La XIX Feria Internacional del Libro de La Habana, del 11 al 21 de febrero, ya se espera con gran regocijo por la población, no sólo de Ciudad de La Habana, sino de las capitales de provincias y municipios a todo lo largo del territorio nacional. En medio de un ambiente festivo, lectores de todas las edades, sexos, razas, posición económica, credos de cualquier índole, etc., se dan cita para concurrir a la Feria. Se oye repetidamente la frase "¡Nos vemos en la Feria!", como la alegre recordación a un sabroso convite.
Es este un acontecimiento cultural e histórico, que se renueva anualmente de manera muy particular: según el país invitado de honor, al cual se dedica el evento — ya sabemos que en el 2010 la gran protagonista será Rusia y su cultura, expresada a través de distintas manifestaciones literarias y artísticas. También, rindiendo honor a destacados escritores cubanos; esta vez les corresponderá al literato Reinaldo González Zamora y a la historiadora María del Carmen Barcia.
La Feria Internacional del Libro, además de promocionar autores y libros, de poner en circulación estos últimos como productos comerciales, se enriquece extraordinariamente con la numerosa participación de importantes intelectuales nacionales y foráneos, invitados para la presentación de títulos, el comentario sobre historia, o, acerca de las cuestiones sociales, o las noticias científicas, o políticas, de más actualidad en Cuba y el Mundo. Tienen que ver su misión y objetivos sociales, entre otros, con la Educación, la Ciencia, el Arte, el desarrollo de las tecnologías que apoyan y facilitan la divulgación del libro. En paralelo con todas las salas de presentación y debate, se llevan a cabo peñas de poesía, actuaciones de destacadas orquestas de música popular, acciones de conjuntos teatrales, ciclos de cine…un derroche de pasión, un lujo de creatividad, para servir y enaltecer al pueblo cubano.
Aunque la sede del evento es amplia, y verdaderamente espectacular, porque radica en el antiguo (fines del siglo XVIII) y monumental Castillo San Carlos de la Cabaña — ubicado en el litoral este de la Bahía y el Puerto de La Habana, desde donde se disfruta de hermosas vistas urbanísticas sobre la capital de Cuba — en la práctica, los límites de su espacio principal se desbordan, y llega hasta librerías situadas en diferentes barrios de la capital habanera, algunos muy alejados del sitio principal. Allá, se realizan también presentaciones y ventas de libros variados, encuentros entre público y autores, y hay cines que dedican sus funciones a una muestra fílmica propia del país invitado de honor por la Feria.
Otros encuentros científico culturales de relevancia, afines al contexto de la actividad ferial, se unen al programa: por ejemplo, el Encuentro Científico Bibliotecológico "50 Aniversario del Sistema de Bibliotecas Escolares Cubanas", se efectuará por esos días en la Biblioteca Nacional "José Martí", situada en la Plaza de la Revolución.
Un aspecto de la Feria que tiene un profundo contenido ético y moral es la entrega de premios y reconocimientos por la obra de vida, o por los concursos anuales. Este año se celebrarán alrededor de una veintena de actos solemnes con este fin, en los que se hará entrega de premios a autores consagrados o noveles. La ejemplaridad alcanzada por la dedicación a una obra exitosa, o, por una trayectoria de vida fecunda, constituye un fuerte estímulo vital, tanto para quien recibe directamente este homenaje público como para los receptores indirectos: la familia, los vecinos y amigos del beneficiado o de la beneficiada, y, en general, para la comunidad de intelectuales y la sociedad.
Vista desde estos pocos ángulos, que posiblemente pueden multiplicarse a partir de los juicios valorativos de muchos otros observadores y actores de la Feria, que también, a su vez, son multiplicadores en cada provincia o municipio donde esta se instalará en su recorrido por todo el país, durante las próximas semanas; por su atractivo, y contenidos esenciales; nuestra Feria resulta un gigantesco motor intelectual, que moviliza a numerosos sectores de la población cubana, la cual disfruta los días en feria, y los prolonga, hasta el próximo encuentro, mediante las lecturas de libros nuevos, la asimilación en familia de los conocimientos nuevos, que enriquecen la cotidianidad de la vida, aumentan la calidad de la vida individual y familiar, especialmente con por los recuerdos, "aquel feliz encuentro" con nuevos y viejos amigos en la Feria, de cualquier parte de la Isla.
Para los autores, presentadores, críticos, editores, periodistas, y todos los que infatigablemente trabajan en medio del huracán de este evento, por todas partes, resulta emocionante, en extremo, poder percibir y constatar el profundo significado humano que encierra (cultural, social, político…) en Cuba, la Feria Internacional del Libro. Es el legado histórico cultural que año tras año se desprende, y acumula, de este fuego amoroso por la literatura y el arte. Acá, regresan de nuevo, un año y otro, autores, editores, promotores culturales y periodistas extranjeros, fascinados por la popularidad y el éxito que cosecha el evento.
Es evidente que la política cultural cubana tiene en la Feria Internacional del Libro de La Habana, uno de sus mayores aciertos y uno de sus planes estratégicos más sólido, específico y consecuente, para transformar en una realidad potente, eficaz, la aspiración general al perfeccionamiento del socialismo cubano.
La Habana, miércoles 03 de febrero de 2010