Cuba

Una identità in movimento

Diego Grillo. El primer pirata cubano

Isván Manuel Cano Hidalgo



Después de algunos años en los que se creyó que había desaparecido surge Diego Grillo en Inglaterra, convertido en un rico comerciante. En las tabernas, reunido con sus amigos marineros, rememora las aventuras que lo llevarían a convertirse en el personaje de leyenda, en el primero y más famoso de todos los piratas nacidos en Cuba.

Con la vista perdida en el mar, evoca las sangrientas batallas, los estragos causados en aguas de América durante el último cuarto del siglo XVI y buena parte del XVII.


El comienzo

Todo empezó cuando un conquistador español, en ruta hacia Tierra Firme, conoció a una joven y sensual esclava africana. De esta unión nació en La Habana, alrededor de 1555, Diego Grillo, considerado una de las personalidades más complejas de la historia de la piratería.

Esclavo como su madre, cuando sólo contaba 13 años Diego escapa y busca refugio en los manglares. Allí espera el momento oportuno para huir por siempre del cautiverio. De esa forma se une a bucaneros españoles que comerciaban en aguas antillanas.


Francis Drake: su protector

Luego de cuatro años navegando por las aguas del Golfo de México y del Caribe, en 1572, cuando ya había adquirido grandes habilidades como marinero, es capturado, muy cerca de Isla de Pinos, por el pirata Francis Drake.

Su intrépido espíritu aventurero, su audaz resolución y su actitud desafiante, expresada en una forma de mirar que inspiraba respeto al que la enfrentaba, parecen haber convencido al terrible "ladrón de los mares" de lo valioso que sería tener un hombre así en su tripulación, y termina tomando al joven bajo su tutela y llevándolo consigo a Inglaterra.

Ya en Europa el pirata cubano combate bajo las órdenes del conde de Essex y otros nobles ingleses. A los 22 años es ya el preferido de la Corte, siendo recibido por los mismísimos Reyes, que le dispensan innumerables honores por sus servicios a la corona.

Después de cinco años en Inglaterra, regresa al Caribe en la expedición que organiza Drake. Es el segundo al mando.

No pasaría mucho tiempo para que Diego Grillo se convirtiera en el jefe de esa misión. En 1595, cuando muere su protector, regresa a Inglaterra. Con él va el oro y la fama.


El último golpe

Luego de un tiempo alejado de las aventuras en el océano, Diego aparece en las Antillas acompañado nada más y nada menos que de Cornelio Jols, conocido en la historia como "Pata de Palo".

Juntos dan rienda suelta a sus sanguinarios instintos y atacan despiadadamente a los navíos españoles, dejando sin vida a cada uno de los prisioneros que capturaban.

En estas andanzas realiza una de las más grandes proezas de la piratería, al capturar un convoy de 11 naves.

Para cualquier otro todo esto hubiera sido más que suficiente para retirarse y descansar disfrutando las riquezas y la fama amasadas durante tantos años de atracos en los mares del mundo, pero no para Diego Grillo. El célebre corsario quería dar "un último golpe".

La bahía de Nuevitas, en Camagüey, era el refugio de los barcos que se dirigían a España cargados con abundantes tesoros.

En 1619, después de planificar bien el asalto, Grillo sorprendió un convoy de 6 fragatas en la boca de esa bahía. La batalla terminó sonriéndole a los piratas y la muerte a la mayoría de la tripulación española.

El botín parece haber sido tan jugoso que jamás se volvió a ver a Diego en el Caribe y hasta se le dio por "desaparecido" frente a la bahía norteña.

Lo cierto es que Diego Grillo se asentó cómodamente en Inglaterra, disfrutando por siempre de su condición de "primer pirata cubano".


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