Cuba

Una identità in movimento


La Guantanamera: historia ¿conclusa?

Karina Rodríguez

Fotocopia: Cortesía de Ana Leida García Silveira y Ramón Goméz Blanco


A la indiscutible fama internacional de la melodía le persigue una polémica que no se apaga hasta hoy pese a innumerables pleitos legales ¿Fue un guantanamero quien creó los compases iniciales? Esta es la pregunta que atiza la controversia


El diablo WilsonFue un sábado de julio de 1929, en la esquina de Paseo y Carlos Manuel, entonces conocida como La Castellana. Descargaban "trovando" un grupo de amigos, entre los que se encontraba Herminio García Wilson, apodado "El Diablo". Pasó una muchacha muy agraciada a la que le tiraron un piropo fino, completamente correcto, pero ella contestó en forma descompuesta. Entonces el del requiebro dijo en voz alta: ¡Eh, qué se habrá figurado la guajira guantanamera esta! Ahí mismo Wilson sacó en su tres los primeros acordes de la ahora universal melodía, que esa noche interpretó en una fiesta en casa de Silverio Bosch Dubois, muy cerca de allí, en Carlos Manuel número 664 entre Narciso López y Paseo, en esta ciudad oriental.

La copla prendió y en días posteriores continuó interpretándose en cuanto festejo se daba en esta ciudad, por aquellos tiempos de calles de tierra y fuerte arraigo de serenatas y pregones callejeros. Cuando la gente quería amenazar, decía:

    "Cuidado, que te van a cantar La Guantanamera ".

Esto porque esos cuatro primeros compases, tan hermosos en su simplicidad, fueron enriquecidos desde sus inicios con asuntos de faldas y crónica roja.

Asegura Héctor Tati Borges, historiador del Consejo Popular Centro de Guantánamo, persona de bien ganado prestigio y respeto en la comunidad, que en la vecina Santiago, en la Cadena Oriental de Radio CMKW, popularizó la interpretación Miguel Ángel González, "El guajirito del Edén", en El programa de las peticiones, de 10:45 a 12 del día, el cual llegó a acaparar a la radioaudiencia de Oriente entero.


Joseíto Fernández: Mi biografía es la Guantanamera

    "Tres décadas después de haberse convertido la Guajira Guantanamera en uno de los más grandes sucesos internacionales de la música cubana, se analiza en Guantánamo el hecho de si surgió allí o no la estrofa inicial de la famosa guajira-son, que durante largos años hiciera popular Joseíto Fernández, difundiéndola a través de la radio", dijo Rosendo Ruiz Quevedo, compositor y estudioso de la música cubana".

    "... hace poco una estación de radio de La Habana obtuvo un gran éxito de popularidad con una canción de buen corte campesino, titulada La Guantanamera, que había sido traída a la capital por auténticos cantadores orientales", afirma Alejo Carpentier en su libro La música en Cuba, editado en México en 1946".

    "¿Dónde se origina esta creación melancólica y dominadora que hoy recorre el mundo?, se dice, y debe ser cierto cuando lo afirma Alejo Carpentier (...) ¿Cómo pasó el canto oriental de los límites insulares al ancho escenario universal que hoy domina?" — se preguntaba Juan Marinello en un artículo publicado en la revista Bohemia, del 10 de marzo de 1967.

Y Helio Orovio sostiene, en el premiado programa de la CMKS, El reclamo del Diablo, que la melodía llegó a la capital donde el músico Cheo Marquetti la convirtió en guajira-son y que más tarde Joseíto la incluyó en su repertorio, haciéndole aportaciones en su inflexión vocal y en lo rítmico-melódico.

Sin embargo, Joseíto afirmó rotundamente que su biografía es La Guantanamera, según consta en una entrevista que le realizó Erena Hernández para la revista Revolución y Cultura, salida a la luz en junio de 1979.

De acuerdo con este diálogo, en la emisora CMQ, La Corte Suprema del Arte, el cantante nacido en Los Sitios interpretaba siempre en el programa El Suceso del Día la canción que él popularizó nacionalmente, sacándola de los límites de su terruño natal, con la que

    "... lo mismo felicitábamos a una muchacha de Villa Clara que pedíamos clemencia para un trabajador cesante", según dijo también a Erena Hernández.


Wilson, una sola versión; Joseíto, varias

El Diablo Wilson, panadero de oficio, concejal y colaborador callado del Movimiento 26 de Julio, mantuvo siempre su historia y su fecha, versión avalada en el juicio de demanda de sus derechos de autor celebrado en 1993 que, finalmente, falló a favor de Joseíto, lo cual ratificó el Tribunal Supremo de la República.

A dicho juicio se presentaron los testigos de aquella noche de julio de 1929, entre ellos Luis Odio Rancol, Celestino Borrero Larrázabal, Pablo Asencio Limonta, Marcos Bueno Portuondo, José Caridad Castillo Planche, María Aurelia Leguén Larrázabal, Marina López y Raimundo Ramos Cosme. Joseíto, en cambio, declaró indistintamente en diversas entrevistas de prensa como año de creación 1926, 1929, 1930 y 1934.

Joseíto afirmó en el libro La Guantanamera, de Santiago Moreaux Jardines e Iraida Sánchez Oliva, que en una plantica de radio en la que trabajaba había una guantanamera enamorada de él que le llevaba cositas de comer. Un día lo sorprendió hablando con otra mujer y enfurecida, se llevó el pan con bistec de la ocasión. Entonces él agarró el micrófono y le cantó el estribillo. Dice además que igual cantaba guajira vueltabajera o camagüeyana y que eso fue antes de El Suceso del Día y la CMQ.

Pero en la sección Correspondencia de la revista Bohemia, el 30 de noviembre de 1979, el periodista a cargo ofrece una versión distinta que le da el propio Joseíto:

    "Y un día, a Facundo Rivero, nuestro pianista, se le ocurrió que al terminar el programa que radiábamos por la CMCO (...) lo hiciéramos con una guajira".

    "Entonces compuse la Guajira Guantanamera. Y el éxito nos sorprendió a todos. (...) Esto ocurría allá por el año 1934".

El periodista acota:

    "Esta es la verdadera historia de la Guajira Guantanamera, como nos la contó su autor".

En la propia sección Correspondencia, del 9 de mayo de 1980, en la revista Bohemia, Joseíto indica que en una fiesta él dijo al pianista

    "... haz un paseo aguajirado en La mayor, que yo entonaré un fácil estribillo sobre el cual haré algunas copias improvisadas".

Se trata de una respuesta a un lector, motivada por controversias en cuanto a la fecha de creación.


De inconformidades y reclamos

Joseíto nunca mostró inconformidad ni protestó por las aseveraciones de Carpentier y Marinello. En igual sentido, podría alguien preguntarse por qué Wilson no reclamó su derecho autoral. Pues sí lo hizo.

A principios de los 40 El Diablo se fue a ver a Inciarte Brioso para inscribir su melodía y este le contestó, según el músico Ramón Gómez Blanco, Mongo, amigo personal de Wilson, que la canción no tenía los suficientes compases, es decir, que era demasiado corta para ser considerada una obra autoral.

Por otra parte, tanto Mongo como Ana Leida García Silveira, hija de Wilson, aseguran que él contaba que en 1972 le pidió a Alberto Muguercia, entonces miembro del Centro de Investigaciones Histórico-Culturales de la Biblioteca Nacional José Martí, que lo ayudara en esos trámites, a lo que este respondió que esa canción y la autoría de Joseíto habían trascendido mucho y que era muy difícil echar eso para atrás.

Wilson quería hablar con Joseíto y nunca fue posible. ¿Qué pretendía El Diablo? Sencillamente, que su autoría de los cuatro primeros compases fuera reconocida, sin menoscabo de las aportaciones del habanero a la estructura melódico-rítmica y a la inflexión vocal, ni de su importante papel en llevar el tema a planos nacionalmente estelares.


El salto definitivo de la Guantanamera

En el libro La Guantanamera, los investigadores transcriben a López Nussa, en Bohemia del 30 de diciembre de 1983, en el trabajo Pete Seeger no está solo, que narra que en 1962 el famoso intérprete norteamericano de folk-music visitó un campamento de verano para niños, donde le pidieron que se aprendiera el tema de un instructor cubano que tenían allí. Se trataba de Héctor Angulo, cuyo maestro Julián Orbón había introducido a la canción versos martianos. Fue esta versión la que Seeger llevó a más de 35 países.

Joseíto, quien había inscrito La Guantanamera en 1944, reclamó sus derechos de autor y Seeger vino a La Habana en 1971. Ambos se entendieron y La Guantanamera puede considerarse hoy como una de las canciones más famosas del mundo. Ha sido llevada a tiempo de rock, twist, surf, go-gó, ye-yé y otros ritmos.


El juicio

En 1993 tuvo lugar en Guantánamo la demanda de derechos de autor de Wilson a Joseíto, ya fallecido en ese momento. Los familiares del músico habanero no se presentaron y, pese a las pruebas testimoniales y testificales, el fallo fue como se dijo más arriba. Dictaron sentencia los jueces Rafaela Inés Chacón Serrano, María Montoya Rodríguez y Santiago Barzaga Sanz. Con este último conversamos.

Fue aplicado el artículo 116 inciso c de la ley 59 o Código Civil, que indica que prescriben al año las acciones para recuperar la posesión de los bienes, y no así los artículos 43 y 44 de la ley 14 o Ley de Derecho de Autor, que indica que el período de vigencia del mismo comprende la vida de este y 25 años después de su muerte — Wilson falleció casi ciego, en 1998 —, además de que se transmite por herencia.

La abogada María Eugenia Arranz Oliva, defensora del caso, dijo a esta reportera que los familiares de Joseíto fueron declarados en rebeldía, e igual afirmación hizo Santiago Moreaux, representante de Wilson debido a la avanzada edad de aquel.


Conclusiones inconclusas

La versión única de Wilson, contrapuesta a las varias de Joseíto, las valoraciones de musicólogos y otras destacadas figuras de la cultura nacional, y los detalles ofrecidos por El Diablo, impregnados de autenticidad, invitarían a cualquier persona amante de la justicia a reconsiderar el fallo del tribunal, en aras también de defender lo que es una auténtica gloria del patrimonio local, antes que nacional e internacional.

Santiago Moreaux, quien fungió como representante de Wilson al entablar demanda contra Joseíto y que luego escribió a cuatro manos el libro La Guantanamera defendiendo la tesis contraria, hoy resume los hechos así:

    "A mí me pesa mucho lo que pasó pero es que fue tan difícil... Si me preguntan la verdad, la verdad... Joseíto era y es una figura internacional, no se le quiso destruir, pero esa canción es colectiva. Para mí lo más justo es reconocer al Diablo como autor inicial, Joseíto con aportaciones y popularizándola nacionalmente y Pete Seeger, universalizándola y contemporaneizándola con los versos de Martí que incluyó Julián Orbón".

    "No creo que esto le quite gloria a Joseíto, pero el autor de los cuatro primeros compases — lo más importante, al fin y al cabo, porque hay muchas formas de cantar La Guantanamera — es el Diablo Wilson".





      Karina Rodríguez
      es periodista del Semanario Guantanamero
      Venceremos



Fuente: http://www.jrebelde.cubaweb.cu/2004/julio-septiembre/sep-7/laguantanamera.html


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