Cuba

Una identità in movimento


José Martí camina la tierra de Granma

Gislania Tamayo Cedeño


Foto: Luis Carlos Palacios LeyvaLa carta a Manuel Mercado que José Martí empezó a escribir el 18 de mayo de 1895, fue interrumpida para siempre por la buena noticia de la cercanía del General Bartolomé Masó al campamento de Dos Ríos, en Jiguaní.

En ella le confesaba al amigo las razones antimperialistas de una gesta que no había sido siempre tan en silencio.

Martí estaba en Dos Ríos, en el nacimiento de una guerra no solo contra el colonialismo español sino también, como él puso en las bases del Partido,

    "... para cumplir los deberes difíciles que su situación geográfica le señala".

Ese día no había redactado en el diario la página correspondiente.

Estaba al frente del campamento porque Gómez había salido a fustigar el convoy de Bayamo.

Después de las tareas de la jornada recuerda al amigo Manuel Mercado que ha sido un hermano para él. Hace 20 años que se conocen cuando llegado de España, le abre los brazos y las puertas de su casa para toda la vida.

Pero esta noche del 18 de mayo le subsanaría con creces el error de no tener noticias suyas. No solo le escribiría largo y con profundo sentimiento, sino que lo iba a convertir en destinatario de su testamento político.

Le confiesa la alegría de estar en el campo insurrecto porque al fin ya está

    "... todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber".

Pero le explica con claridad la orientación antiimperialista y continental de su guerra necesaria. Ese era su deber:

    "... impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América".

Le explica a Mercado que es obligación de los países de este continente

    "... impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de llegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de Nuestra América, al norte revuelto y brutal que nos desprecia".

Él había entendido con la mayor luz el peligro cuando

    "... viví en el monstruo, y le conozco las entrañas".

En medio de la travesía por los campos mambises apreció y combatió el peligro, cuando el New York Herald envió un corresponsal a conocer el modo de pensar de los dirigentes de la revolución cubana.

Pero la guerra que comenzaba en Cuba

    "... ha venido a su hora en América, para evitar (...) la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Y claro que la guerra no aceptaría la anexión.

    "Le explica nuestro Héroe Nacional a su colega mexicano Manuel Mercado como organizaría la guerra, sus tareas, sus deseos, su servicio a la Revolución".

    "Después de contarle hechos de interés público es que le hablaré de mí. Pero enseguida, cuando haga el papel diciendo de los afectos de tan delicada honestidad"... se interrumpe la carta.

Avisan que las tropas del general Masó han acampado cerca. De madrugada se trasladan para allí, para a la Vuelta Grande donde ha fijado campamento el visitante. Por la mañana el aviso a Gómez que venga.

Es 19 de mayo de 1895. De pronto el enemigo se acerca.

    "¡A la carga!" — grita el bravo dominicano, indicando a Martí la retaguardia.

    "¡Vamos a la carga!" — grita enardecido Martí a De la Guardia, desobedeciendo la orden lógica pero imposible para él, de quedarse atrás, cuando todo el fragor del combate esta estremeciéndole el pecho.

Oprime las espuelas al caballo, aprieta con fuerza el revolver y apunta "¡feliz soldado!" — aturdido ante el plomo inexplicable penetrándole en las carnes, con más asombro que dolor, abrasándole, borrándole los árboles,... y el sol de frente iluminándole el rostro... así cayo, de cara al sol.

Años antes había escrito:

    "No me pongan en lo oscuro
    a morir como un traidor,
    yo soy bueno y como bueno
    moriré de cara al sol".

A su muerte podrían aplicársele aquellos versos del poeta Antonio Machado:

    Y cuando llegue el día del último viaje
    y esté a punto de partir la nave que nunca ha de tornar
    me encontraréis a bordo, ligero de equipaje
    casi desnudo, como los hijos del mar.





Fuente: http://www.lademajagua.co.cu/infgran4349.htm


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