran iniciarse. Y ello no es difícil porque no debemos olvidar que Cuba tiene un sistema que se apoya en un hombre, Fidel, que dejando de lado las justicias o injusticias que haya podido cometer durante su mandato, queda fuera de toda discusión que ha sido uno de los más grandes estadistas que ha dado el siglo XX y por eso mismo es imposible de sustituir. Cuando Fidel deje el poder tiene que haber un cambio forzosamente ante la imposibilidad de encontrar a alguien con el carisma, la audacia, la astucia y la dimensión humana del actual Jefe de Estado. En este contexto mi opinión personal, en base a lo que he podido aprender de mis lecturas, es que cualquier "prolongación" del actual sistema tal cual será, si se produce, breve, dando paso rápidamente a una evolución (evolución que de hecho ya se está insinuando, fundamentalmente en el ámbito de la economía) o a un desastre que propicie la "invasión" por parte de las potencias extranjeras (Dios no lo quiera).
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