Cuba

Una identità in movimento

Goyo: raíz y estilo

Omar Vázquez



Foto: Roberto BelloDefinido por su personal estilo como uno de los más destacados cantores folclóricos cubanos, Gregorio Hernández Ríos (Goyo) es un caso singular, pues a esta condición une la de excelente percusionista, bailarín y compositor.

La reconocida influencia que ha ejercido como profesor sobre numerosos músicos locales y extranjeros — el pianista Alfredo Rodríguez elogió altamente su participación en su CD Cuba Linda (Sello Rykodisc, 1996) —, le ha valido que el XV Festival Internacional de Percusión (PERCUBA) le ofreció un homenaje, el 22 de abril del 2004 (Sala Covarrubias).

Habiendo pasado por disímiles etapas desde que muy niño se inició en el mundo de la rumba en el humilde barrio El Moro, en Arroyo Naranjo (lo inscribieron como nacido en ese lugar de Ciudad de La Habana, el 17 de noviembre de 1936, aunque realmente nació en Pinar del Río), Gregorio es reconocido como uno de los más auténticos exponentes de la cultura musical abakuá, y un intérprete de lujo para la transmisión de los valores del yambú y del guaguancó.

Fundador y profesor durante 25 años del Conjunto Folclórico Nacional (actualmente es Titular del Instituto Superior de Arte), creador del Conjunto Folclórico Universitario (1985), organizador y profesor del proyecto Timba (Roma, Italia, 1992-94), de cantos folclóricos y bailes populares cubanos en las Universidades de Bolonia (Italia), Rochester (Estados Unidos), Victoria y Toronto (Canadá), Goyo acumula un impresionante currículo.

Si se le pregunta de quién se siente deudor, reconoce:

En mi larga trayectoria rumbera, no te das cuenta de quién aprendes; pero entre los primeros figuraron Los Muñequitos de Matanzas, en las personas de Juan Bosco, Saldiguera y Virulilla. Así surgí como cantante; de Carlos Egüí Aguila, quien me enseñó a hacer voz tercera. Después, empecé a imitar a Chavalonga. Luego fui a una fiesta donde estaba Miguel Mesa (Aspirina) y definitivamente es quien más me ha influido, sin dejar de mencionar a Eulogio Abreus (Amariano).

Pero a Tío Tom, esa leyenda de la rumba cubana a la que algún día habrá que hacerle un monumento, le debo el mayor estímulo. Cuando hacía dúo con Juan de Dios, fuimos al bautizo de la farola de Los Marqueses de Atarés y con su prestigio reclamó: "Dejen llorar (cantar) a esos muchachos".

En la tradición cubana, a un buen cantor lo definen muchas cosas. En el caso de Goyo, ¿cuáles son estos valores?

Puedes tener mucho repertorio, pero no es el valor fundamental, sino el dominio del estilo. No fui un percusionista de renombre. Es por el canto que empiezan a elogiarme, al igual que como bailarín, aunque sigo enseñando percusión.

En cuanto al homenaje que le brindarán en el PERCUBA 2004, lo valora como un reconocimiento:

Fui el primero que enseñé a bailar abakuá, pues desde que me inicié en la rumba sentí interés por los ritos de esa sociedad secreta exclusiva para hombres. Incluso, aún se recuerda mi obra Baroko, que estrené con el Conjunto Folclórico Nacional, dirigida por Roberto Blanco, la cual no dejó de traerme problemas por cierta incomprensión ante el tema que trataba; pero que tuvo un gran éxito.

Con una valiosa discografía desde que en el 2000 grabara La rumba es cubana (Sello Unicornio), y en la que se destaca la obtención de tres premios Grammy por su participación en Buenos Hermanos, de Ibrahim Ferrer, y Mambo Sinuendo, de Manuel Galván, Goyo sigue hacia delante: entre los proyectos inmediatos se cuentan una multimedia sobre La Rumba y un disco homenaje al Tío Tom.


Fuente: http://www.granma.cubaweb.cu/2004/04/19/cultura/articulo01.html


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