Cada cuatro de agosto, estamos obligados a recordar con sentimiento, admiración y respeto la caída en combate, en Yaguaramas, de aquel internacionalista norteamericano, que entregó toda su juventud, valentía e inteligencia a la causa libertaria de los cubanos en la Guerra de los Diez Años: Henry Mike Reeve Carrol.
Había nacido en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, el cuatro de abril de 1850 y se desarrolló en el seno de un hogar luterano de la clase media, pues su papá fue Alexander Reeve, humilde párroco, quien prestaba servicios en una iglesia protestante de Brooklyn. Su mamá se llamó Maddie Carrol y tuvo dos hermanas.
Siete meses después de iniciarse la contienda libertaria de La Demajagua, bajo el nombre de Henry Earl llegó a las playas de Nipe, en el vapor Perrit. Era un joven alto y delgado de diecinueve años de edad.
Capturado a poco de desembarcar, los españoles lo fusilan junto al resto de los expedicionarios; recibió cuatro balazos que atravesaron su cuerpo sin interesar ningún órgano vital y así lo dan por muerto.
Recobró el conocimiento y al caminar sin rumbo fijo, nada menos que recibió el auxilio de mambises del campamento de Ignacio Agramonte, quien sería su primer maestro, antes que Gómez. Ascendió en grados rápidamente, participó decisivamente en el histórico rescate de Sanguily y cuando El Mayor cae en Jimaguayú, ya era coronel.
Entre muchas anécdotas acerca de su arrojo personal y participación en nuestra gesta del 68, figura la siguiente: Gómez llega al campamento de Maceo y observa entre su Estado Mayor a un capitán, que no pasaba de los 20 años. Le expresa al Titán de Bronce:
"¿No le pesarán demasiado los galones a ese joven... ?"
Maceo no responde y luego de una carga al machete que se produce, el propio Gómez afirma:
"De verdad que el muchacho tiene bien puestos los grados..."
Reeve marcha siempre a la vanguardia de sus hombres y en cierta ocasión, lleva a cabo una de sus más sonadas hazañas: se lanza sobre una batería de cañones para tomarla a filo de machete. La metralla mutila su pierna derecha junto al nacimiento del muslo. Es su oncena herida en campaña y la más terrible. Ya no podrá montar más a horcajadas sobre su caballo. Manda a hacer unos arneses especiales para amarrarse fuertemente a la silla y así vuelve a dirigir a sus hombres en las cargas al machete contra los españoles.
El Generalísimo le asigna el mando de la caballería camagüeyana y villareña, y lo comisiona para llevar la guerra a Occidente. Reeve es el primer hombre de la vanguardia en la primera invasión. Participa en la famosa Batalla de Las Guásimas.
En mayo de 1875 está en las llanuras de Colón. En 1876 incursiona en la provincia de La Habana. En seis meses asalta y quema más de 50 ingenios, para destruir los ricos intereses con que los españoles sufragan los gastos de la guerra.
El caudillismo, espíritu de localidad y la división ya estaban decidiendo un final no feliz para los cubanos de esta contienda contra España y por ello, con una reducida escolta y hombres, cae en combate Henry Reeve: El Inglesito, el cuatro de agosto de 1876, cuando enfrenta fuerzas muy superiores en las cercanías de Yaguaramas, contra la guerrilla del orden y fuerzas de Alba de Tormes.
Le habían matado el caballo y su ayudante, Rosendo García, trata de montar al General en otra bestia, pero Reeve le ordena que se cubra, para que no lo maten. El héroe, sereno, espera al enemigo, allí, amarrado a su caballo muerto, machete en mano y con el revólver en la otra. Tiene un tiro en la ingle y otro en el hombro.
Dispara aún tres tiros y cuando ya es inminente su captura, se hace un disparo en la sien derecha.
Su cadáver, como trofeo de guerra, fue traído hasta Cienfuegos y expuesto en el cementerio de Reina, donde se supone que esté enterrado su cadáver por algún rincón.
"El Americano", como cariñosamente le llamaba el Mayor Ignacio Agramonte, vestía en el fatal minuto saco y chaleco blancos, botines nuevos y polainas; llevaba un buen reloj y una faja a la cintura. En el momento de su caída en combate lo describen como el hombre de 25 a 26 años de edad, de estatura baja, lampiño, de cutis muy blanca.
Su cuerpo presentaba innumerables heridas, muestra elocuente del sacrificio personal en aras de la libertad de Cuba, la segunda Patria, pues los héroes son grandes como soles en el combate y muy modestos en la muerte.
Hoja de servicio de Henry Reeve
Soldado el 4 de Mayo de 1869
Sargento segundo el 13 de Junio de 1869
Teniente 2 de Octubre de 1869
Capitán el 16 de Abril de 1870
Comandante 16 de Enero de 1872
Teniente Coronel el 3 de Marzo de 1873
Coronel 27 de Julio de 1873
General de Brigada (Brigadier) 10 de Diciembre de 1873
Las diez acciones donde resultó herido Henry Reeve
Combate de El Ramón 16 de Mayo de 1869
Combate de las Calabazas 27 de Mayo de 1869
Combate de La Jagua 18 de Noviembre de 1870
Combate de Hato Potrero 28 de Mayo de 1871
Combate de Limpio Potrero el 27 de noviembre de 1871
Combate de Limpio Potrero el 29 de Noviembre de 1872
Combate de Santa Cruz del Sur 28 de Septiembre de 1873
Combate de Canujiro 4 de Julio de 1874
Combate de Río Hanábana 25 de Julio de 1876
Combate de Yaguarama el 4 de Agosto de 1876