Cuba

Una identità in movimento


Fuster en busca de un sueño

Marta Rojas


¿Por qué esas hojas de acero no terminadas en la cola del cocodrilo verde?, fue la pregunta que todos se hacían y no fui una excepción ante el saurio adulto de cerámica, a tamaño natural, que José Rodríguez Fuster trasladó desde Jaimanitas a la galería Pequeño Espacio, del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, en una muestra organizada por Virginia Alberdi e inaugurada por Rafael Acosta, presidente de la institución.

José Rodríguez Fuster. Foto: Roberto ChileLa respuesta a la pregunta inicial fue rápida, como todo lo es en este artista, cuyas manos no cesan de moverse para crear:

"La rama de hojas de acero es Cuba, aún nos faltan metas que alcanzar, y habrá otras".

Son cinco las hojas aceradas, y en aquel momento, el viernes, en la abarrotada inauguración, los más pensaban en los cinco compatriotas. Fuster escuchaba e intervino:

"Pero solo cuando se alcancen esas y otras metas, cubriré de cerámica esta armazón inconclusa de acero".

Dieciocho piezas integran la muestra que tituló Un día Dios apartó las nubes y dos artistas, uno del lente y otro poeta y cantor imbricados para inspirarlo: Silvio Rodríguez, de quien toma el verso "en busca de un sueño", y Roberto Chile, que recoge en su laureado documental Guajiro de costa, unas de las frases siempre optimistas del artista:

"Un día Dios apartó las nubes".

Nunca antes Pequeño Espacio acogió en menos tiempo tantos admiradores de la obra de este ceramista y pintor, cuyo orgullo más hondo es, sin embargo, haber sido alfabetizador adolescente en 1961. Las obras expuestas están realizadas en cerámica y distintos materiales de construcción y en todas ellas aparece Cuba. los cubanos, sus entretenimientos — como la mesa del dominó — hasta los increíbles medios de transporte, como el camello.

Su mensaje lo expresa a uno y otro asistente a la muestra:

"Vean ustedes cómo, a pesar de los pesares, los cubanos no perdemos nunca la alegría de vivir aquí".

Y ese podría ser el título de cualquier exposición de José Rodríguez Fuster, quien de la costa de Caibarién, aún siendo niño, pasó a la costa de Jaimanitas y allí, y en Veguitas, en la provincia Granma, ha hecho casi toda su obra, conocida hoy en varios continentes.

Hace más de quince años escribí de Fuster:

"... el artista había concebido un conjunto de caprichos que dominarían las salas... para que actuaran como profilaxis del estrés que provocaban las monótonas computadoras, cuyas pantallas impersonales empezaban a hacerse presente con su prodigiosa inteligencia artificial".

Entre muchas alabanzas recogidas en el catálogo de esta muestra, define Fabelo:

"Fuster ha sabido convertir en milagro el barro".

Y Roberto Chile:

"... él es una suerte de naufragio entre la realidad y la fantasía, y digo suerte porque llega, salvo y brioso, lo mismo a una que a otra: ¡guajiro de costa al fin!"

Pionero en estos tiempos, luego de la experiencia de Antonia Eiriz en el reparto Juanelo, Fuster ha asumido contra viento y marea su proyecto comunitario en Jaimanitas. Hace días oí decir:

"... voy al barrio donde vive Fuster".

En ello advertí un signo de identidad que habla mucho de la dimensión auténticamente popular de este singular artista.


Fuente: Granma Diario
http://www.granma.cubaweb.cu/2005/08/13/cultura/articulo01.html



La Habana, sábado 13 de agosto de 2005. Año 9 / Número 225


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