Poemas de Ileana Corvisón Menéndez (4)
Ileana Corvisón Menéndez
Como pozo vacío,
el corazón,
ningún sentimiento guarda.
Playa solitaria,
donde no estallan,
impetuosas olas con primor bordadas.
Así el alma
solitaria,
carente de emoción aguarda.
La espuma no adorna
con sus besos,
la boca de arena de esta playa,
donde muy despacio
vencidas se ahogan,
una lágrima
y la posible sonrisa de mañana.
Frontera o límite preciso,
que definan lo cuerdo de lo insano.
Sin que medie el racionalista
criterio humano.
Vida
paréntesis hermoso
entre dos eternidades
claramente definidas.
Arrogante Rey Negro
en tablero de ajedrez
decreta: La Dama defender.
El Alfil se agita,
sacrifica Peones,
la Torre.
Sobre tablero de ajedrez desierto,
mudo pasea cabizbajo el Rey Negro.
La tarde es un afán
la brisa trae aromas
ropa limpia planchada
todo igual
rítmico golpear de olas.
¿Tú donde estás ahora?
Ola nueva retozona,
juegas conmigo
o lo haces sola.
Me dejo atrapar por el tiempo
sólo mi gato parece comprender
que estoy y siempre he estado
sola.
En el momento exacto
cuando añoranza y certeza
se vuelven pequeñas gotas de sal
majestuoso salta a mi falda
encoge su cola
se dispone a soñar.
La mañana perezosa
lenta desata sus cintas doradas.
La claridad no inunda,
con clara campanada.
Quisiera apresar
ése minuto único de paz
para mi alma.
Las casas se adivinan
más que verse en la distancia.
La calle me toma,
comienza la trama.
Mañana será historia
de otra batalla.
Soy esa mujer rara, obstinada,
equivocada siempre
que gusta de la lluvia para renovarse.
Soy esa mujer
siempre de viaje,
lejana aunque les hable,
no apresable.
Soy esa mujer
en guerra constante
con las convenciones cotidianas.
Soy esa mujer
que perdió la brújula
pero continua camino
aunque esté herida.
Soy esa mujer rara,
culpable de tener tesoros
que sólo se guardan en el alma.
Más, culpable aún
de no poseer nada.
Dicen,
hablan,
murmuran ciertas bocas,
que estoy,
que siempre he estado loca,
porque en los caminos sembré rosas.
Dicen que estoy loca,
hace años acaricio una roca.
Dicen que estoy loca,
mis pies vienen de todos los caminos,
mis venas henchidos ríos
no llevan sangre solo olvidos.
Mueren las gentes por dentro
al ocultar sentimientos.
Aseverar, negando,
reír, llorando.
Huecos caracoles
abandonados en la playa del tiempo.
Ese
extraño,
que vieve en mi casa
exige,
recama,
pero no se da,
no ama.
Pobre mariposa manca
ignora que al amor
lo pintan con dos alas.
Madre, mujer
mujer, madre
del mundo entero
que pares con dolor y sangre.
Los crías con sacrificio.
No llores por ellos,
ven defiende tus hijos.
Las lágrimas ablandan el acero
éste acero ácido
que puede ser nuestro pecho
si manos asesinas
el vientre nos dejan seco.
Madre, mujer
mujer, madre
del mundo entero.
¡Alzate contra la muerte¡
Es nuestro derecho.
Al Revés
¿Sabes lo que vi el otro día?
Si te cuento no lo creerías.
Vi una gata nadando,
maulando a un perro vi,
un cangrejo que volaba.
Que volaba, si.
Así como te digo
todo, todo al revés yo vi.
Ya sé que no crees
este cuento tan raro
pero verás
sin que te asombres
lo mayor no ha sido eso,
es que vi caminando un pez.