Todos los cubanos recuerdan al mayor general Calixto García Íñiguez, quien tuvo el honor de librar el combate postrero de la Guerra Necesaria, en Áureas (hoy Floro Pérez) y Aguas Claras, contra el ejército colonialista.
Este jefe mambí, que al decir del Héroe Nacional José Martí llevó su gloria en la frente herida, vio la luz en la actual capital provincial (Miró 147, esquina a Frexes, Monumento Nacional), el 4 de agosto de 1839.
En Holguín, que era entonces una zona bastante atrasada con relaciones socioproductivas esencialmente patriarcales, le tocó nacer al futuro único poliorceta de nuestras guerras libertarias del siglo XIX, en el seno de una familia de modestos recursos e ideas avanzadas.
De esto último. baste como ejemplo la detención que sufrió su abuelo Calixto García de Luna Izquierdo, por defender la igualdad racial y política, y repudiar la esclavitud. O la posición vertical siempre sostenida por su madre, Doña Lucía Íñiguez Landín.
En Jiguaní, hoy municipio de la provincia de Granma, se crió e hizo joven sin perder vínculos con el terruño natal. En esa región comenzó a conspirar en 1866 como integrante de la Logia Masónica y tras el alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua (Manzanillo) — que lo sorprende en Holguín — se alza bajo las órdenes de Donato Mármol en esa zona.
El joven Calixto, con cualidades organizativas y de mando, pronto comenzó a ascender dentro del Ejército Libertador. Solamente un año después ostenta los grados de general de brigada y en 1872 las estrellas de mayor general. En 1873 es jefe del Departamento Oriental.
Patriota sin tacha, antianexionista y antiesclavista, era celoso defensor de la independencia de Cuba. Por eso, en agosto de 1874, cuando conoció de conversaciones en la región de Manzanillo que no tenían como fin la total independencia del país ni el fin de la esclavitud, marchó para aclarar la situación, pero su tropa resultó sorprendida por los españoles en San Antonio de Bajá.
En desigual combate se batió y ante su inminente captura prefirió, en acto de sublime heroísmo, disparar bajo su mentón para privarse de la vida. Para suerte de la Patria, la bala no siguió el curso deseado. Capturado en grave estado, luego de restablecido es deportado a España, donde permaneció hasta la artera paz del Zanjón. Al recuperar la libertad viajó a los Estados Unidos.
Dirigió en Nueva York el Comité Revolucionario Cubano que organizó el fallido intento de la Guerra Chiquita, iniciada en San Lorenzo de La Rioja, cerca de Buenaventura, actual municipio de Calixto García. Tuvo que capitular y fue nuevamente deportado, bajo severa vigilancia. Dedicó entonces todo su tiempo a la autopreparación militar y cultural para nuevos empeños.
Al tanto de los preparativos de José Martí para la Guerra Necesaria, una vez desatada esta ideó su fuga a los Estados Unidos para de allí retornar a la manigua redentora. Lo logra el 24 de marzo de 1896, por Maraví, Baracoa.
Es de nuevo el jefe del Departamento Oriental. Libra numerosos combates, introduce el empleo de la artillería y con la caída en combate de Antonio Maceo asciende al cargo de Lugarteniente General.
Cuando las tropas de los Estados Unidos desembarcan en Oriente, la cooperación de las fuerzas de Calixto García resulta decisiva. Pero, en pago, el general yanki William Shaffter no permitió la entrada victoriosa de Calixto y sus hombres en Santiago de Cuba. La viril respuesta no se hizo esperar del hombre que afirmó ¡O libres para siempre, o batallando siempre hasta ser libres!:
"Circula el rumor que, por lo absurdo, no es digno de crédito general, de que la orden de impedir al ejército la entrada a Santiago de Cuba ha obedecido al temor de venganza y represalias contra los españoles".
"Permítame usted que proteste contra la más ligera sombra de semejante pensamiento, porque no somos un pueblo salvaje que desconoce los principios de la guerra civilizada; formamos un ejército pobre y harapiento, tan pobre y harapiento como lo fue el ejército de vuestros antepasados en su guerra noble por la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica; pero, a semejanza de los héroes de Saratoga y York Town, respetamos demasiado nuestra causa para mancharla con la barbarie y la cobardía...".
Para evitar mayores incidentes, Calixto se desplazó al Norte de Holguín, donde libró la última acción combativa contra España. Pocos meses después, en cumplimiento de una delicada misión diplomática encomendada por la Asamblea de Representantes de Santa Cruz del Sur, en los Estados Unidos, fallece el 11 de diciembre de 1898 en esa
"... tierra extraña y hostil, en el país que lo había herido y humillado"[1].
Y lo humillaría aún tras su muerte, una verdadera pérdida para la Patria. En febrero de 1899, al ser traídos a Cuba sus restos para sepultarlos en La Habana, los interventores yankis ocuparon el lugar que por derecho correspondía a las autoridades cubanas. Estas se retiraron e hicieron que Doña Lucía, su heroica madre, exigiera que a Calixto un día se le realizara un entierro cubano en su tierra natal. Así fue cumplido el 11 de diciembre de 1980.
En la plaza de la Revolución Mayor General Calixto García, en un hermoso mausoleo de verde mármol, reposan sus restos gloriosos. Y muy cerca los de su madre, escoltados por palmas que recuerdan a los generales que dio Holguín a la Patria agradecida.
Nota
[1] Castro Ruz, Raúl, 11 de diciembre de 1980.
Fuente: Museo Casa Natal de Calixto García
Fuente: http://www.granma.cubaweb.cu/2004/08/04/nacional/articulo02.html