Cuba

Una identità in movimento


Poemas de Ileana Corvisón Menéndez (6)

Ileana Corvisón Menéndez


      POEMAS

        I
        Llévame girasol
        en tu viaje.
        Girasol que giras,
        riendo a la vida,
        bailando en la luz.

        Gira que gira,
        girasol girando,
        llévame tú.
        Llévame en tu sonrisa
        musical amarilla,
        llena de mil semillas.
        Gira que gira,
        girasol girando
        llévame tú.

        II
        Mamita no se por qué
        la luna sólo me visita
        en las noches de luna llena.
        ¿Seré porque le apena,
        que se rompió mi muñeca?

        ¡Ay¡ No sé mamita
        porqué a Lulú
        le pudo pasar esto,
        sólo jugaba con ella,
        yo era la enfermera,
        Lulú la niña enferma.
        Tenía una herida en la pierna
        la curé y curé,
        con tanto afán y esmero,
        que el aserrín le brotó,
        por un feo hueco negro.

        ¿Será por eso mamita,
        porque a la luna le apena,
        la venda que desde entonces
        lleva Lulú en la pierna,
        que siempre viene en las noches,
        para que Lulú no la vea?

        III
        Mariposa,
        préstame tus alas,
        que desespero, quiero,
        volar muy alto,
        llegar al cielo,
        y preguntarle
        al azul siempre quieto
        si son las nubes,
        de rosado caramelo.

        Mariposa,
        préstame tus alas,
        al regreso de mi vuelo,
        cansada por el esfuerzo,
        mariposa yo te prometo,
        un gran beso.

        IV
        Mi jardín pone el teatro,
        la lluvia las bailarinas,
        el estanque el escenario,
        la música los canarios
        de tía Catalina.

        De esta compañía excelente,
        soy director,
        y gerente.
        Hasta el momento
        único espectador.

        Lo malo viene después
        al irse las bailarinas,
        quieto queda el escenario,
        y a dormir se va el canario
        cansado de cantar.

        Al final viene el sol,
        para repararlo todo,
        decora de nuevo el escenario,
        llama a las Hadas madrinas,
        vienen las nubes todas,
        y hasta las golondrinas.

        A este sin par espectáculo,
        amiguito te invito,
        para disfrutar juntos,
        lo que sólo yo imagino.

        V
        Mi perjuicio es el peor,
        pues he perdido lo que más quiero,
        he perdido mi fiel espejo,
        mi querido compañero.
        El me encontraba linda,
        la bruja más linda del universo.

        De nada me sirve ya la escoba,
        con motor de último modelo,
        si no tengo mi bello espejo,
        para arreglarme el pelo.

        Yo quiero lo que perdí,
        mi amigo de tanto tiempo,
        que aunque sea una bruja
        también tengo sentimientos.
        y me gusta arreglarme el sombrero,
        pero no puedo sin el espejo.

        VI
        Quisiera tener un tren
        un tren muy lindo y blanco,
        y pasear con él por montes y prados.
        Montados en él irán,
        amiguitos míos de la tierra
        en que todos habitamos.
        De Chile, de Perú de
        Arabia o Moscú,
        África, China o Vietnam del Sur,
        América del Norte o del Sur
        de cualquier lugar del planeta,
        puede que vivan hasta en un Iglú.

        En este tren tan alegre,
        iremos todos cantando,
        cantando canciones nuevas,
        la vieja tierra asombrando.

        Y mi tren, mi tren tan blanco,
        lleno de tanta alegría,
        feliz irá pitando,
        al cruzar la Patria mía.

        En ese día especial,
        asombro del universo,
        la tierra y el sol bailarán,
        la luna por no quedarse atrás
        buscará las estrellas todas,
        hasta el lucero remolón.

        Quisiera tener un tren,
        un tren muy lindo y blanco,
        pasear con él,
        por montes y prados,
        la vieja tierra alegrando.

        VII
        Yo era un gato calzado,
        con botas de piel de sapo.
        Yo era un gato feliz,
        del sol enamorado.

        Dormido me quedé al pie
        de un frondoso árbol,
        al punto un bribón llegó,
        y tomó sin pedirlo mis zapatos.

        Por esa cruel situación,
        hasta el nombre he perdido,
        y busco por los caminos,
        la dirección del pillastre.

        Yo soy el Gato con Botas,
        aunque ahora ande descalzo,
        y abuelita me regañe
        al verme sin mis zapatos.

        VIII
        Yo quiero un gato,
        un gato nada especial,
        que bien puede ser sato,
        con tal que sea gato,
        y muy bajito sepa maullar.

        Ojos muy verdes tendrá
        largos bigotes blancos,
        una mancha en el hocico,
        y peludo el negro cuerpo.

        Este gato mío,
        Será un señor gato,
        Comerá sólo sardinas,
        Despreciando otro pescado.

        Será manso y bonito,
        jugará con los ratones,
        y cuando llegue papito,
        se trenzará en sus pantalones.

        Si encuentras en el camino,
        un gato como el que describo,
        tráelo y los tres,
        seremos por siempre amigos.

        XIX
        Yo tenía un conejo pequeño,
        pequeñín su nombre Tin Tin,
        inquieto siempre salta por el jardín.
        Lo sorprendían las rosas,
        le besaban coquetas las mariposas,
        el agua de la fuente,
        mojaba sus orejas.

        Yo tenía un conejito pequeñín,
        Pequeño y blanco Tin Tin,
        de mis sueños de niña,
        mi conejo saltarín.

        La luna plateaba su cuerpo,
        de noche más que un conejo pequeñito, pequeñín,
        era mi amigo,
        mi compañero,
        mi conejo mágico,
        pequeñito pequeñín,
        mi conejo saltarín.


      PARA MI HIJO

        Déjame sembrar con besos
        los hoyuelos de tu cara,
        para que al florecer un día,
        perfumen tu alma.

        Alma verde derramada
        por las cuencas de los ojos,
        pintas, recreas el universo
        con los colores de tu magia.
        Mago niño,
        niño mío,
        sembraré en tu pecho
        semillas de aurora,
        para que el sol te acompañe
        igual que hoy, ahora, mañana...


      UN HIJO

        Cuando se desea un hijo,
        hay que amar primero,
        y del milagro de un beso,
        recoger los pétalos dispersos.
        En ése instante
        dueña ya del universo,
        la ronda de las nueve lunas danzar
        en su girar final,
        llenará el vientre,
        con una lluvia de pétalos,
        ese milagro,
        es un hijo,
        nada más, nada menos.


      EL SAPO MANOLÓN

        El sapo Manolón,
        en concierto
        canta a todo pulmón.
        Extasiado oye su propia voz,
        convencido de ser
        el mejor sapo cantor.
        Embelesadas escuchan,
        cucarachas, lagartijas, ranas
        y una que otra gata,
        con ojos entrecerrados por la emoción,
        moviendo patas y antenas
        a forma de aprobación.
        Cuenta los que allí estaban
        que tanto y tanto cantó
        que sin voz desde aquel día,
        el Gran Manolón quedó.


      DOÑA GALLINA

        Érase una vez,
        una familia ejemplar.
        donde Doña gallina
        hacendosa y buena
        cuidaba con esmero del hogar.

        Don Gallo detrás no queda,
        porque en aquel corral
        no había quién más alto cantara
        para el alba saludar.

        De esta unión natural
        nacieron cinco polluelos,
        que daba gloria el mirar
        y llenaba de contento.

        Cuando mamá los llama
        todos corren al momento,
        mientras ella con su pico
        les muestra en la tierra el sustento.

        Pero lo que más da gusto ver
        sucede los domingos
        cuado esta familia ejemplar
        al terminar las faenas
        alegre sale a pasear.

        Abre la marcha Doña Gallina
        compitiendo los polluelos van detrás.
        Don Gallo al final
        muy orgulloso de su familia,
        saluda toda la vecindad.


      EL CARACOL

        El caracol cada día,
        saluda al sol,
        mientras pone en el techo,
        su antena de televisión.

        Mientras Doña Rosa
        muy orgullosa,
        el jardín recorre,
        en las alas
        de una mariposa.

        El sapo y la rana
        saltan y cantan,
        con sus sapitos,
        todo el día en la charca.

        Por eso tú y yo,
        el caracol, la rosa,
        el sapo, la rana,
        y los sapitos
        saludamos felices
        la nueva mañana.


      A LA LUNA, LUNA

        A la luna, luna
        salieron a cazarla.
        Los que no sueñan,
        ladrones del alba.
        Llevan flechas de pura plata,
        robadas al río,
        que pasa y pasa.
        Ella en lo alto estaba,
        muy quieta miraba.
        Escondida tras una nube,
        miró lo que pasaba.

        Los vio venir de lejos,
        buscó refugio en mi almohada.
        Compartió mi cama.
        Dejó un regalo
        al irse rápido en la mañana,
        un cofre de caracolas,
        fina arena, nácar.
        Lo abriré en la noche,
        cuando las penas llaman.

        ¡Ay! Luna, lunita,
        menguante, nueva,
        reposa otra vez en mi cama,
        te doy... mi blanca almohada.
        Mira que esta noche vienen por mí,
        las penas que me acorralan.


      UN CONEJO ESPECIAL

        Muy temprano en la mañana
        cuando el sol se levanta
        y devuelve al campo sus colores
        salta el conejo de su cama,
        corriendo va
        a saludar las flores.
        Después se lava la cara,
        en el cáliz de un jazmín.
        Hace rápido ejercicios
        corre, corre todo el jardín.

        Más tarde desayuna,
        comprueba que la luna
        hace rato se fue a dormir.
        Muy serio al espejo
        entonces se asoma,
        para reírse después muy alto,
        exclama ya, ya me marcho,
        voy corriendo para el colegio.

        El sol desde lo alto
        se rie muy despacito,
        mientras travieso
        cosquillas le hace
        con uno de sus rayitos.

        Llega puntual,
        saluda con respeto a su maestra.
        Luego en el aula
        ¡Hay¡ que serio!
        exclaman mientras ríen
        sus compañeros.

        Este conejo tan poco usual
        de mi jardín maravilla
        y asombro de aquel lugar,
        dicen mis abuelos,
        que no es nada casual.
        Que habita en los cuentos
        que abundan por aquel lugar.




Página enviada por Ludovico (Eugenio Blanco Rodríguez)
(25 de junio de 2007)


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

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