Se dice en esta historia, que Obbatalá había sido enviado por Olofi para que pusiera paz en la tierra y confirmara los dominios de cada uno de los Santos que estaban en ella.
Al llegar a la tierra, Obbatalá se encontró que el Rey Olokun era muy severo, al extremo que no perdonaba cada y castigaba severamente a todo aquel que desobedecía sus órdenes, o cometía cualquier equivocación.
Obbatalá llamó a Olokun, para que este modificara su proceder, pero él no le hacía caso y continuaba imponiendo severos castigos, hasta que al fin Obbatalá viendo que Olokun no se detenía, lo encadenó en su palacio de las profundidades del mar.
Por eso, a este Santo hay que respetarlo mucho y no se puede jugar con él, ya que castiga con mucha severidad y solamente rogándole a Obatalá se es posible alcanzar clemencia con él.
Oú Odede, (la flor de algodón), tiene el envidiable privilegio de ser capa y manto de Obbatalá, de envolverlo perennemente, de vivir pegado al ORISHANLA. Este honor, provocó una envidia terrible en los Eiyé (los pájaros), los cuales se entrevistaron con el sol y la luna para calumniar al pobre algodón.
A uno le pidieron que lo quemase con fuego, y a la otra, que lo secase con su frialdad.
Mas triunfó la inocencia del cándido Oú Odede, que a punto de perecer hizo ebbó y los pájaros quedaron ante Obbatalá como intrigantes, perversos y despreciables.
Obbatalá dispuso entonces, que cuando éstos atacasen al algodón, se hincaran los ojos con sus capullos, que Babá "Arubo" le había dotado de espinas pequeñas para su defensa.