Cuba

Una identità in movimento


El idioma, otra razón que nos distingue

Gualveris Rosales Sánchez


"En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho
tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín
flaco y galgo corredor".
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra
(1547-1616)


El 23 de abril, en recordación a esa gran obra de las letras que es El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, considerada como la primera novela moderna de la literatura universal se celebra internacionalmente el día del idioma.

Hace 400 años el Manco de Lepanto, Miguel de Cervantes Saavedra dio lustre a la lengua castellana de la cual somos los que vivimos en esta tierra cubana eternos defensores y deudores, porque es en ella donde encuentra su realización la cultura, porque es el sistema primordial de la comunicación y la creación humanas.

Camagüey, tierra del Poeta Nacional Nicolás Guillén, es considerada por muchos entendidos la zona geográfica de la Mayor de las Antillas donde mejor se habla el español. Mas ¿hasta que punto podemos aseverarlo? Cierto es que en la gran unidad idiomática del cubano, el español de esta “comarca de pastores y sombreros” a decir del gran Nicolás es diferente en tanto a formas de pronunciar, de un decir más pausado y de usar terminología muy autóctona como más adelante haré mención.

A diferencia del cubano occidental, que tiende en muchos casos a sustituir los sonidos "r" por la "l", como son los casos de calbón por carbón o palque por parque, el camagüeyano es propenso a pronunciar la r con marcado énfasis.

Y aunque aspira la "s" final no lo hace tan exageradamente como sucede en otras provincias del extremo sur oriental del país.

No cabe dudas que el habla nuestra nos distingue, la explicación pudiera radicar en los siglos que llevamos relativamente aislados del resto de la ínsula, cuando los viajes se hacían a caballo por caminos agrestes y plagados de asaltantes y el ferrocarril no existía y los accesos al mar quedaba a no menos de 70 km al norte o al sur.

Nos distingue sí, claro que nos distingue, pero para asegurar que es mejor español que otros, esta afirmación tendría que estar precedida por una seria y enjundiosa investigación.

Con el vertiginoso suceder de las cosas, en la tierra de la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda como en otras partes de Cuba y el mundo hispano, ocurren deformaciones, prestamos de otras lenguas, incorporación en el habla popular de vocablos provenientes de registros menos cultos que lejos de enriquecer el idioma lo aplanan y en el peor de los casos lo vulgarizan.

No quiero malas interpretaciones, la lengua es tan viva como usted que me lee, y está tan sujeta a cambios como la propia existencia, la sociedad y la política. Sería más que ingenuo creer en la pureza de la misma, pues en la propia Castilla el español se mezcla y convive en diferentes planos de la sociedad.

De la lengua no podemos decir que si es más pura, más prístina entonces es mejor, al sustentar este presupuesto entonces lo preferible fuera hablar latín.

Creo que la evolución es primordial y el enriquecimiento por diversas vías, innegable; pero con cierta medida y sin caer en la chabacanería, en la pronunciación indebida por vagancia a articular o porque el otro te perciba original, fuerte o hasta extranjero.

De no ser por lo poco que legaron al español de Cuba las comunidades aborígenes que desaparecieron exterminadas por la conquista, o por la terminología traída de diferentes latitudes de África, en especial de la zona del Golfo de Guinea, no pudiéramos hoy hablar de los cubanismos que se cuentan por miles, como es el caso del Diccionario provincial casi razonado de voces y frases cubanas de Esteban Pichardo.

En tal volumen aparecen vocablos tales como conuco, siboney, bohío, jutía, bejuco y otras, de ascendencia indo-cubana, en tanto que del africano se introdujeron o derivaron términos como bembé, cúmbila, bongó, aché, etc.

Tampoco se puede negar el papel desempeñado por otras nacionalidades ibéricas, no castellanas, que dejaron su impronta aquí en la formación de la nacionalidad y la identidad cubanas, como es el ejemplo de los canarios, los asturianos, los vascos, los gallegos y otros.

En zonas rurales de esta provincia se asentaron más tardíamente, ya en tiempos republicanos, emigrados del Caribe en modo especial de Haití aunque también de Jamaica y otras islas anglófonas, sobre las cuales sería muy interesante investigar.

Del Camagüey hay incontables ejemplos de expresiones exclusivas, una de uso común entre la gente mayor es "avur", una forma de despedida posiblemente derivada del "au revoir" francés aunque gana entre la gente joven otra expresión extrajera chao, ésta del italiano "ciao".

Pero las exclusividades no sólo se restringen al vocabulario, también existen en la gramática y es el uso del pronombre personal "vos", que generalmente se conjuga con el verbo haber o ir para formar expresiones del tipo adónde (vos) vais.

Angela Maria expresión que significa que se aprueba lo dicho o lo hecho es otro ejemplo igual que faino (estúpido), o la interjección cojoyo que denota disgusto o insatisfacción.

Mucho nos queda por mejorar y para no dejar caer el prestigio ganado por los lugareños en el uso del idioma, en tal sentido la buena lectura, la instrucción y la adquisición de una elevada cultura general integral, unida a patrones correctos de convivencia son premisas indispensable.





Fuente: Radio Cadena Agramonte, Camagüey
http://www.cadenagramonte.cubaweb.cu/patrimonio/el_idioma.asp


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